Autor: ARIELA AGOSIN Presidenta de la Comunidad Judía de Chile
Liberación de secuestradas: Dulce y agraz
Señor Director: El 7 de octubre de 2023 quedará marcado en la historia como uno de los días más violentos y dolorosos para el pueblo judío. Aquel día, vidas inocentes fueron brutalmente arrebatadas, familias enteras destrozadas y cientos de personas secuestradas. Entre ellas, niños, mujeres, ancianos y una compatriota de origen chileno. Hoy, tres valientes mujeres —Romi Gonen, Emily Damari y Doron Steinbrecher— han recuperado su libertad. Sus nombres se convierten en un símbolo de esperanza, recordándonos que detrás de cada número hay rostros, familias, historias y sueños. Sin embargo, hoy también comienza un difícil camino de recuperación, especialmente en lo que respecta a su salud mental, pues el trauma vivido no se supera fácilmente. Las heridas de esta tragedia no comenzarán a sanar completamente hasta que todos los secuestrados estén en casa. La alegría por estas liberaciones es cautelosa. El acuerdo alcanzado es extremadamente frágil y el costo no es menor. Israel está intercambiando vidas de civiles por terroristas condenados por actos brutales e inhumanos, lo que representa un desafío moral y estratégico para el país.
Este intercambio refleja las difíciles decisiones que deben tomarse en medio de una situación tan compleja y dolorosa, subrayando la urgencia de encontrar una solución definitiva para liberar a todos los secuestrados y garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Anhelamos un futuro donde la paz prevalezca, donde ningún ser humano deba soportar el horror del secuestro o la guerra. Este anhelo no solo guía nuestros rezos, sino también nuestro compromiso con la justicia y la esperanza. Como comunidad, reafirmamos nuestra responsabilidad de trabajar por un mundo donde la vida sea respetada y la dignidad humana,