"Bachelet es la mujer más mencionada en los textos escolares"
PMA mencionada en los AT Por Carolina Méndez n la oficina de la historiadora Gabriela Huidobro, en el campus de la casona de Las Condes de la Universidad Andrés Bello (UNAB), hay una trotadora cerca de su escritorio. “2 la ocupo harto como caminadora; cuando me subo contesto correos y leo o reviso artículos.
La verdad es que soy bien deportista; he corrido cinco maratones en varias ciudades Mientras hacía su tesis doctoral en la UC sobre la Guerra de Arauco, la actual decana de la Facultad de Edu Ciencias Sociales de la UNAB, se dio cuenta que faltaban testimonios de mujeres en la historia chilena.
Parte de esa inquietud se transformó, luego de dos años detrabajo, en el libro «Mujeres en la historia de Chile» (editorial Taurus y publicado hace unas semanas). En más de 500 páginas, esta licenciada en Humanidades con mención en Historia (UAI) aborda desde la conquista hasta el siglo XX.
“No se pueEn su reciente libro, «Mujeres en la historia de Chile», la académica de la UNAB sostiene que la presencia femenina ha pasado desapercibida: “Tan solo el 9% de los personajes mencionados en los libros escolares son mujeres”. De entender nuestra historia sin las mujeres. De hecho, no se ha registrado ningún proceso histórico sin ellas. Por eso es tan sustancial darles reconocimiento desde las conquistadoras en el siglo XVI hasta las heroínas de la Guerra de Arauco.
A las mujeres de la época colonial, alas científicas, educadoras, médicos y dirigentes obreras del siglo XX, entre muchas otras”. —¿ Por qué no se puede comprender nuestro proceso histórico sin las mujeres? —Se puede entender, pero el conocimiento que tengamos sin considerarlas siempre será incompleto, Existe una especie de prejuicio sobre que las mujeres durante el siglo XIX y principios del XX habrían participado pasivamente de la historia. Sin embargo, siempre estuvieron activamente presentes, Y agrega: “Generalmente nos remontamos a escenas pasadas, como guerras y conquistas de Chile, pobladas sólo por hombres. Pero siempre hubo mujeres que, de una manera menos llamativa, contribuyeron a la acción. Por ejemplo, en la Guerra del Pacífico las chilenas no sólo participaron como cantineras, de hecho algunas tomaron las armas o ejercieron como enfermeras; atendían heridos y abastecían a las tropas. Mientras otras se quedaron en las ciudades o en los campos para darles sustento económico a sus familias”. Nismo Huidobro calcula que unas 100 mujeres forman parte de su libro. “Cuando uno habla de Javiera Carrera, aparecen también sus cuñadas Mercedes Fontecill: sada con José Miguel y Ana María Cotapos, esposa de Juan José. Ambas apoyaron activamente las gestiones de los hermanos Carrera.
En este libro se multiplican los nombres de las mujeres en la historia”, explica. —En el caso de las mapuches llama la atención que en los libros de historia tengan una escasa participación o, en el mejor de los casos, haya una descrip- 2 E S 9 2 5 A 3 Z Z É 3 2 2 ción estereotipada de ellas. —Enlas crónicas ellas surgen mencionadas solamente en términos colectivos. La única que aparece con nombre es Janequeo, que está en las crónicas de los historiadores jesuitas españoles del siglo XVI, Diego de Rosales y Alonso de Ovalle. En esos textos la describen como una amazona que lideraba batallas; una mujer que no muere, sino que desaparece. Los cronistas dela época relatan que las mujeres mapuches acompañaban a los hombres y que se vestían masculinamente para que el ejército español creyera que el frente mapuche era mucho más numeroso. Citar la independencia de Chile, siempre se recuerdan los mismos nombres: O'Higgins, los hermanos Carrera, Manuel Rodríguez. ¿Qué mujer destacaría de esos años? —La más famosa es Javiera Carrera Verdugo. Lamentablemente, se piensa que su aporte fue solo haber bordado la primera bandera chilena. Sin embargo, hizo muchas acciones trascendentes. Ella organizaba tertulias, recolectaba fondos y ayudó incansablemente a su hermano José Miguel durante su gobierno. Además, se fue diez años a Argentina, entre 1814 y 1824; dejó a sus hijos y a su esposo para rearticular las fuerzas patriotas cuando fueron derrotados por los realistas.
Al otro lado de la cordillera generó redes con Otras mujeres para mantener la comunicación y conseguir apoyos. —Se cuenta que al cabildo abierto de septiembre de 1810, donde se formó la primera Junta de Gobierno, ninguna mujer fue invitada. ¿Fue asi —Hay que distinguir el proceso del hito histórico. El hito fue la conformación de la primera junta el 18 de septiembre. El proceso abarca todas las acciones que, antes y después de esa fecha, condujeron a la independencia de Chile proclamada el 12 de febrero de 1818. En el hito no hubo mujeres; en el proceso hubo muchas más de lo que la mayoría de la gente imagina. A la Junta de Gobierno ellas no asistieron porque no eran ciudadanas con plenos derechos.
Es decir, no tenían roles públicos ni ejercían derechos políticos, de manera que no tenían derecho de participar como vecinas de Santiago en esa asamblea. —¿ Cómo las mujeres fueron parte del proceso de independencia? —Organizaban tertulias entre los patriotas donde se intercambiaban ideas y se tomaban decisiones para dirigir este proceso. También realizaban acciones de recolección de fondos para financiar al ejército independentista y para sostener al nuevo gobierno patriota. Asistían a los frentes de batalla para atender a los heridos y abastecer a las tropas. Además, ejercieron como espías y articuladoras de redes de comunicación.
Ellas fueron indispensables, en la época de la reconquista española para comunicarse con los patriotas que se refugiaron en Argentina. —A principios del siglo XX comienza a usarse el concepto “feminista” entre las mujeres de la elite chilena. ¿Por qué se da desde ahí? —Ocurre así porque el factor para defender sus derechos es la educación. Y este sector era el que tenía mayor acceso a una cultura letrada, lo que les permitió formar opinión y voz propia. La mayoría de ellas sabía francés y latín. Con eso se les abrían puertas para espacios de debate como los salones literarios y las tertulias. A fines del siglo XIX, destacan las primeras chilenas que ingresan a la universidad, entre ellas Eloísa Díaz, la primera en titularse de médica en Chile.
En cambio, la mujer obrera generalmente era analfabeta y tuvo más dificultades para acceder a ese mundo intelectual. —Su libro finaliza con Gabriela Mistral, quien destaca en la primera mitad del siglo XX cuando cobran fuerza los feminismos. ¿ Qué pensaba ella de esos movimientos? —A Gabriela Mistral no le parecía que el feminismo lo llevara la élite y tampoco quiso adscribirse a él.
Decía, con cierta ironía: “Qué fantástico que estén preocupadas del voto femenino, pero mientras haya mujeres que no tengan qué comer, el derecho a votar es secundario”. También tuvo discrepancias con Amanda Labarca por el tema docente, porque Labarca defendía la escuela normalista para profesionalizar la docencia. En cambio, Mistral era una profesora que nunca recibió formación profesional. Ella creía que para ser docente no se necesitaba cumplir con todo lo que el sistema exigía, pues lo fundamental era la vocación y el esfuerzo. Con Mistral uno entiende qué significa ser muer en el siglo XX. Ella siempre se despegó de las convenciones sociales de su época.
“Una reflexión crítica acerca de estas ausencias femeninas” Desde 2023 Huidobro encabeza el estudio «Mujeres y género en la enseñanza de la Historia en Chile: una problemática histórica educacional a la luz de los textos escolares actuales». Esta investigación, financiada por la UNAB, analiza los textos escolares de las materias de Historia, Geografía y Ciencias Sociales de tercero bá co a segundo medio. “Lo primero que hicimos fue contar cuántos hombres y mujeres son mencionados textualmente 0 figuran de manera iconográfica en los textos. En qué condición y contexto aparecen, si figuran con nombre o de forma anónima.
Además, si aparecen de manera colectiva o singular, con qué nivel de protagonismo, en qué contexto, con qué rol y qué autores se usan en la bibliografía”. —¿ Qué resultado arrojó el trabajo sobre la predominancia de género en los relatos históricos? —Que tan solo el 9% de los personajes mencionados en los textos escolares son mujeres. Los textos escolares chilenos contienen más de 600 hombres con nombre y apellido, mientras las mujeres individualizadas no alcanzan a ser 60. Ellas figuran con una participación secundaria y más bien anecdótica.
Considerando textos e imágenes las que más se nombran no Lo curioso es que los nombres femeninos que más figuran en los textos no son de mujeres de carne y hueso, sino de divinidades como Atenea, Afrodita o la Virgen María”. En charlas en colegios, los alumnos definían a Pedro de Valdivia como el conquistador de Chile y a Inés de Suárez como su amante”. Superan las cinco menciones. Llama la atención que Michelle Bachelet sea la mujer más mencionada en los textos escolares de historia chilena. Ella figura en una línea de tiempo que presenta a los gobernantes chilenos desde el retorno a la democracia, sin hacer distinciones de los méritos o hitos asociados a cada uno.
Y añade: “Lo otro curioso es que los nombres femeninos que más figuran en los textos no son de mujeres de carne y hueso, sino de divinidades como Atenea, Afrodita o la Virgen María, no como personas, sino como símbolo”. —¿ Es un tema cuantitativo de participación en la historia? Numéricamente las mujeres han participado menos y quizás los textos sólo reflejan aquello. —Claro, sin embargo, los nombres femeninos que conocemos, aunque sean en menor cantidad, podrían figurar con un mayor reconocimiento por las acciones que realizaron. Y eso no siempre ocurre así. Cuando se habla de la participación femenina, se la incorpora en recuadros al margen o como una materia anexa, y no como una parte activa y contributiva a los procesos históricos principales. En otros casos, se las menciona como si fueran una excepción.
También muchas veces, en roles de víctimas, lo que perpetúa la idea de que ellas estuvieron relegadas a un lugar pasivo en nuestra historia. —Entre 2018 y 2019 usted impartió charlas en colegios municipales, particulares subvencionados y privados de la Región Metropolitana, Valparaíso, Biobío y el Ñuble. ¿Cómo fue esa experiencia con los alumnos para reconocer la presencia femenina en la historia de Chile? —Fue bien impresionante. En cada charla comenzábamos con una actividad de identificación de personajes masculinos y femeninos a través de sus imágenes. Vimos que la diferencia entre la facilidad para reconocer a los varones y el alto desconocimiento de las mujeres era notable. Después, les pedía que definieran quiénes eran esos personajes y mientras identificaban a los hombres en función de sus méritos, a ellas las definían en relación con algún hombre. Por ejemplo, a José Miguel Carrera lo definían como líder de la independencia o padre de la patria, y a Javiera Carrera como su hermana. A Pedro de Valdivia, como el conquistador de Chile y a Inés de Suárez como su amante.
Eso a reflexionar no sólo respecto de los motivos por los cuales ellas son tan poco conocidas, sino por la forma en cómo se las describe. —¿ Qué se puede hacer para cambiar de algún modo el lugar de la mujer en la historia chilena? —Hay un desafío de pensar desde la sala de clases cómo se puede promover una reflexión crítica acerca de esas ausencias femeninas. Preguntarles a los estudiantes: ¿ creen que en este relato hubo mujeres? Incentivarlos a cuestionarse. Generar un debate en la sala y en sus casas.