Autor: Carola Zañartu Canihuante y Mónica Apablaza Aravena, Universidad Finis Terrae
CARTAS: la indiferencia también es violencia
CARTAS: la indiferencia también es violencia violencia eHacealgunos días se conocieron dos lamentables noticias quesin duda han estremecido a la opinión pública, comol caso dela niña boliviana víctima de esclavitud doméstica y el niño en Iquique que sufrió graves vejámenes por parte de su madrastra, quien-según apariciones en prensa le provocófuertes golpes, además de privarlo de elementos básicos como la alimentación y el abrigo.
Estos acontecimientosnos obligan, como sociedad, areNexionar profundamente sobre el abandono sistemático hacia la infancia, junto conevidenciar no solofallas estructurales en los sistemas de fiscalización y denuncia, sinotambién una preocupante normalización del abusoyla explotación de niños y niñas en situación de vulnerabilidad, frente a la cual gran parte dela sociedad mira ensilencio y no actúa. Demásestá decir, que estos hechos no deberían tener cabida en ningún rincón del país nidel continente. Labarbarie y el desgarrador panorama de estas semanas sin duda genera que nos preguntemos si como sociedad hemos asumido un compromiso real con lo descrito en la Convención delos Derechos del niño, suscrita en 1990.
Si bien han pasado 35 años desde que nuestro paísratificó ser parte dela convención, a menudo escucha mos expresiones como "andabatodos los días solita", "tenía hambre, andaba cochinita", demostrando lo poco quesesabe delaresponsabilidad que tiene cada integrante de la sociedad conla protección dela infancia. Claramente el Estado esel principal garante y como tal debe generar todas los programas, políticas y acciones para promover, difundir y proteger sus derechos. Sin embargo, la sociedad no es espectador pasivo, es agente activo, y co-garante de derechos. Los adultos también tenemos que difundir, promover y proteger los derechos dela niñez y adolescencia.
Esto implica no cerrar los ojos, informarse, generar redes y tomar acción para que aquellos niños y niñas que se encuentran en situaciones de gran complejidaden donde día adíase vulneran sus derechos, sean protegidos y puedan desarrollarse en armonía. Por todo lo anterior, es urgente asumir que la protección y el bienestar de niños, niñas y adolescentes es un compromiso colectivo. Educar a las nuevas generaciones requiere, ante todo, de adultos conscientes, informados y comprometidos con su rol formador y protector. Necesitamos más que buenas intenciones: se requiere responsabilidad activa, empatía yuna mirada que reconozca en cada niño y niña a un sujeto de derechos. Solo así podremos construir una sociedad verdaderamente justa, donde crecer en dignidad, respeto y cuidado nosea un privilegio, sino un derecho garantizado para todas las infancias. Carola Zañartu Canihuante y Mónica Apablaza Aravena, Universidad Finis Terrae Crónica de Chillán invita a sus lectores a escribirsuscartas aesta sección. Los textos deben tenerunaextensión máxima de 1.000 caractereseiracompañados del nombre completo, cédula de identidad ynúmero telefónico del remitente. La dirección se reserva el derecho deseleccionar, extraer, resumir y titular las misivas. Lascartas deben ser dirigidas a cartasicronicachillan. cl oaladirección Calles de AbrilN*360, Chillán. Calles de AbrilN*360, Chillán.. - -