Vivir en las calles: la dura realidad que enfrentan mas de mil personas en la región
Vivir en las calles: la dura realidad que enfrentan mas de mil personas en la región Sobrevivir una noche a la intemperie, expuestos al rigor de los elementos, es ganar una batalla para quienes están al margen de la sociedad por razones como el quiebre familiar, adiciones múltiples, problemas económicos o afecciones mentales.
Los relatos de las personas que tienen por hogar un ruco, debajo de un puente o dependen de un programa de asistencia social, nos acercan a este mundo que para la gran mayoría de la comunidad es lejano e inexistente. Verónica Salgado cronica@australosorno.cl L as bajas temperaturas y las malas condiciones climáticas que enfrenta la región durante el invierno, especialmente este año, tienen un mayor impacto en las personas en situación de calle. Ellos viven en extrema vulnerabilidad, sin un hogar establecido, sin familias que los apoyen y en la mayoría de los casos con adicciones múltiples, así como enfermedades mentales no tratadas.
En la región son más de mil personas, mayormente varones, que están bajo esta condición, aunque también hay casos de mujeres y niños, quienes buscan refugio en rucos improvisados bajo puentes, en paraderos o zonas que entreguen algún grado de seguridad para sobrevivir cada noche.
Ese es el principal objetivo de quienes viven en las calles: ganar la batalla a la noche y todos los peligros que llegan con ella, como agresiones sexuales, violencia, robos, soledad, desamparo y un frío tan duro y cruel como su realidad.
En Chile existe un registro de más de 21 mil personas en situación de calle, siendo una de las principales problemáticas que aborda el Ministerio de Desarrollo Social (Mideso), más aún cuando la pandemia vivida entre 2020 y 2022 incrementó considerablemente la cantidad de personas que hacen de la vía pública su hogar. Según reportes del Mideso, la cifra para 2024 de personas en situación de calle llegó a 21.272, donde la mayoría se concentra en la regiones Metropolitana, de Valparaíso y Bío Bío.
En el caso de la Región de AGENCIA UNO LOS ALBERGUES PÚBLICOS O PRIVADOS, COMO EL UBICADO EN RAHUE ALTO, AL LADO DE LA PARROQUIA SAN LEOPOLDO MANDIC, SON UNA OPCIÓN PARA PASAR LAS FRÍAS NOCHES. Los Lagos, está en una posición intermedia, con cerca de 1.500 personas que han recibido atención de algún dispositivo público, de las cuales más de mil están catastrados como residentes en situación de calle regional.
A través del relato que quienes habitan en las calles y de los encargados de los distintos programas y acciones públicas y privadas, es posible acercarse a esta realidad que para la mayoría de las personas es incómoda e inexistente. Son los testimonios de quienes están al margen de la sociedad.
NOCHE A NOCHE Cuando el tráfico comienza a disminuir y lentamente las luces de los hogares se van apagando, Diego (de 35 años) se enfrenta nuevamente a su realidad: debe buscar refugio para sobrevivir a otra noche de invierno y soledad. "Para mí el día a día no es complejo, porque soy uno más en las calles, invisible para algunos y desagradable para otros.
Mi verdad la vivo noche a noche, porque es ahí cuando debo decidir dónde dormiré, si es en un pequeño refugio que me hice en algún punto de la ciudad que no diré o voy a los albergues que ofrecen para gente como nosotros.
La primera alternativa es para mí mejor, porque siento que es mi lugar propio, pero también es cierto que es más inseguro, porque me ha pasado que llego y hay otras personas usándolo, entonces o peleas o te retiras", explicó el hombre que vive desde los 16 años en las calles y desde hace 8 en las de Osorno. Según datos del Ministerio de Desarrollo Social, en el 36% de los casos las personas terminan viviendo en la calle debido a conflictos con su familia.
A esta causa la siguen el consumo de alcohol, con un 15%; y los problemas económicos, con 13%. El consumo de drogas aparece recién en el quinto lugar, con 8,9%. La salud mental es otro factor importante para determinar las causas para la situación de calle.
Esto, cruzado con una infancia traumática donde el 36% declara haber presenciado problemas de alcoholismo o drogadicción en sus padres durante su niñez y adolescencia; el 38% sufrió graves problemas económicos y el 37% violencia intrafamiliar. Esto pudo haber desencadenado el 53% de deserción escolar antes de los 12 años y el 38% de problemas con el alcohol o las drogas antes de los 13 años. Son 5,8 años en promedio los que una persona vive en situación de calle, sin embargo, hay quienes envejecen sin un hogar. De los mayores de 60 años que viven en la calle, un porcentaje de 41% lo ha hecho durante más de 5 años, mientras que el 15,4% ya ni siquiera lo recuerda.
Darío (de 55 años) reconoce que tiene hermanos e incluso hijos que viven en la Región del Bío Bío, pero que no ve hace "Mi verdad la vivo noche a noche, porque es ahí cuando debo decidir dónde dormiré, si es en un pequeño refugio que me hice en algún punto de la ciudad que no diré o voy a los albergues que ofrecen para gente como nosotros". Diego persona en situación de calle de 35 años. Vivir en las calles: la dura realidad que enfrentan mas de mil personas en la región LOS RUCOS IMPROVISADOS EN CUALQUIER RINCÓN DE LAS CALLES SON EL HOGAR DE MUCHAS PERSONAS EN LA REGIÓN.
CEDIDA muchos años. "Ellos sienten vergüenza de mí y los entiendo, hasta hace unos 10 años yo tenía una vida normal, pero el alcohol, las drogas y una depresión que no me traté me llevaron a vivir en las calles.
Y la verdad, no quisiera estar en estas condiciones, porque no es fácil, pero agradezco porque he conocido gente maravillosa, que te ayuda sin esperar nada de ti y ser invisible para muchos es una tranquilidad. Mi familia no me quiere, mucho menos mis hijos, es más, ni yo mismo me quiero, pero me acepto", explicó Darío. AYUDAS Para brindar una ayuda a personas como Diego y Darío, el Estado, a través del Ministerio de Desarrollo Social, ejecuta en la región programas de ayuda con más de $1.500 millones invertidos. Enzo Jaramillo, seremi de Desarrollo Social, explicó que "las personas en situación de calle están sujetas de derecho, son autovalentes, no existe ningún instrumento legal para obligarlas a participar de nuestros dispositivos. Aquellos que adhieren, tenemos la posibilidad de asesorarlos, acompañarlos con apoyo sicosocial, contención emocional, alimentación, higiene y entregarles la mayor cantidad de herramientas para darles autonomía", dijo.
Precisó que el registro que se lleva de estas personas mantiene a cerca de mil usuarios, pero a través de los programas han sido atendidas más de 1.500 personas asociadas a un RUT. "Hay una diferencia importante entre la gente que vive en la calle, que son quienes no tienen ninguna red de apoyo, familia ni contención, con aquellos que tienen familia, pero por adicciones, enfermedades mentales o problemas graves familiares se estabilizaron en las calles y en algún momento pueden llegar a su casa de vuelta. Ambos viven en la vía pública y enfrentan una realidad que ninguna persona quisiera. El perfil es mayormente hombres sobre 55 años, pero ha ido evolucionando y también disminuyendo la edad, con un promedio ahora sobre 35 años. También hay mujeres, pero en mucha menor medida. De hecho, en la comuna de Quellón tenemos 17 mujeres en situación de calle, que es la mayor cifra de la región", explicó el seremi.
Entre los programas habilitados está Noche Digna, que considera en la provincia de Osorno los albergues implementados por la Delegación Provincial por 150 días con cupo para 20 personas y el ejecutado por el municipio de Osorno durante todo el año, con cupo para 20 personas. Además, está la Ruta Médica, ejecutada por el Servicio de Salud de Osorno para 20 personas.
En el caso del Programa Calle, cuenta con apoyo sicosocial para personas en esta situación, con cupo para 40 personas; y también está el programa Vivienda Primero, con 20 cupos ejecutados por el Hogar de Cristo.
En la provincia de Llanquihue están los albergues ejecutados por la ONG TREKAN, con 20 cupos por 365 días; la Ruta Protege para 20 personas por 365 días, ejecutado por la Fundación Estudio Para un Hermano (Edusere); el programa Casas Compartidas con capacidad para 12 participantes y ejecutado por el municipio de Puerto Montt, que también ejecuta el Centro de Día con capacidad para 30 personas. El Programa Calle cuenta con 40 cupos y está a cargo del municipio puertomontino; y el programa Vivienda Primero tiene 18 cupos y es ejecutado por el Arzobispado de Puerto Montt.
En Ancud, en la provincia de Chiloé, está el Albergue Público con 20 cupos por 150 días, ejecutado por el municipio de esa comuna, así como la Ruta Social Pública para 40 personas por 150 días. En la comuna de Castro, la Delegación Provincial habilitó un albergue público para 20 personas y la Ruta Social Pública, ejecutada por la municipalidad de Castro, ofrece 30 cupos.
En la comuna de Quellón se encuentra habilitado el Centro de Día para 25 personas, el Albergue Público para 20 personas y la Ruta Social Pública con cupo para 40 personas, todos ejecutados por el municipio de Quellón. "Tenemos diferentes tipos de personas y por eso la diversidad de dispositivos. Por ejemplo, hay un grupo de personas que no les gusta ir a los albergues porque tienen reglas y no están dispuestos a cumplirlas. Entonces, hacemos los programas hacia los lugares donde pernoctan.
Esta cifra de personas en la región ha ido en aumento desde la pandemia y es un tema complejo de abordar, porque deberían involucrarse más servicios estatales y también debemos tener en cuenta que muchos de ellos no se dejan ayudar, porque en realidad están enfermos y no es fácil tratarlos", dijo Enzo Jaramillo.
Agregó que como sociedad existe una enorme responsabilidad para evitar que estas cifras sigan en alza, porque normalmente quienes llegan a estar en situación de calle, en algún momento tuvieron un hogar y por diversas razones lo perdieron. MULTIPROPÓSITOS El Hogar de Cristo desde hace más de 80 años es una organización sin fines de lucro que presta ayuda a quienes están más vulnerables en la sociedad: las personas en situación de calle.
Para eso mantienen programas de apoyo integral como Acogida, que se realiza en las dependencias propias; está el trabajo que realizan directamente en la calle; la Casa de Acogida, que busca favorecer la inclusión social de las personas mayores de 50 años en situación de calle, a través de acompañamiento sicosocial; y la Hospedería, donde hay servicios de alojamiento nocturno, alimentación y apoyo básico a personas en situación de calle en todas las sedes del país.
Yerko Villanueva, jefe de Operación Social del Hogar de Cristo, precisó que los individuos suelen tener pilares básicos para estar equilibrados, como es la vivienda, familia, trabajo y salud. "Cuando uno de esos elementos falla, las personas entran en conflicto; y si fallan todos, la persona tiene un riesgo enorme de terminar en la calle.
Así lo hemos evidenciado y por eso el Estado tiene una enorme falencia, que es la salud mental que nos lleva a enfrentar una vida de calle que está muy lejos de ser fácil de llevar", explicó Villanueva.
Agregó que históricamente existen avances para apoyar a estas personas que son invisibilizadas por la sociedad. "La realidad que enfrentan es muy compleja, con unas condiciones de vida muy vulnerables que se cruzan con adicciones múltiples y que cuesta abordar.
La realidad es que para entregarles dignidad, debemos saber que ellos van a tener muchas recaídas; y aunque suene difícil de creer, muchas de las personas que están en la calle dura es porque tienen fobia o temor de compartir con otras personas. Prefieren la soledad de su mente y optan por vivir en las calles, en los rucos que se elaboran. Hay mucho por hacer, claro, pero también hay avances importantes.
Si lo que falta es el trabajo multidisciplinario del Estado, porque es la única manera, no podemos depender de trabajos para salvar el momento, tenemos que abordarlo de forma integral para una solución definitiva", comentó el jefe de operaciones sociales. Otras ayudas externas son dadas por organizaciones eclesiásticas y vecinales que en toda la región realizan una importante labor de apoyo diurno y nocturno.
Uno de esos casos es el comedor comunitario Mateo 25, asociado a la parroquia San Leopoldo Mandic, ubicada en la población Las Vegas de Rahue Alto, que desde hace más de 32 años entrega comida caliente y apoyo a cerca de 200 personas. Hace poco además sumó un albergue para personas de calle, que desde que está operando pasa lleno. El párroco Felipe Fernández explicó que "todas las noches llegan mucha personas que buscan cobijarse, algunos son usuarios frecuentes y otras son personas que van de paso.
La vida en las calles es muy difícil y por eso tratamos de entregar la ayuda que requieren, pero nunca será suficiente, porque la demanda es mucha y tampoco es tarea fácil, porque son personas que no están dispuestas a cumplir reglas y eso es vital en un espacio común". (viene de la página anterior) EL SEREMI DE DESARROLLO SOCIAL EN UNA DE LAS RUTAS CALLE. LA MAYORÍA DE LAS PERSONAS EN SITUACIÓN DE CALLE SON HOMBRES. AGENCIA UNO CEDIDA.