El mundo rural que estamos perdiendo
El mundo rural que estamos perdiendo Señor Director: Estos días, una montonera de balazos y la pérdida de un matrimonio de personas honestas en O'Higgins han puesto el foco de los matinales en el mundo rural. Un mundo que alguna vez fue sinónimo de tranquilidad, donde se podía andar sin miedo, donde la vida se medía en cosechas y no en portonazos o balaceras. Pero ese mundo, el mundo rural que nos quedaba, está desapareciendo. Los chilenos estamos orgullosos de nuestros embajadores: el vino, las cerezas, las manzanas.
Pero, ¿vemos realmente que detrás de ellos hay millones de compatriotas que el Estado ha olvidado en múltiples dimensiones y que la sociedad ha dejado de valorar? Ser agricultor, campesino o huaso suena bonito, nos evoca paisajes de postales, tradiciones que nos llenan de identidad. Pero detrás de esa imagen hay una realidad dura, solitaria y peligrosa. El campo ya no es un refugio de paz. La inseguridad golpea a todos por igual. El abigeato y el robo de aperos ocurren cada semana.
Y lo peor es que en el mundo rural, la delincuencia avanza con una ventaja estructural: las distancias son inmensas, las rutas son precarias, y los carabineros enfrentan una capa extra de dificultad al intentar combatir el crimen organizado. Aquí no hay cámaras de seguridad en cada esquina ni patrullajes constantes. Aquí, cuando la delincuencia llega, la ayuda está siempre demasiado lejos. Este problema ya no es de un color político ni de una zona del país. Los chilenos debemos unirnos en la convicción de que vivir con tranquilidad y en paz no es un privilegio, es un derecho esencial de la democracia. Desde el mundo rural, millones de huasos y campesinos, con el dolor de la pérdida de amigos y vecinos, llamamos a todo Chile a despertar. A entender que el campo que conocimos, el que alguna vez fue sinónimo de seguridad y esfuerzo, se está perdiendo. Y si no hacemos algo ahora, pronto será solo un recuerdo. ALFREDO MORENO ECHEVERRÍA Pdte. Federación del Rodeo Chileno.