COLUMNAS DE OPINIÓN: Eutanasia: a elevar el debate
COLUMNAS DE OPINIÓN: Eutanasia: a elevar el debate Andro Mimica Guenero seremi de Gobierno Hace Hace un poco más de una semana, semana, el Presidente Gabriel Boric anunció que nuestro Gobierno, terminada las fiestas patrias, retomará la discusión sobre eutanasia, sobre el derecho a la muerte digna. Esto no es nuevo ni nadie se puede mostrar sorprendido.
Fue justamente en la última cuenta pública donde nuestro nuestro primer mandatario informó de cara a todo Chile que “pondremos urgencia urgencia e impulsaremos el proyecto de ley de eutanasia y cuidados paliativos que está actualmente en el Senado, porque aprobar esta ley es un acto de empatía, de responsabilidad y de respeto”. El día miércoles 11 de septiembre, este mismo medio llevaba una nota con opiniones del Obispo de Magallanes, Oscar Blanco, sobre el debate que nos invita el Presidente. Quiero partir diciendo diciendo que soy muy respetuoso de los sentires de la Iglesia (todas sin distinción) distinción) y sus representantes, pero esto no se puede llevar adelante con palabras palabras que resultan ofensivas. El obispo afirmó que “el mayor dolor que puede sentir una persona enferma es sentirse abandonado por su familia, familia, por una sociedad que hace oídos sordos al dolor que sienten.
Ese es el mayor dolor; todos los otros se pueden paliar con medios como la medicina y el acompañamiento espiritual”. Lo primero, me parece, al menos imprudente, que el obispo o cualquier persona deje entrever que quien solicité la eutanasia es por falta de acompañamiento acompañamiento de familias, que en muchas ocasiones, desde el mismo amor se postergan por asistir a un enfermo cercano, cubriendo sus necesidades y aguantando los momentos de mayores sufrimientos. El debate nunca se debería dar desde desde las vivencias personales, pero me veo obligado a contar mi historia, la de mi familia, la de mi hermana Tania, fallecida hace ya casi 9 años.
No voy a entrar en detalles de su enfermedad ni de sus penas o alegrías, alegrías, pero sí de sus últimos días, donde ella entendía que se apagaba, se ahogaba, sufría y no podía moverse de una cama clínica puesta en el departamento de mis viejos. Rodeada de familiares y amigos, estuvimos en vigilia por semanas y largos días, hasta hasta que se fue. Créame, que si hubiese estado en mis manos y la Tania nos hubiese pedido pedido descansar, hubiese sido el primero en apoyarla, y eso, no me hace sentir ni menos amor ni menos compañero. Es más, sus últimas 36 horas fue con fuertes fármacos (según los médicos era para la epilepsia) y eso la mantuvo absolutamente ida, dormida, desprendida desprendida de sí misma.
Con cariño, espero que este debate lo podamos dar sin intentar pasar a llevar al otro, a quién piensa distinto, de llenarlo de sustantivos calificativos, calificativos, que lo único que hacen es ensuciar y prejuicio al que tenga una posición opuesta. Mientras tanto, seguiremos escuchando escuchando todas las voces que quieran aportar. it.