COLUMNAS DE OPINIÓN: Oportunidades laborales en retirada
COLUMNAS DE OPINIÓN: Oportunidades laborales en retirada La última tasa de ocupación reportada por el INE, trimestre móvil abril-junio, es 1,2 puntos porcentuales más baja que hace cinco años. Si fuese la misma, 193 mil personas adicionales estarían empleadas, esto es, un 2,1% más que las informadas en el último boletín. En todo caso, esta sería una meta modesta. Si la lográsemos nos separarían del orden de seis puntos porcentuales del promedio que se observa en la OCDE. Por cierto, parte de la diferencia se explica por la distinta estructura educacional de la fuerza de trabajo. A mayor educación, más elevada suele ser la tasa de participación, sobre todo de las mujeres. De hecho, en este último lustro la participación laboral de las mujeres aumentó, mientras que la de los hombres disminuyó. Un primer detonante es precisamente el rápido aumento del nivel de escolaridad de la población y su impacto en la fuerza de trabajo. Desde 2019 se ha reducido, según la Encuesta Nacional de Empleo, en seis puntos porcentuales la proporción de la población entre 25 y 59 años con educación media completa o menos. Complementariamente, aquella con estudios terciarios completos subió en este período en siete puntos porcentuales. Esto empuja al alza las tasas de participación laboral (y de ocupación), precisamente por el impacto de la educación; algo más en el caso de los hombres y bastante por encima en las mujeres. En efecto, la brecha en participación laboral de hombres y mujeres para el grupo en análisis es de 23 puntos porcentuales si tienen educación media completa y solo seis si han completado la universidad. El rezago, entonces, en la tasa de empleo de la economía chilena es aún más desalentador. Las explicaciones para este (y también para la caída de la tasa de participación de los hombres) se comienzan a encontrar al descomponer las tasas de ocupación por niveles educacionales. La de las personas sin educación secundaria completa ha retrocedido en el último lustro en cinco puntos porcentuales. Para quienes finalizaron la educación media la caída es de cuatro puntos porcentuales. En cambio, los grupos de mayor educación mantienen sus tasas de ocupación. El impacto es especialmente fuerte en los hombres. Por ejemplo, para aquellos con secundaria completa la ocupación cae seis puntos porcentuales. Para las mujeres solo dos. Si nos detenemos ahora en los jóvenes entre 19 y 24 años que no están estudiando y alcanzaron solo la educación secundaria o menos, los cambios en oportunidades de empleo son dramáticos. En efecto, para los hombres la tasa de ocupación cayó 9 puntos porcentuales y solo la mitad de ellos tiene un empleo. Indudablemente que el lento crecimiento está jugándoles una mala pasada. El problema, además, no es solo el deterioro de las oportunidades laborales. Los ingresos por hora de la ocupación principal para los jóvenes de 19 a 24 años, utilizando ahora la Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE, han venido cayendo desde 2013. Para quienes terminaron la educación secundaria o lograron menos años de escolaridad dichos ingresos fueron en 2022 un 17% más bajos que en aquel año. Al mismo tiempo, la proporción de estos jóvenes que es asalariada ha caído gradualmente desde 2013. Actualmente es seis puntos porcentuales más baja.
Es tentador pensar que para que esta realidad se revierta basta con que la economía retome un mayor crecimiento --que por lo demás se ve lejano--, pero la evidencia disponible sugiere que también las instituciones del mercado del trabajo pueden estar afectando las oportunidades laborales de los menos calificados. En particular, un grupo creciente de trabajadores de este carácter aparece condicionado por el salario mínimo. Es cierto que, en parte, ello es un efecto buscado para comprimir la distribución de ingresos del trabajo. Los datos, entonces, quizás son una demostración de aquello. Sin embargo, el deterioro de las oportunidades laborales para esos grupos es palpable. Si se mira, además, la distribución de ingresos de la ocupación principal, es evidente que en los últimos años ha aparecido un "abultamiento" en torno a dicho salario. El equilibrio entre la búsqueda de una mejor distribución de salarios y el cuidado del trabajo para las personas menos calificadas no es fácil. La tensión subyacente, a la luz de la realidad ocupacional chilena, resulta evidente. Más todavía si se recuerda que también se está reduciendo la jornada laboral. El aumento del costo esperado del trabajo se intensifica con la elevación de la tasa de cotización para las pensiones. Dicha tensión requiere de un análisis cuidadoso. Particularmente alarmante es la situación de los jóvenes poco educados (sobre todo hombres) cuyo vínculo temprano con el empleo es indispensable para proyectar su futuro. Ofrecerles mejores oportunidades es algo que no se puede postergar. Oportunidades laborales en retirada "... particularmente alarmante es la situación de los jóvenes poco educados (sobre todo hombres) cuyo vínculo temprano con el empleo es indispensable para proyectar su futuro. Ofrecerles mejores oportunidades es algo que no se puede postergar... ". HARALD BEYER Escuela de Gobierno UC.