Ministeriables de Matthei salen a respaldar el acuerdo en pensiones
Schmidt-Hebbel y Vergara Aun a regañadientes, es una señal para alinear a Chile Vamos con cambios que son difíciles de digerir. Analizan Guzmán, Alvarado y Duval. René González R. O era fácil para ellos, sin embargo, “se tragaron el sapo” y salieron a respaldar —con un montón de el acuerdo por la reforma de pensiones.
Dos de los “ministeriables” para la cartera de Hacienda de Evelyn Matthei, Rodrigo Vergara, en El Mercurio, y Klaus Schmidt-Hebbel, en La Tercera, aparecieron en sendas entrevistas, en la misma línea que a modo muy grueso adelantó su líder la semana antepasada, cuando aún no se conocía el articulado: valorando el acuerdo político, destacando que aumenta las pensiones, pero con algo más que una nota de precaución porlos puntos débiles que ambos le encuentran.
El tema —donde ha colaborado Ignacio Briones otro “ministeriable” para la misma cartera—, es incómodo en Chile Vamos, donde en centros de pensamiento como Libertad y Desarrollo ven de mala gana algunos de los instrumentos técnicos y se alinean más con las críticas que los mismos Vergara y Schmidt-Hebbel habían planteado antes de salir a dar su abierto respaldo.
Tendrán que soportar, también, las hostilidades de la ultraderecha, de la mano de otros precandidatos como José Antonio Kast y Johannes Kaiser, que no están dispuestos a ceder ni un punto para solidaridad, aunque sea bajo la fórmula —“ilusoria”, dicen— de un préstamo, que luego será devuelto a los cotizantes. No es que Matthei ahora tenga contemplado un “desembarco” en el tema de pensiones y que ambos economistas le hayan preparado el terreno, explica un cercano a ella.
Las entrevistas responden a un “plan sistemático” para que fuera aprobada la reforma (hay una señal a los congresistas del sector), “minimizando flancos” dentro del propio electorado, pero donde el tema está “más en los parlamentarios que en lo presidencial”. O como expresa el decano de la Facultad de Gobierno de la UDD, Eugenio Guzmán, “es una señal de Chile Vamos y de los propios partidos; si Chile Vamos el que ha puesto el rostro. Es un alineamiento a una propuesta que es más bien política y que no se explique así es lo que genera debate.
Por qué no se habla de que es una solución política más que técnica”. Y remata: “Es un tema enredado y para Matthei le puede ser incómodo porque vendrá la crítica de republicanos y de aquellos que sin ser de republicanos le hagan a la propuesta y el tiempo que demorará en su implementación implica que el tema estará en la agenda, pero al menos esto despeja en corto el tema pensando en las elecciones”. Con él concuerda el exasesor de Interior de Piñera y académico de la U. Autónoma, Tomás Duval, quien dice que Vergara y Schmidt-Hebbel dan una señal política “para avanzar”, remarcando la preocupación de Matthei —expresada con claridad hace 10 días— respecto de la sostenibilidad fiscal de las reformas. “La visiones de ambos levantan esas dudas”. 1 tema se ha transformado en un conflicto permanente en la derecha y ha dividido. Las consecuencias deberán verse en el alza de las pensiones. Las cartas están jugadas, pero si Matthei hace algo en la materia será partir de marzo, abril.
No la veo interviniendo ahora en esta coyuntura... y además será un tema relevante para las candidaturas de Kaiser, que es la novedad en estas elecciones y de Kast, los que además hacen sus críticas más a Chile Vamos que al Gobierno”, cierraes “Los estilos de Vergara y Schmidt-Hebbel La salida al pizarrón de Rodrigo Vergara y de Klauss Schmidt Hebbel llama la atención porque ambos, hasta la semana pasada, habían planteado duras críticas —de las que no se desdicen, sino que las recuerdan en sus entrevistas—, apuntando a incertidumbres de la sostenibilidad fiscal de la reforma y al crecimiento del tamaño del Estado.
Pero “anivel político la centroderecha ha sido una de las principales impulsoras del acuerdo, y es previsible entonces que los cuadros técnicos afines a ellas expresen su opinión al respecto”, sostiene el diKlaus Schmidt-Hebbel rector ejecutivo del IES, Claudio Alvarado.
En su entrevista, Vergara —expresidente del Banco mostró un estilo flexible, con más muñeca política y Schmidt-Hebbel una impronta más técnica, recodando a cada paso que el tema no le gusta y que los reparos a la reforma siguen siendo relevantes.
Vergara habló de que el cambio “preserva el sistema, mantiene la cotización en las cuentas individuales y la libertad de elegir”; que “es un acuerdo” y hay que tomarlo como tal, donde “todos tienen que ceder”. Al tema, remarcó, había que darle un cierre, aumentando la cotización y, por último, al menos fortalece el mercado de capitales y la confianza en el país cuando se demuestra que se puede llegar a consensos “razonables” Sin embargo, no se olvidó de que el proyecto complejiza al déficit fiscal, manejado por unas autoridades de Gobierno que han fallado en cálculos relevantes de recaudación y crecimiento y llamó a tomar resguardos para evitar la tentación de las administraciones a echar mano del Fondo Autónomo de Protección Previsional (FAPP), que llegaría a tener plata por 40% del PIB. A Schmidt-Hebbel, en cambio, se le notó más resistente: “Votaría a favor.
Me tragaría las cosas malas y mal diseñadas... Le pongo una nota 4, tanto, aprueba justo para ser votada a favor”. Para llegar a ese 4.0 sumó que “el país va a ganar después de años de inmovilidad en pensiones”; que el acuerdo “refleja el clamor político del 80% de la gente que dice esta plata es mía y, por tanto, es una propuesta que va en 180 grados opuesta al reparto puro, o casi puro, y a la estatización de las AFP” y que “un 60% más de contribución es exactamente lo que necesitaba Chile”. Pero ni siquiera se alineó con Matthei, cuando ella valoró la ayuda adicional que el cambio le da las mujeres, con el 1,5% de cotización adicional, porque se le a clases medias bajas y medias medias y reparte también hacia arriba, es decir, “tiene un componente regresivo”. Ve también un “rol innecesariamente mayor del Estado (con el FAPP); que las proyecciones sobre su financiamiento se hicieron con pocos estudios; que se debió dar más tiempo para que llegaran datos más afinados del Consejo Fiscal Autónomo y que al acuerdo se llegó maximizando “votos” de aquí a noviembre.
Cuando le preguntaron por el 1% del bono tabla se quejó de que en realidad “ese es reparto puro, Tiene un beneficio de una política identitaria, a las mujeres... Las personas nunca van a ver ese 1% reflejado en sus cuentas individuales.
Es un impuesto, por tanto, al trabajo... El reparto a mí, en general, no me gusta”. Por este tipo de divisiones y detalles técnicos es que Matthei no debiera entrar al fondo, no al menos ahora, en que aún quedan cuestiones por afimar. “El detalle del acuerdo es árido e involucra variables técnicas que resultan lejanas para las grandes mayorías”, resume Claudio Alvarado.