El caído
OPINIÓN "¡ Frraaassch! " escuchamos y, de pie, mi mujer y yo vimos como un pino Oregón que alcanzaba al undécimo piso de la torre de enfrente, yacía sobre el jardín de nuestro conjunto habitacional Nada, comparado con lo visto en el Centro-Sur del país; nada, comparado con lo que nos cuentan amigos en San Fernando, Talca, Curicó, Constitución, los grandes golpeados por el tan anunciado temporal. Bajé a encontrar aves damnificadas entre las ramas caídas. Nada. Las raíces parecían la cabeza ancha de un enorme clavo, aflojadas por el inundado suelo, una estructura insuficiente para sostener la inmensa columna del tronco. El vendaval ya había hecho su parte al aflojar al viejo compañero de mis atardeceres. El agua consiguió el resto. La Universidad de Chile, hace una semana, daba explicaciones por tanta desolación. En su página web respondía la pregunta. "¿Cómo llegamos a este desastre?". La respuesta sería fácil: "Es el cambio climático". Pero no.
El profesor Roberto Pizarro, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de Conservación de la Naturaleza liberaba de culpa a mi árbol, y señalaba como clave la degradación del "complejo suelo-vegetación". No solo en nuestro jardín, sino en nuestras cuencas de cursos de agua. Incendios forestales, tala de bosques, el descuido y la no restauración de los sistemas de agua han herido el "complejo suelo-vegetación", dice. Las zonas altas de Chile, por eso, retienen menos agua.
Y de ahí, los torrentes, las inundaciones. ¡Pero contamos con saberes apropiados para bloquear o mitigar los daños! Desde luego --se lee en el sitio web de la U. de Chile--, cuidando el "complejo suelo-vegetación", un colchón amortiguador. Este frena el avance del líquido, retiene el agua que así penetra el suelo y recarga los acuíferos. Sigue el profesor Pizarro: hay que poner siempre al día los mapas de riesgo. Hay que limitar las construcciones a zonas seguras. Propone una permanente restauración, mediante "ingeniería blanda" que evite la erosión y promueva la retención de agua en las zonas altas. Y combatir los incendios forestales: los restos de los incendios llenan los ríos y pavimentan el curso veloz del agua.
El 18 de agosto, la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, habló con franqueza en un seminario organizado por el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden) y la Vicerrectoría de Investigación de la UC. Aún no se había producido el caos más reciente, ella reflexionaba sobre las consecuencias de los incendios de diciembre en su comuna. Viña concentra la mayor cantidad de campamentos del país. Y se ubican en los bordes de la ciudad, al límite de la vegetación. "¿Vamos a permitir la reconstrucción en zonas que van a sufrir el mismo daño?", preguntó la alcaldesa. Busca respuesta, pero todos tenemos que resolver. Porque las riberas como los bordes urbanos tientan al que construye u ocupa. Todos tenemos que optar, y claro, las autoridades nacionales y locales. Lamento por mi entorno, como tantos. El caído NICOLÁS LUCO El caído.