Casa propia, sueño que se aleja
Casa propia, sueño que se aleja La Encuesta Bicentenario refleja el desalientociudadano frente al retroceso en un áreasocialmente crítica.
Poseer una vivienda es un anhelo generalizado parala mayoría de las personas, puesto que ella no soloconstituye un patrimonio que se acumula a medi-da que se va pagando, sino que, además, otorgaindependencia frente a las vicisitudes del futuro.
Sin em-bargo, el complejo escenario económico que vive el país haafectado, en particular, al sector inmobiliario, lo que, suma-do a una confluencia de otros factores, ha agudizado lasdificultades de las personas para acceder a una casa propia.
Un estudio reciente de Déficit Cero lo graficaba, al mostrarque hoy solo el 35% de los hogares cuenta con los ingresossuficientes para conseguir un crédito hipotecario a 20 añospara la mediana de precios de compra de viviendas; en2006, la cifra era de 74%. El impacto de esta situa-ción ha quedado reflejado enla reciente Encuesta Bicente-nario, que realiza anual-mente la Pontificia Univer-sidad Católica.
Ante la pre-gunta “¿ cuál es la probabilidad que tiene cualquier traba-jador de comprar su propia vivienda”, la respuesta de losúltimos 5 años fue de 21% (2019), 18% (2021), 14% (2022), 13% (2023) y 15% (2024), todas cifras en extremo bajas, especialmente si se comparan con el 36% y el 55% con quelos encuestados respondieron a la misma pregunta en2018 y 2009, respectivamente. No es difícil encontrar lasrazones de este pesimismo.
Desde luego, el estancamiento de la economía introduceun elemento desesperanzador en las percepciones de laspersonas, el que por lo demás se refleja en otras preguntas dela encuesta, que en su conjunto hablan de una ciudadaníamás escéptica respecto de las posibilidades de progresar quehoy ofrece el país, y donde precisamente el acceso a la vi-vienda aparece hoy como la principal limitación. Efecto di-recto de esa debilidad económica, la situación del empleo, que aún no logra recuperar sus niveles de prepandemia, conspira contra cualquier expectativa de acceder al mercadohipotecario.
Este, a su vez, ha sido golpeado por el alza de lastasas de interés de largo plazo y el debilitamiento sufridopor nuestro mercado de capitales producto de los retirosprevisionales, resultado de todo lo cual ha sido el encareci-miento de los créditos para vivienda, hoy inaccesibles paravastos sectores de la población.
A ese cúmulo de condicionesadversas debe agregarse el alza del valor de los terrenos, cre-cientemente más escasos dadas las restricciones al uso desuelos no urbanos para edificación, así como el aumento enlos precios de los materiales de construcción experimentadoen los últimos años. En fin, no debe perderse tampoco devista el impacto del fenómeno migratorio, que ha aumenta-do significativamente la demanda.
En esas condiciones, no extraña que las personas vean cadavez más lejana la posibilidad de adquirir una vivienda propia, loque contrasta con la misma percepción de hace 15 años y da cuen-ta de la profundidad del retroce-so experimentado por el país enun ámbito crítico. Todo esto, apesar de que la política públicaen materia de vivienda ha incor-porado, desde hace ya varias dé-cadas, diversos tipos de subsi-dios. Sin embargo, en las actuales circunstancias ello no ha sidosuficiente, probablemente porque el valor de las viviendas ha su-bido en una proporción tal que impide a muchos beneficiariosacceder al financiamiento complementario. Pero si la cara másdramática de esta crisis es la proliferación de campamentos, ellatambién se expresa en las dificultades que hoy enfrentan los sec-tores medios, incluidos profesionales jóvenes, para conseguir uncrédito hipotecario. Por cierto, el fenómeno demanda una revisión de las po-líticas de vivienda, así como la adopción de medidas que ata-quen específicamente los problemas más urgentes del sec-tor.
Con todo, las soluciones de fondo no provendrán de unmero aumento de los subsidios, más aún en un escenario deestrechez fiscal como el que hoy se vive, sino que necesaria-mente requerirán tal como ocurre con la mayoría de losproblemas del país reponer las condiciones que impulsennuevamente el crecimiento económico. Ello no solo modifi-cará las expectativas, sino que mejorará la situación de lossalarios e incentivará a constructoras, inmobiliarias e insti-tuciones financieras a ofertar viviendas más accesibles aquienes las necesitan adquirir..