Pinceladas de cuento
Pinceladas de cuento E n un barrio ñuñoíno, de viviendas de clase media, salpicadas con talleres de autos, locales de antigüedades, y a unas pocas cuadras de varios restoranes y tiendas de diseño y decoración, se encuentra el estudio de Matías Pinto D'Aguiar.
Así le gusta llamar a este espacio discreto hacia la calle, pero de amplitud generosa, doble altura, tipo loft, que él mismo proyectó hace 24 años "cuando el barrio era más tranquilo", dice, donde tiene, además de la zona de trabajo, un dormitorio abalconado, baño y cocina. Este es el sitio en el cual emerge su universo pictórico, de escenas serenas, pausadas, casi oníricas, que han hecho tan reconocibles sus obras.
Y es también aquí donde dio vida a la exposición que está presentando en la galería Artespacio. "El enigma de las horas" contempla una veintena de obras en acrílico sobre tela y témpera sobre madera, que hablan de vivencias, atmósferas y sensaciones que recuerda, y luego plasma con los pinceles, incluso viajes por ciudades como Londres o Venecia.
Siendo figurativo, mi obra no es lógica, las cosas no están donde corresponde; cuando pinto un cerro con un mar no estoy pensando en los mares que conozco, sino que es inventarse una especie de postal que tiene que ver con el orden de mi cabeza, mis sensaciones, es simplemente darse la libertad. No hay intención del absurdo, es que me sale así, uno tiene sus formas. No entiendo el querer ser algo que no eres, es bueno para el espíritu tratar de ser uno siempre dice.
La gente ya reconoce tus cuadros, ¿te das el espacio para experimentar? He hecho miles de cosas, esculturas con alambres soldados, con madera, fundiciones de bronce, pero me gusta la pintura, lo que hago es reconocible y siento que me comunica con el público. Lo abstracto, que también trabajé en pandemia, me comunica conmigo mismo, con la inquietud particular de un momento; pero esto es distinto, tiene magia, cuento. Me importa que la gente se logre meter en la obra, que no solo mire y pase, sino que vea algo. Los experimentos en general me los dejo para mí. Eso no significa que no haya ensayo y error, y toma de nuevas decisiones. De hecho, dice que siempre va apareciendo algo nuevo, "yo estoy aprendiendo a pintar", sentencia. Y agrega: "La pintura es mucho más contemplación que tiempo pintando o manchando.
Uno se aleja, piensa, medita, ve sus efectos". ¿Qué opinas del arte digital? Me da exactamente lo mismo si es arte digital, body art o conceptual; la cosa es que sea Pinceladas de cuento "El enigma de las horas" se llama la nueva exposición que presenta Matías Pinto D'Aguiar en galería Artespacio, luego de tres años de silencio. Vuelven sus paisajes figurativos, minimalistas, sus atmósferas serenas con gran manejo del color, luces y sombras, sus árboles y caballos. Y, sobre todo, sus ganas de conectar con el público. "Es importante que la gente no solo mire y pase, sino que vea algo", dice. Texto, Soledad Salgado S. Retrato, Carla Pinilla G. Matías estudió poco más de un año Arquitectura en la UCV, una escuela creativa que lo marcó en su quehacer. La mayoría de las obras son acrílico sobre tela.. Pinceladas de cuento “Me gusta lo simple, tengo admiración por el arte y diseño minimalista”, dice. bueno. Para llamarlo arte debe tener una calidad calidad que no deje indiferente, que te pase algo. Lo que no me gusta, por ejemplo, es el arte conceptual que se transforma en propaganda. Eres de la generación de los 80 que respondió respondió al arte conceptual de la época. Fue una reacción, sí. Yo venía del hippismo, hippismo, de vivir el presente sin hacerle daño a nadie. nadie. Y los líderes conceptuales del momento se pusieron dictadores, decían: “La pintura ha muerto”; todo era muy teórico, de muchas ideas. Solo había que pensar. Raro que te restrinjan restrinjan la libertad en un ambiente artístico, que te pongan reglas. Nosotros (con sus amigos amigos Bororo, Samy Benmayor y Pablo Domínguez) Domínguez) simplemente hicimos lo que teníamos que hacer, que fue seguir pintando. Qué fome sería si todos hiciéramos lo mismo, lo bonito del arte son los distintos puntos de vista.
Desde esos inicios en la pintura, el caballo a veces el delfín, también ocupa un sitio en la tela, Se asoma discreto en medio de sus parajes parajes solitarios o a veces solo una parte de su cuerpo. Como un sello de autor.
Sin embargo, él lo explica así: “Mi profesor en la Universidad de Chile, Rodolfo Opazo, en algún momento nos dijo que hiciéramos lo que quisiéramos, que inventáramos algo, y ahí estaba el real desafío desafío luego de años pintando naturaleza muerta muerta y cuerpo humano. Y ahí en las imágenes que me fueron saliendo quise poner caballos, que me rayan. Yo he cabalgado toda la vida. Ahora, lo integro como habitante cuando necesito algo algo vivo en mis obras”. Y aquí están calmos, pero pero presentes en varios de los trabajos que se pueden ver hasta el g de noviembre. VE) Londres visto a través de sus ojos. Tempera sobre madera. “Pinto la idea que tengo de un caballo, caballo, no busco proporciones”, proporciones”, dice. Sus obras destacan destacan por el uso del color con el que forma atmósferas atmósferas únicas. Recuerdo de un viaje a Venecia. Muchos los hace primero en un cuaderno cuaderno de croquis. !L&.