Autor: Lenka Carvallo
“A Sebastián Piñera lo están dejando solo”
Pol arece una señal, tal vez una ironía, pero cuando la crisis social estalló en Chile, María Teresa Chadwick y su marido José Antonio Viera-Gallo se encontraban en Italia —país donde vivieron una década exiliados— siguiendo los pasos de Nicolás Maquiavelo, sobre quien el abogado acaba de terminar un libro.
Considerado el “padre” de la ciencia política, autor de la idea de que el resultado justifica la acción, las palabras del intelectual renacentista cobraron sentido para los Viera-Gallo Chadwick, cuando su amigo José Miguel Insulza, en una muestra de pragmatismo, votó en contra de Andrés Chadwick, acusado constitucionalmente por su responsabilidad política en los abusos policiales durante la crisis. Nacida en una familia de larga tradición política, María Teresa Chadwick Piñera pertenece a la rama de izquierda del conocido clan; en sus tiempos universitarios fue del MAPU, donde conoció a su marido. Con el golpe de Estado se exiliaron en Italia donde fue directora de Isis (Servicio Internacional de Comunicación e Información de las Mujeres), cargo que luego desempeñó en Chile tras el retorno a la democracia. Feminista cuando la palabra era sinónimo de anti-hombres, fue una de las fundadoras del Servicio Nacional de la Mujer y representante de Chile ante la Comisión Interamericana de Mujeres, dependiente de la OEA. Dirigió la Fundación Integra y fue secretaria ejecutiva del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (Conace). Hoy María Teresa ya no milita en el PS. Dice que es independiente, libre de corset políticos, y enarbola la bandera Prima del Presidente, la socióloga pertenece a la rama de izquierda de un conocido clan familiar. Dividida entre dos mundos, reconoce que han sido tiempos duros, luego de la acusación constitucional contra su hermano Andrés, exministro del Interior. - María Teresa Chadwick: Progresista. Es decir, bastante lejos, en términos ideológicos, de su hermano, el exministro Andrés Chadwick (UDI), y de su primo, el Presidente Sebastián Piñera.
La socióloga admite: “Es un momento de penas a nivel familiar, aunque también tengo mi postura en cuanto a lo que se hizo bien y qué se debiera hacer”, dice respecto de la gestión del mandatario, con cifras de desaprobación históricas. “No lo debe estar pasando bien —agrega—. Cuando vino esta crisis social entendió que había un estallido y propuso cambios. Pero no tengo claro si el conglomerado político que lo acompaña lo respalda... Tampoco voy a negar que ha cometido errores, no lo estoy defendiendo a muerte. Pero rectificó. Cuando se firmó el Pacto por la paz y la nueva Constitución, todos entendimos que habría un cambio, no que su propio sector político se negara a todo. Lo están dejando solo... ”. —¿ Se refiere a los 8 senadores de RN que cambiaron de postura respecto al plebiscito? —Claro. Por competirle a José Antonio Kast decidieron oponerse a una nueva Constitución, cuando lo que hay que hacer es votar que sí y trabajar en la nueva Carta. Yo estoy por esa opción, obviamente, al igual que José Antonio. —Debe ser todo un tema en la mesa familiar. —SÍ, pero no te creas que tanto porque tengo hermanas que son bien progresistas.
Lo mismo mis hijas. —Usted decía que estaban en un momento de penas a nivel familiar. ¿Cómo ha sobrellevado la acusación constitucional contra su hermano que lo dejó fuera de la actividad pública por 5 años? —Ha sido terrible. ¿Cómo alguien puede creer que Andrés deliberadamente permitió la violación de los DD.HH. ? Sé que no actuó de mala manera, le conozco su alma; es mi hermano, lo quiero y estimo enormemente; ha sido un gran servidor público y a pesar de que no tenemos las mismas ideas, es un hombre muy honesto, abierto a los acuerdos, no es un hombre beligerante. Ahora deberá enfrentar cinco años en que ni siquiera podrá ser profesor de una universidad pública. Un castigo horroroso para alguien que ha dedicado su vida a la política. —¿ Lo ha visto, cómo está anímicamente?—Viendo qué va a hacer. Ahora se va de vacaciones, a descansar... Han sido golpes muy fuertes.
Obviamente que él ha estado siempre en la política, pero jamás había vivido algo como esto. —El libelo fue aprobado con el voto decisivo de José Miguel Insulza, un amigo histórico de usted y su marido. —NOo quiero hablar de eso, es privado. Sí tengo que reconocer que (su decisión) ha sido incomprensible, muy fuerte. Tal vez los dolores no son tan racionales, pero escuchar sus argumentos, que (el voto decisivo) haya sido el suyo, me golpeó en el alma. Pero bueno, después todas la cosas se van arreglando.
Esto no es para siempre ni mucho menos, pero es un momento de dolor que tengo que vivir. —Insulza fue categórico en afirmar —en entrevista con este diario— que votó convencido y a conciencia... —El votó en bloque y se dejó presionar; seguramente lo amenazaron con las penas del infierno.
Además, creo que los que votaron a favor de la acusación cometieron un error político. —¿ A qué se refiere? —Aquellos que votan en conciencia son mucho más valorados por la ciudadanía que los que siguen la corriente por temor a perder cupos. —¿ No hay miedo también a la calle? Era una votación en extremo sensible... —Pero tienes que actuar de acuerdo a tu conciencia y si te funan, te funan. Hay que pensar en el país, no en lo que vaya a salir en las redes sociales o en los diarios. Tras una pausa, agrega: —Pero ya basta con estos dimes y diretes. Siempre he tenido claro que la política no es un camino de rosas; hay momentos duros y este fue uno de ellos. Espero que el tiempo vaya suavizando (los rencores), y recuperemos una amistad que es de toda una vida.... Pero no todavía. Aún estoy sentida con José Miguel. Funa en Roma La socióloga ha comprobado en carne propia la odiosidad que hoy se manifiesta en las calles. “Los políticos ya no pueden andar tranquilos por la calle porque corren riesgo”, asegura.
Cuando en los días del estallido paseaba junto a su marido y a una de sus nietas por el Coliseo de Roma, sufrió lo que describe como un “encontrón feroz”. “Una persona reconoció a José Antonio y comenzó a increparlo: ¿ Si este no es Viera-Gallo? ¡ Sinvergiúenza!, ¡ entregado a la derecha! Insulto tras insulto. Fue terrible”. —¿ Cuál es su análisis de lo que está pasando, de la rabia que existe? —He reflexionado mucho. Esto se veía venir. Losjóvenes se rebelaron contra los abusos, el derrumbe de las instituciones, la corrupción en Carabineros, los empresarios, el Ejército y la desigualdad.
Así se produjo el estallido que prendió en la calle y también con esta marcha de un millón 300 mil personas; gente común y corriente que se vio interpretada, que no se siente reconocida en cuanto a su esfuerzo, su trabajo, y que además ve abusos por todas partes.
Agrega: —Pero jamás voy a avalar que estos mismos jóvenes actúen impidiendo que otros estudiantes rindan la PSU. ¿Cómo es posible que el Estado chileno, el gobierno, la policía, no hayan sido capaces de detener algo que estaba archianunciado? —¿ Tiene alguna respuesta? —El gobierno está atrincherado porque tienen miedo de usar la fuerza y los acusen de validar los abusos a los DD.HH.
Por favor, yo soy la primera en estar en contra de los atropellos, toda mi vida lo he hecho, pero eso no tiene nada que ver con el caos y la anarquía que reina hoy. —¿ Cómo evalúa el rol de la izquierda en ese sentido? Se los acusa de tomar palco. —Todos los partidos han fallado al no denunciar con suficiente fuerza los actos de violencia. Además, están tan desprestigiados que ya dan lo mismo.
Si no se arma un gran acuerdo nacional y la clase política no entiende el riesgo en el que estamos, podemos perder la democracia... —¿ Entienden eso sus líderes? —He vivido toda mi vida en la política y he sido testigo de cómo se ha convertido en grupos que luchan por sus propios intereses, que están “en la chica”: cuántos votos voy a sacar en tal comuna o cómo logro un cupo para tal otra. Actúan según proyectos personales.
Si no se hace un esfuerzo desde el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, a través de un gran acuerdo de unidad nacional, la cosa se pondrá cada vez peor. —¿ Ve disposición? —Pierden el tiempo en interpelaciones cuando debieran estar legislando, ¡si la agenda social tiene que aprobarse ahora!, al menos antes del plebiscito, lo que ayudará a calmar los ánimos. Que no tomen vacaciones los parlamentarios y hagan su trabajo.
Estamos en situación crítica. —Usted es parte de la política, está en su ADN familiar, participó de los gobiernos de la Concertación. ¿Cuál es su mea culpa? —NOo le hago el quite, obviamente que somos todos responsables. En la época de la Concertación algunos vieron que las cosas avanzaban, creyeron que ya estaba hecho el cambio social, y otros lo cuestionaban, pero tampoco entregaron propuestas. Personalmente creo que se avanzó un montón, pero no lo suficiente. Todavía hay discriminación, desigualdad, disparidad. — ¿ Dónde se situaba usted: entre los autoflagelantes o los autocomplacientes?—En ninguno.
Trabajé 20 años en el servicio público, participé de la creación del Sernam, donde llegué a ser subdirectora en el gobierno de Aylwin; iniciamos el primer trabajo político para la igualdad de las mujeres; legislamos respecto de la homogeneidad de los hijos ante la ley con Soledad Alvear como ministra de Justicia. Esos eran los temas que íbamos a defender en el Parlamento y que no existían en los 90.
Cuando íbamos al Parlamento oíamos las risitas de nuestros honorables; ahí vienen las anti-hombres, nos decían. —¿ Aún se siente una mujer de izquierda?—Estoy en el ámbito del progresismo. ¿De izquierda? Depende de cuál izquierda me hables, porque del FA, ¡para nada! —¿ Qué pasó con el PS? —No me reinscribí nomás. A mi edad quiero ser libre, no sentirme atada. Puedo tener opiniones distintas al PS o iguales, o estar más con la DC. Para serte franca, hace rato que los partidos me hastiaron. Aquellos que votan en conciencia son mucho más valorados por la ciudadanía que los que siguen la corriente por temor a perder cupos”. Espero que con el tiempo recuperemos la amistad.... Pero no todavía. Aún estoy sentida con José Miguel (Insulza)”.