Para renacer a la esperanza
Para renacer a la esperanza Marcos Bushsld fb1artlal Hace Hace tres seman as escribí una columna a propósito del déficit de esp esp eranza que afecta a muchas personas y que parece cundir cundir como una epidemia de desaliento y desconfianza. Seguiremos ahondando en el tema, porque sin esperanza no se puede vivir, alo más se consigue seguir vegetando y aguardando “algo entretenido” entretenido” que haga más soportable el tedio del día a día sin ilusión.
No es ahora la ocastón de volver aobre las responsabilidades responsabilidades de diversos grupos o de líderes de diversas instituciones instituciones que han saboteado la fe pdblie. a en ellos mismos y en diversas instituciones de la sociedad. Pero es preciso mirar mirar con seriedad el ambiente de desconfianza yol déficit de eaperanza que se va apoderado apoderado de la vida de las personas y de nuestra sociedad.
Con frecuencia se oye decir que “así como están las cosas, no puede confiar en nada ni en nadie”. Es una afirmación muy seria y grave, porque su eonsocueneia es que cada uno se va encerrando en su motro cuadrado y la vida se hace no sólo más desabrida, sino inhumana. Sin un minimo de esperanza esperanza y confianza la vida se hace imposible, porque siempre se requiere un esperanzado acto de confianza en los demás para rel-acion, arnos, cre-sr vinculos y salir del individualismo asfixiante.
Resulta que como sociedad podríamos ir solucionando solucionando tantas injusticias y frustraciones acumuladas, y tener los mejores indicadores en salud, pensiones, educación, educación, vivienda, etc.. , pero sin con fianza y credibilidad mutua esos eventuales logros se volverían contra nosotros mismos, haciéndonos una suciedad más materialista y egoista, y por lo mismo, más desconfiada y desesperanzada, en una palabra, más inhumana. En este contextode deseenfianzaydéficitdeesperanza deseenfianzaydéficitdeesperanza es quo hey los cristianos estamos celebrando el primer domingo de Adviento, un tiempo para animar la esperanza en preparaciónacetebrarel preparaciónacetebrarel nacimiento del Señor Jesús.
Este tiempo trae el más grande mensaje de confianza que haya escuchado el corazón humano, porque Dios, el única que tendria sobradas razones para desconfiar desconfiar de esta humanidad de violencias y destructora do la casa común, de sissvergiienzuras sissvergiienzuras y corrupciones, en vez de cerrar su corazdn, lo abre de par en par. Cada Navidad es un anuncio de que el Padre Dios confía en la humanidad y en cada uno de nosotros. En cada Navidad vuelve a ponerse co medio nuestro para que nosotros hagamos otro tanto: que confiemos confiemos en El y aprendamos a confiar en otras seres humanos, humanos, como El lo haca.
Una manera significativa significativa de vivir este tiempo de Adviento y preparar la celebración celebración de Navidad, será, entonces, trabajar por la confianza: tender puentes, crear vinculos, aprender a escuchar, levantar la vista y mirar las cuestiones de fondo, fondo, ofrecer la mano abierta al vecino y al compañero de trabajo.
Y para poder hacerlo desde lo meter de cada uno, el tiempo de Adviento nos invita a orar más y permitir que Dios siga trabaja. nde en purificar nuestro corazón, pues a El sólo lo podemos acoger si aprendemos a confiar.
Para la fe cristiana “Jesucristo es nuestra esperanza” (1 Tim 1,1); es decir, es Dios mismo que viene a nuestro encuengesto, tro para que aprendamos a confiar y esperar en El, y así tambián aprendamos a con tiar y esperar en la capacidad de bien y de justicia que Él ha puesto en otras personas.
Quizás, en modio de laerisis laerisis de esperanza y en modio de los múltiples afanes de fin de año, esto puede parecer irrelevante para algunos a una ingenuidad monumental para otros, pero... muchos creemos que es el único modo de trabajar en serio para no volvernos unoa monstruos de egoísmo que vivimos a la defensiva, pensando que no se puede confiar en nadie. Sin esperanza la vida no puede florecer.
Como los cristianos estamos estamos llamados a dar razón de nuestra esperanza, cada año vivimos este tiempo de Adviento, tiempo de renovar nuestra esperanza cierta en que Dios está presente y actuando en nuestras vidas y en nuestro mundo, conduciéndonos conduciéndonos a algo nuevo y mejor para todos.
Por ese hacemos memoria del nacimiento del Señor Jesús, y en Navidad recibimos el rogalo de una esperanza cierta que nace de La memoria de lo que ya ha acontecido, y que nos abre a un futuro nuevo sostenido por la eterna fidelidad de Dios a sus promesas..