El poder de Jill: Sólo ella puede bajar la candidatura de Joe Biden
La primera dama de Estados Unidos no da su brazo a torcer y asegura que su marido seguirá en carrera. Con una influencia política que ha crecido con el tiempo, sin su aprobación, difícilmente los demócratas tendrán otro candidato para a Trump. Por Pablo Rodillo M. Lo dice todo. El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, siempre habla después de su mujer en los actos de campaña. “Me llamo Joe Biden y soy el marido de Jill”, comienza. Se trata de una técnica que el Mandatario ha usado durante años.
Sin embargo algo que se veía como una broma, una forma de romper el hielo y sacar risas entre los asistentes, en realidad muestra cómo se ha manejado la Casa Blanca durante esta administración y cómo la primera dama, desde que asumió, ha ido acumulando poder y un activo rol en las actividades y decisiones que toma su marido.
Un poder que se había manejado entre las sombras pero que salió a la luz esta última semana luego de la debacle Biden en el debate de la semana pasada con Donald Trump y que generó una crisis casi sin precedentes en Estados Unidos. Con voces cada vez más fuertes que piden que el Mandatario se baje de la contienda, Jill, firme, asegura que Joe seguirá en campaña. Y esta última semana la prensa estadounidense ha dejado en evidencia hasta qué punto la “Dra.
Biden” (como insiste en que la llamen) se ha hecho cargo de la campaña ante el inminente colapso de su marido, No por casualidad apareció esta semana en la portada de la edición estadounidense de la revista Vogue, pocos días después del fatal debate y cuyo titular lo dice todo: “¡ Nosotros decidiremos nuestro futuro!”. Al rescate Finalizado el debate todo el mundo vio que Trump se dio vuelta y salió del escenario. Al mismo tiempo, y raudamente, Jill se acercó a su marido y lo tomó de la mano y lo bajó lentamente por las escaleras. Trasla contienda, el matrimonio presidencial se dirigió a un encuentro con seguidores en un hotel de Atlanta. “Joe, hiciste un gran trabajo! ” afirmó Jill frente a la audiencia mientras el Presidente la miraba con una débil sonrisa. “¡Respondiste todas las preguntas! ”, agregó la primera dama. Sin embargo, Jill fue más sincera con Vogue. “No dejaremos que esos 90 minutos definan los cuatro años que ha sido Presidente”, dijo. Cuando se le preguntó sobre el debate. “Seguiremos luchando”, agregó. Como han relatado en los últimos días los medios más influyentes de Estados Unidos la última semana, como The New York Times, The Washington Post, Politico. Com y CNN, Jill es la única persona que puede persuadir a Joe para que baje su cada día más cuestionada candidatura. “La única persona que tienen máxima influencia en él es la primera dama”, afirmó un cercano a la familia Biden. Y mientras aumentan las voces dentro del Partido Demócrata para que el Mandatario se haga a un lado antes de la Convención Nacional Demócrata en agosto, Jill está decidida a continuar.
Una decisión que ha sido muy criti da en Estados Unidos, donde incluso se ha dicho en la prensa que la primera dama estaría pasando por encima de la evidente realidad de que el cuerpo y la cabeza de de Biden no están en condiciones para seguir en carrera por un segundo mandato.
“Esto ha llevado a comparar a Jill con otra primera dama: Edith Wilson, que asumió la mayoría de las funciones presidenciales durante los últimos años de la presidencia de Woodrow Wilson después de sufrir un derrame cerebral en 1919, Algo que en público se mantuvo en gran medida en la oscuridad”, aseguró Ingrid Jacques, columnista del diario USA Today. La burbuja La primera dama debe saber mejor que nadie cómo la salud de su marido se ha deteriorado en los últimos años.
Y en ese sentido, ella y otros de sus asesores más cercanos han hecho todo lo posible en el último año para asegurarse de que el Presidente interactúe con el menor número posible de personas en la Casa Blanca, afirmó una nota del sitio Axios. Com. Además se trata del The Economist: “Biden debe retirarse” Un duro artículo publicó hoy la influyente revista británica The Economist.
Acompañado de una dura ilustración, en donde aparece un “burrito” con el escudo de la Presidencia de EE.UU., el medio afirmó que “Biden debería retirarse de la campaña”. Y que “de esa manera, las elecciones podrían refrescar el panorama político de Estados Unidos” contra la que es también una mala opción como Donald Trump. “The Economist dijo por primera vez en 2022 que Biden no debería buscar la reelección porque era demasiado mayor. Inmediatamente después del debate, lo reafirmamos. Un nuevo candidato tendría poco más de diez semanas después de la convención para lanzar su candidatura.
Tal candidato podría perder, obviamente, pero la catarsis del autosacrificio de Biden ayudaría a restaurar la política estadounidense”. Mandatario que ha dado menos entrevistas a los medios en lo que va su mandato en comparación con sus antiguos pares.
Según aseguró un exfuncionario de la Casa Blanca a Axios, el personal que trabaja en la residencia presidencial siente que se creó una especie de barrera alrededor de cualquier cosa posiblemente relacionada con la salud del Presidente.
“Ella es muy protectora (... ) no permite que sea atendido regularmente o tener mayordomos”, algo que, según cuenta el funcionario, ni siquiera “pasaba en la Casa Blanca de Trump”. Hay que recordar que el diario The Wall Street Journal informó que varios líderes europeos ya habían notado, y que estaban preocupados por el deterioro de Biden incluso antes del debate del jueves. “A pesar de esta gran vergiienza, Jill Biden quiere que pensemos que todo sigue bien y que el Presidente sólo tuvo una mala noche en el debate. Odio decírselo a la familia Biden, pero se terminó la farsa. Los votantes estadounidenses y el mundo saben que Biden ya no puede hacer este trabajo”, afirmó Jacques