Autor: Pavel Oyarzún Díaz Escritor
COLUMNAS DE OPINIÓN: La canción de gesta terminó (1ra, Parte)
COLUMNAS DE OPINIÓN: La canción de gesta terminó (1ra, Parte) Iawl Oanúss ÚÑa Escritor sí como el tiempo para eL amar, en la halada de Luis Advis, la e-incido de gesto Dcsde luego, no relaciono esta épica histórica, do Loa partitanos del salitre o del carbón, can Ja pc-rE arma tice neoanarquista modo, siglo XXI -F sca patricia a plebe-ya, que, cada tanto, asalta La escena escena pública, las redes socialea, socialea, megalómana, falsaria, sino que refiero a una épica de clase -proletaria, empírica-, empírica-, que inundé la convte ocia de miles de militantes de los partidns de Rerabarren, de Allende e de Miguel Enríquez, Enríquez, en períodos diversos y sucesivos, respondieran, estos cuadros militantes, a un origen obrero o no. Pues bien, este sentido de gesta so hizo uno con el de clase. Fue una suerte de con sustanciación, sustanciación, pero terrenaL Profana. No obstante, para algunos, algunos, esta épica fue el brote de una patología social. Para otros, el detritus de una alucinación doctrinaria. sustenta en premisas falsas, como la famosa lucha de dasos dasos partera de Ja historia -, la dictadura del proletariado vestíbulo del Edén y un largo etcétera.
Para los de más alla, tal vez, no fue otra cosa quo la persistencia de una partida de fanáticos, suficientemente suficientemente enfebrecidos como para tirar del cuello a otros en espocial, cachorros inadaptados-, en pos de sus delirios, sus coartadas, por generaciOnes. Sin embargo, toda interpretación del fenómeno, fenómeno, sea para exaltarlo o denostarle, confirma su existencia.
Dicho de otra manera, en el decurso social de Chile, durante su convuLsionado convuLsionado siglo XX, la izquierda izquierda protagonizó hechos que sato pueden compre ndcr se, a eabalidad, incorporando esta constante moral, en la ecuación histórica.
En lo politica, csta ¿ pica se tradujo en conductas individuales y colectivas, donde la lucha social fue asumida como un credo, que entrañaba sacrificios de índote índote diversa, incluyendo el pan y la sangre, por decirlo asi, con tintes de realismo socialista.
A pesar de ello, no fue una épica kamikaze, asuelda o casi auicida, aun cuando en ciertos momeotos momeotos esta fue cmp uñada, sino la épica de vivir y actuar cnn austeridad, humildad y coherencia, más próxima a los cristianos del siglo primero, primero, quo a una inmolación ca combate. Los partidos de izquierda heredaron calo conductual, que oo en lo doctrinario la gesta de loa mutualistas y de los aoarco-sindiealistaa, de inicios de siglo.
La Federación Federación Obrera do Chile, vn el Norte Grande, la Federación de Estudiantes de Chile, en la capital y la Federación Obrera de Magallanes, En la Patagonia. se encuentran entre las organizaciones. precursoras, de mayor alcurnia alcurnia rebelde.
Existió, por tanto, una épica, pura y dura, durante las huelgas del salitre, en Ire aquellos desharrapados calichcroa, cofrentados, primere, primere, al mismísimo desierto; luego, al escupitajo de los patronos y, por alcance, a las escupe fuego del ejórcito. ejórcito.
Hubo épica, dura y pura, entre los estudiantes y obreros, obreros, en el Local de la Fech, con el corazón en un puño, como si La chspa de todos ellos fuera, “Domingo Gómez Rojas”. Hubo toda una épica. purísima, entro los anarcos de la Federación Obrera de Magallanes, federando paisanos paisanos y propagando, en las llanuras del fin del mundo, el evangelio de Bakunin. Hubo gesta y locura. Cincuenta y cincuenta, si se quiera. Épica, obrera y carnpesina, carnpesina, camino del Frente Popular, Popular, década de 130, euao do al Partido tan 1010 entraban los héroes”, como dice el poeta Jorge Teillier, de su padre militante. Revueltas contra Ibáñez. Repóblica Socialista de los doce dias. El ldemch y el sufragio universal, plantando cara al patronazgo patronazgo de la fábrica, del fundo, de la casa. Todo ese íucgo, sobre el puente de Ránquil, volteando campesinos, a discreción, discreción, a la cuenta de tres.
Aquellos nudos en la cuerda, innilmeros, con sus respectivas respectivas bajas y proscripciones, A vuelta de década, fue patento, fue necesario, enarbolar enarbolar este espírktu de gesta, al interior dci partido de Elisa Lafertte y de Ramona Parra, de los sindicatos, de loa gremios, al momento de enfrentar diez altos de Ley Maldita (1947-1957), más el estreno, entre otras fauces, de Pisagua. Es apenas apenas un ejemplo.
Pero, en la masmédula del día, fue la épica personal, anónima, de soportar, con la frente en alto, el estigma de rojos, la vigilia policíaca, las listas negras, la cesantia, como si los comunistas llevaran una estrella (invisible), cosida a sus ropas, no amarilla, sino amaranto. La canción de gesta terminó (Ira, Parte). ; A termin& Hablo de la Izquierda chilena y de su sentido de épica en la acción política. O en la acción, a secas. Fue su sello, a lo largo del siglo XX. Hablo entonces de una divisa moral, hoy ausente, suprimida, en La devastada patria zurda. De esto, hace más de una dtcada. Tal vez, dos..