Autor: Eduardo Henríquez Ormeño
Ruta de Calle: un acto humano que trasciende las veredas
Fono CalleLa solidaridad funciona a distintos niveles. Uno de ellos es el estar alerta y consciente de la salud y bienestar del otro.
Para aquellos casos que usted considere relevantes y que requieran ayuda, puede tomar el teléfono y marcar el “Fono Calle” 800 104 777 opción 0, para entregar información esencial que permita a autoridades y voluntarios llegar a tiempo con ayuda. del voluntariado, Pedro Neculqueo, estudiante de periodismo de la UT que, lamentablemente, se convierte en el primer mártir del Hogar de Cristo, la Ruta de Calle es hoy un verdadero emblema de solidaridad y entrega, y un recurso necesario para llegar siempre y, ojalá, a tiempo a quienes suelen marginarse de la sociedad.
Así lo expresa el jefe social del Hogar de Cristo de La Araucanía, Fernando Montenegro, minutos antes de salir a hacer un recorrido nocturno por Temuco junto a la seremi de Desarrollo Social, Mariela Huilli-pán; al jefe zonal sur de empresas de la fundación, Paulo Gatica; al consejero de Hogar de Cristo, Miguel Velásquez y a los voluntarios líderes de ruta, Leonardo Gutiérrez (estudiante de Trabajo Social) y Génesis Fuentealba (estudiante de Enfermería). “Podríamos decir que esta misión es una ayuda paliativa, un gesto que permite asistir a las personas en situación de calle y salvaguardar sus vidas.
Aquí existe un piso mínimo, que es la entrega de una prestación en alimentos y frazadas, pero también es la oportuni-dad de identificar necesidades e intereses, a través de lo más importante, que es la interacción y la vinculación humana”, detalla Montenegro.
Este programa funciona todos los días de la semana en tres turnos, uno de mañana, de 6 a 12 del día; uno de noche, de 19 a 23 horas, y uno destinado a cubrir los fines de semana; toda una cadena de trabajo que opera gracias a un convenio que se renueva anualmente hace dos años con la Seremi de Desarrollo Social y que se mueve, mayormente, con voluntarios, especialmente con jóvenesC laudio Fuentealba es por largo tiempo forma uno de los rostros que parte del paisaje humano de Temuco. En su momento, su permanencia en Avenida San Martín con Caupolicán lo hace visible para quienes suelen ver más allá de lo evidente. Hoy, él ha dejado su condición de persona en situación de calle y es parte del 50% que consigue dar un vuelco a esta realidad. Al cuidado de personal de salud, hospitalizado y protegido, comienza a escribir una nueva historia para sí mismo con un “poquito” de ayuda, con un poquito de humanidad.
Es el lado esperanzador y el mejor ejemplo de cuando funciona la articulación de servicios públicos y voluntades, y el horizonte hacia el cual apunta idealmente el programa “Ruta de Calle” que lidera el Hogar de Cristo en La Araucanía, con ayuda de la Secretaría Ministerial Regional de Desarrollo Social y Familia y el aporte de voluntarios y empresas, porque cuando se trata de ayudar nadie sobra.
Con una historia que se remonta al año 1987 en Temuco y que adquiere un significado especial tras la muerte del líder(viene de la página anterior)en formación provenientes de diversas casas de estudios superiores de la Región, y eventualmente con instituciones como Injuv; además de sumar aliados provenientes del sector privado; entre otros comenta Paulo Gatica directivos y trabajadores de la empresa Telsur, que articulan su propio voluntariado. USUARIOS Y USUARIASEs miércoles y la humedad de la lluvia que cae más temprano se deja sentir junto al frío de la noche en Temuco. A bordo de una van inicia la ruta. La primera parada se produce apenas a una cuadra de distancia de la hospedería del Hogar de Cristo. Un café, un sándwich recién hecho y un plato de comida abrigado en un empaque especial son bien recibidos por un hombre que sonríe, conversa un poco y da las gracias. La segunda parada es a los pies del cerro Ñielol. Allí, en una pequeña ranchita de madera, aguarda sentado en su cama don Juan, un hombre mayor que vive solo y que hoy no puede moverse como antes debido a que le amputaron una pierna. Con gentileza agradece visita y después de sorber un café cuenta que está gestionando una pensión de invalidez. Lo acompaña don Marco, otro señor mayor, un exvecino de Lautaro que ha decido ir a hacerle compañía a su amigo y entablar conversación mientras fuma un cigarrillo.
La tercera parada, luego de saludar a un equipo de calle dela municipalidad que también está en ruta, es en pleno centro de Temuco, justo en la vereda que da a la tienda Ripley, donde varias personas permanecen sentadas en el suelo, entre los cuales está también Marjorie, una mujer de edad mediana que no ha querido irse a una residencia porque por nada del mundo abandonará su perro, un gordito azabache que lleva puesta una bufanda de lana, y que por ahora no tiene acceso, dado que aún no se establece aquí una hospedería “pet friendly” (amigable con lasmascotas). Ellos son algunos de los usuarios y usuarias a los cuales está dirigida esta Ruta de Calle. En su mayoría son adultos que promedian los 50 años y personas mayores, debido a que ocasionalmente cuando hay niños en esta situación, las redes se activan con especial urgencia. Pero aquí todo el mundo importa, acota Fernando Montenegro, y cada caso se ve en su propia dimensión, porque las historias de vida son muy diversas. Mientras que el éxito o la evolución de una persona ensituación de calle funciona de manera distinta para cada individualidad. “El tránsito hacia la recuperación de una vida digna y hacia la autonomía es algo relativo, es relativa esta estadística, y diría que es más bien dinámica. Aquí trabajamos caso a caso. Existen personas para las cuales el éxito será salir de la calle e irse a un Eleam o a un condomino de viviendas tuteladas.
Yo diría que hoy tenemos un 50% de personas que logran el cumplimiento de objetivos, pero hay un 40% que requiere otro tipo de intervención social, y donde no basta una hospedería, que es una solución transitoria”, acota el jefe social del Hogar de Cristo. Uno de los ejemplos virtuosos es el de Claudio Fuentealba, agrega la seremi Mariela Huillipán.
“En su caso fue clave el trabajo de las distintas rutas y también la Ruta Médica que se activó este invierno con apoyo del Servicio de Salud, donde hoy contamos con profesionales y alumnos en formación en salud que cuentan con herramientas para ayudar (... ). Con Claudio hubo entonces un trabajo de equipo que tomó su tiempo para diagnosticar, prevenir y hacer las derivaciones”. Es una opinión compartida que en este tipo de intervenciones se forman círculos virtuosos cuando se integran distintos servicios y se logra situaciones bonitas como la que hoy toca a Claudio, círculo en el cual se incluye a la “Ruta Albergue” que funciona los 365 días del año, acota la seremi.
En un invierno que ha ensombrecido a Temuco por la muerte de dos personas en situación de calle, este equipo humano nos recuerda que tenemos oportunidades para hacer el bien a alguien más, diariamente, y que es posible llevar desde la vereda a un lugar digno a quienes hoy por hoy tienen serios problemas de habitabilidad, y para quienes podría haber más opciones. Una de ellas, comenta, Fernando Montenegro, es el programa Vivienda Primero.
“Son programas que hemos piloteado con el ministerio en otras regiones y que, sin duda, ponen a la vivienda primero como un derecho, más allá que la persona tenga que pasar por muchos pasos o exigencias para poder conseguir algo tan básico como una vivienda y pueda desarrollarse dignamente”. Es la información y son las historias que surgen un miércoles por la noche.
Mientras la mayoría de los habitantes de la ciudad termina una jornada de trabajo, permanece sentada en torno a una mesa, acurrucada junto a una estufa o disfruta del calor de una cama con un control remoto de televisor en mano, otras personas se cubren con una frazada al alero de un local comercial o adentro de un “ruco” para pasar la noche, abrazados de un perro, solos y acompañados; eso pasa mientras otros seres humanos van a su encuentro, en ruta, recorriendo las calles de la ciudad para llevarles abrigo, alimento y una palabra amigable.. Al caer la noche o al despuntar el alba, duplas o grupos de voluntarios salen del Hogar de Cristo de Temuco, premunidos de café de cebada, sándwiches, comida y frazadas, para recorrer la ciudad y llegar a las personas en situación de calle. Lo hacen no sólo para llevar esta prestación, sino también una palabra de reconocimiento y aliento, lo que permite indagar, saber cómo está ese otro u otra y qué necesita.
En pleno invierno, junto a directivos de la institución y a la seremi de Desarrollo Social, hicimos un recorrido para conocer de cerca esta acción paliativa que tiene más de 35 años de historia en la capital de La Araucanía. FOTOS: PAULO GATICA / EDUARDO HENRÍQUEZ / SEREMI DE DESARROLLO SOCIAL LOS VOLUNTARIOS HAN SIDO Y SIGUEN SIENDO EL MOTOR DE ESTE PROGRAMA QUE ACERCA A PERSONAS EN LAS CALLES. CAFÉ, SÁNDWICHES, COMIDA Y FRAZADAS SON LOS INSUMOS MATERIALES DE LA RUTA. MARIELA HUILLIPAN JUNTO A FERNANDO MONTENEGRO.