COLUMNAS DE OPINIÓN: Viernes
COLUMNAS DE OPINIÓN: Viernes OPINIÓN PADRE RAÚL HASBUN HASBUN Viernes 1 día "viernes" deriva del latín "Veneris dies", día de la diosa Venus, adorada como diosa del amor, de la belleza y de la fertilidad.
No fueron estas las características del Viernes en que Cristo sufrió los horrores de ser crucificado y morir, ante las burlas de sus verdugos y tras un proceso inicuo, en que Pilatos, reconociendo la inocencia de Jesús, cedió a las presiones de los sumos sacerdotes y el griterío de una multitud, astutamente manipulada por esa casta traicionera de la verdad. La fe cristiana honra ese Viernes como Santo, y la ley chilena lo consagra, hace muchos años, como feriado nacional.
No es "irrenunciable", pero los establecimientos que atienden público ese Viernes Santo son los que proveen alimentos, medicamentos, combustibles y cuidan la salud de los enfermos, todo lo indispensable para vivir, Nuestra fe con minúscula pertenece a esa categoría.
Creemos lo que aseguran las etiquetas, los diplomas, las marcas o instituciones que nos prestan cualquier servicio. ¿Quién exige, al piloto de un avión, certificar primero que conoce su oficio y el destino del vuelo? Lo mismo acontece con el médico, el profesor, el abogado, el juez; incluso con el sacerdote que celebra la misa o atiende el confesionario. Sin esa fe con minúscula, viviríamos conde nados a verificar, en forma exhaustiva, todo lo que comemos, bebemos y hacemos. No podemos vivir sin esa fe minúscula. Tanto menos sin esa Fe mayúscula. La lección que deja el Viernes Santo es magistral. El sufrimiento, aunque provenga de una injusticia aberrante, es parte inseparable de nuestro diario vivir. Bien lo sabe la mujer, durante el embarazo ("impedimento, dificultad, obstáculo"), y en su dolor de parto.
También lo experimentan el enfermo, el cesante, el indigente, el privado de libertad por un delito, el gobernante abrumado por sus responsabilidades, el alumno que no entiende al profesor, el profesor golpeado por un alumno, el deudor que contempla, impotente, el remate de su casa, por su imposibilidad de pagar impuestos y contribuciones. ¿Son útiles estos sufrimientos? Muy útiles: saludable dependencia de otros; solidaridad afectiva y efectiva con quienes sufren lo mismo; confianza en Dios, siempre dispuesto a prestar auxilio y liberación; comprender la gran verdad de que no podemos vivir sin sufrir; y estimular el deseo de corresponder a la misericordia recibida, con quienes sufren igual o más que nosotros. Grandes son las diferencias de nuestras cruces con la que cargo Jesús. Él era inocente, inmaculado, no tenía por qué sufrir tamaña condena. La aceptó para expiar los pecados nuestros.
Y dedicó sus tres horas de interminable agonía, a hacer el bien: con el ladrón arrepentido, prometiéndole estar hoy con Él en el Paraíso; cuidando de que su Madre no quedara sola; encomendándole, como testamento, cuidar de nosotros; y no sólo perdonando a sus verdugos, sino actuando como su Abogado defensor. No sabríamos vivir sin el Viernes Santo. No sabríamos vivir sin el Viernes Santo..