El sistema político como un problema
El sistema político como un problema sistema pol fUco J como un problema por Flavio Quezada Rodríguez* medio lleno”. Lamentablemente, Lamentablemente, el debate actual actual parece haber caído en un curiosa reduccionismo que, esperemos, esperemos, no sea oportunista.
En efecto, no solo se reduce la idea misma misma de sistema político, sino que también sus problemas, a un debate sobre el guarismo guarismo de partidos que deberían o no tener representación cii el Congreso Nacional y cómo fortalecer las directivas partidarias ante eventuales casos de transfuguismo.
Este reduccionismo sorprende no solo por la injustificable desatención a la literatura literatura especializada, sino que también porque esas modestísimas medidas resultan resultan insuficientes para los objetivos que se proponen; reducirla fragmentación partidaria partidaria y fortalecer los partidos políticos. Cambios sistemáticos Los partidos políticos son indispensables indispensables para el funcionamiento de la democracia, democracia, pues son un instrumento insustituible insustituible para la operatividad social de la idea de representación. Sin embargo. operan en un sistema más amplio, socialmente socialmente situadoyde forma interrelacionada interrelacionada a otros elementos. El enfoque sistémico sistémico no puede olvidarse en estas discusiones. discusiones.
Lo cual, por cierto, no obsta a medidas medidas especificas avaladas por la evidencia, tales como revisar la expresión jurídica de las alianzas electorales y su expresión en cargos públicos, como también aquellas aquellas medidas tendientes a separar la connivencia connivencia de intereses económicos o ehtistas con las cúpulas partidarias. En definitiva, definitiva, se requiere fortalecer a los partidos partidos políticos en tanto instituciones, y no a sus actuales expresiones alejadas de las exigencias ciudadanas. Sin embargo, las reformas a la legislación legislación sobre partidos políticos no agotan el debate sobre el sistema político. La crisis de la idea de representación no se agota ahí, tal como acertadamente fue identificado identificado en los últimos procesos constitucionales. constitucionales. De hecho, tanto la propuesta constitucional constitucional de 2022, como el anteproyecto delaComisión Experta del Proceso Constitucional Constitucional 2023, acertaban en identificar la necesidad de cambios sistémicos desde un diagnóstico global del sistema político. político. Si la idea de representación -en su expresión expresión institucionalestá en crisis, lo que se requiere es adoptar reconfiguraciones institucionales capaces de responder a las causas y complejidad de aquella.
En ese sentido, el gran desafío es crear mecanismos mecanismos sociales para que la idea de representación representación resulte (o vuelva a resultar) creíble socialmente, tanto porque los órganos órganos representativos se parecen “más” a la sociedad chilena actual, como porque su agenda se parece “más” a sus preocupaciones preocupaciones materiales cotidianas.
En otros términos, se requiere hacer más inclusiva la institucionalidad democrática, a la vez que abierta a las exigencias ciudadanas, mientras se abordan las seguridades sociales sociales que generan la cohesión social que hace posible la vida en común. En breve: unademocracia continua que esté abierta a la construcción de un Estado Social. La institucionalización de la representación representación no solo ha sido objeto de crítica crítica ciudadana, sino que también desdela desdela reflexión teórica. Entre esas voces destaca la propuesta del constitucionalista constitucionalista francés Dominique Rousseau, quien abordó hace años la crisis de la idea de representación en un interesante ensayo (Radica?iscr ¡ a démoc ro tic.
Propositions pour une refondation, Seuil, Paris, 2015). Rousseau, en breve, nos propone dejar atrás la comprensión de La democracia como algo esporádico, que se ejerce cada cierto tiempo a través del derecho a voto, voto, para comprenderla como un proceso continuo en el cual la ciudadanía participa participa permanentemente en los asuntos públicos. públicos. Aunque su propuesta otorga demasiado demasiado protagonismo a la jurisdicción constitucional, acierta especialmente en resituar a la ciudadanía real -no como entelequiaen la institucionalidad dem dem ocrática. En este sentido, si bien se pueden discutir discutir las concretas propuestas de deniocracia deniocracia participativa en las propuestas constitucionales recientes, ambas acertabanenidentificarlanecesidaddeavanzar acertabanenidentificarlanecesidaddeavanzar en ese sentido. Por cierto, que se deben atender especialmente los riesgos que plantean estos mecanismos, en especial, el documentado sesgo de clase en la participación participación ciudadana.
Incidir en la agenda Lograr que los procesos de decisión democrática democrática se parezcan cada vez más a la sociedad chilena actual no se agota en esos mecanismos de participación, sitio que requiere también ciertas innovaciones innovaciones que cuentan con una extensa literatura literatura de sustento; la paridad, los cupos reservados reservados a los pueblos indígenas y una mayor descentralización.
Por cierto, que se debe debatir sobre su alcance yex presión institucional, institucional, pero resulta necesario asegurar la participación de quienes, en los hechos, no cuentan con una igualdad “de armas” para instalar sus exigencias o incidir en la agenda pública en sus distintos niveles.
Mujeres, pueblos indígenas y la ciudadanía ciudadanía de regiones existen y seguirán existiendo existiendo en la sociedad chilena, por lo mismo mismo deben estar presente cii las i nstituciones nstituciones que creamos para abordar los asuntos propios de nuestra vida en común. Se requiere, requiere, eii definitiva, que el priiicipio de inclusión y la descentralización se expresen expresen en la representación. Por otro lado, no basta que las instituciones instituciones “se parezcan” continuamente a nuestra sociedad; resulta necesario también también que su agenda exprese también sus preocupaciones y urgencias. Si bien lo primero tiene, en general, por resultado lo segundo, no podemos continuar con un texto constitucional que nos priva de la IIbertad IIbertad de abordar ciertos asuntos propios del debate democrático.
La credibilidad de la idea de representación se juega decisivamente decisivamente en el hecho que las instituciones instituciones se avoquen a tratar las seguridades básicas y cotidianas que permiten la vida en común (la seguridad de una vivienda adecuada para guarecerse, de un trabajo para asegurar el sustento individual y familiar, familiar, de atención médica oportuna ante una enfermedad, de educación de calidad para Los desafíos existenciales y colectivos colectivos o de tranquilidad pública para disfrutar disfrutar de los espacios comunes, etc.). En otros términos, se requiere abrir el texto constitucional para que la construcción de unEstado (de seguridad) social sea posible posible y, de ese modo, abordar las principales principales preocupaciones que la ciudadanía manifiesta manifiesta hace décadas.
Pluralismo informativo Finalmente, se requieren estrategias inte1 inte1 igentes para ampliar y fortalecer el pluralismo pluralismo informativo que permita disociar el control de la agenda del debate público de los intereses económicos de unos pocos. pocos. El sistema de medios de comunicación comunicación constituye también un elemento del sistema político, puesto que condiciona lo que se decide y It) que se decide decidir.
Sus cambios, en ningún caso, pueden significarafectaciones significarafectaciones alalibertad de expresión, expresión, en tanto derecho humano (y no sus particularisimas -e interesadascompresiones compresiones locales), a la vez que deben permitir permitir que las urgencias e inquietudes ciudadanas ciudadanas se expresen de mejor forma.
En suma, la crisis de la idea de representación representación impide contentarnos con reform reform itas “de macetero”. Entiendo la actitud actitud de aquellos que ven en la apertura del debate una posibilidad de impulsar algunos algunos (pequeños) cambios, lo cual no solo me parece razonable, sino que necesario, pues el inmovilismo -en tiempos de auge de la extrenia derecha y otras amenazas de la democraciapuede resultar demasiado demasiado peligroso. Pero lo anterior no puede significar una claudicación a denunciar la amplitud y profundidad del problema que enfrentamos. La defensa de la democracia, democracia, así como de aquellos valores que la hacen posible, lo exige. Ex integrante de la Comisión Exerta del Proceso Constitucional 2023. Doctor en Derecho. Profesor de la Facultad de Derecho. Universidad de Tarapacá. Reformas “de macetero” El Desde hace décadas diversos estudios evidencian -de forma concluyentecierta ajenidad de la ciudadanía con la institucionalidad democrática. El mismo fenómeno se puede percibir en diversas democracias occidentales. Por lo anterior, el debate público ha abordado la necesidad de reconfigurar la organización estatal para fortalecer la credibilidad social de la idea de representación política. Tan así, que se han emprendido tres esfuerzos políticos de gran envergadura para intentar reemplazar el texto constitucional vigente. Aunque esto último no ha sido posible hasta ahora, no cabe duda que existe cierto consenso en la necesidad de cambios institucionales importantes. Hay, en general, un diagnóstico (quizás aún demasiado general) compartido. He ahí el “vaso.