Autor: Lorena Maluenda Parraguez Académica Universidad Bernardo
¿Debemos prohibir los celulares?
Señor Director: Según estimaciones, más del 80 % de los adolescentes de entre 12 a 17 años tienen un celular en Chile. Lo utilizan para comunicarse, entretenerse, aprender y obtener información.
Bien es sabido que la relación de los jóvenes con la tecnología es intrínseca a su desarrollo social educativo, por lo que las medidas que algunos establecimientos educacionales del país han adoptado con respecto a su prohibición en colegios resulta casi antinatural. La experiencia a nivel mundial demuestra que el uso controlado y guiado de tecnologías móviles en el aula puede mejorar significativamente el aprendizaje. Muestra de ello son países como Finlandia y Singapur que políticas que enseñan a los estudiantes a usar estos dispositivos de manera responsable y productiva. En la vereda contraria, encontramos a Francia, país que prohibió el uso de cualquier dispositivo en colegios a menores de 15 años. En este contexto, debemos reflexionar cómo podemos utilizar dispositivos móviles como celulares y tabletas para el aprendizaje y enseñanza de lenguas extranjeras. Estos dispositivos brindan un acceso a una amplia gama de recursos lingúísticos, incluidas aplicaciones de aprendizaje de idiomas, diccionarios en línea, plataformas de intercambio de idiomas y medios de comunicación globales. Además, permiten a los estudiantes practicar un sinnúmero de manera interactiva y constante, lo que les permite trabajar sus habilidades de comprensión auditiva, lectura, redacción y producción oral en situaciones reales.
Si incorporamos estos recursos tecnológicos en la sala de clases de manera consciente y responsable, proporcionaremos a los estudiantes una experiencia de aprendizaje más rica, diversa y significativa que los preparará para comunicarse de manera efectiva en un mundo globalizado. Como sociedad deberíamos centrarnos en la educación en lugar de prohibir. Necesitamos educar a familias, niños yjóvenes a manejar sus dispositivos móviles responsablemente, fomentando un uso racional como complemento de la educación. Esto preparará a nuestros estudiantes para un mundo cada vez más digitalizado y les ayudará a desarrollarse académicamente y personalmente. Es esencial que reconsideremos el modo en que abordamos la integración de la tecnología en la educación. Opción de poder adaptar nuestro sistema educativo al siglo XXI.