Bolivia, una semana después
Bolivia, una semana después A las crisis política, económica y social por las que atraviesa Bolivia, se suma una de credibilidad del gobierno, por las crecientes especulaciones sobre el origen y motivaciones de la fallida asonada militar que encabezara el general Juan José Zúñiga. El Presidente Luis Arce ha respondido con énfasis a los cuestionamientos, pero las dudas no se despejan. En la oposición se habla de la asonada como una "acción política planificada" dirigida a fortalecer a Arce frente al descontento por la situación económica.
Se sostiene que ayudó a que el gobierno controlara las protestas y debilitara a Evo Morales, su principal enemigo político, porque si este, en las actuales circunstancias, llama a movilizaciones, sería considerado un "acto no democrático". Evo también lanza dardos envenenados.
En reiteradas declaraciones ha hablado de sus sospechas sobre un autogolpe. "Golpe de Estado con balines", señaló irónico, y pidió perdón porque Arce "mintió y engañó al pueblo y al mundo". "No te pongas del lado del fascismo", le contestó Arce.
Para mediar, o al menos bajar el tono de esta agria disputa que tiene como fondo la candidatura del partido MAS para 2025, emergió Álvaro García Linera, exvicepresidente y reconocido mentor intelectual de Evo, quien dio una serie de entrevistas que encendieron los ánimos.
García Linera sostiene que no fue un autogolpe, sino un "amotinamiento militar que intentó devenir en un golpe de Estado", porque lo que quería Zúñiga era que Arce echara pie atrás en su destitución, la que consideraba una deslealtad, pues había sido Arce el que lo "había azuzado para asediar a Evo". Ni Arce ni Evo pueden haber quedado contentos con sus apreciaciones.
En síntesis, el ex número dos dijo que "la pelea intestina es egoísta y mezquina", y que ambos están agitando "un monstruo que al final los devore a los dos", porque estarían buscando apoyo en los militares, que "siempre tienen una agenda propia". "Es un signo de debilidad de Luis, porque un gobierno progresista no puede sostenerse en los militares, y a la vez, Evo no puede apoyarse en el debilitamiento del opositor con las acciones militares". García Linera no se detuvo, pues aventuró que "esta guerra fratricida" divide al partido detrás de dos candidatos, lo que puede terminar en una derrota en la elección presidencial.
Como un observador que ya no está en la primera línea, ve que Arce "ha perdido la confianza de la gente", por su mala gestión y "administración deficiente", y que Evo "es el candidato más fuerte", a pesar de que "ya no tiene el apoyo de hace cinco o diez años". Junto con preocupar al ideólogo García Linera, esta suerte de guerra civil también incomoda y pone en alerta a la izquierda latinoamericana, como quedó claro en las reuniones que tuvieron en estos días el Grupo de Puebla y el Foro de So Paulo.
Estos "repudiaron enérgicamente" la intentona de golpe, pero quedaron cortos en su solidaridad con Arce, y no se pronunciaron por la rencilla entre los líderes bolivianos, aunque el Foro "repudió" también "los intentos de inhabilitar" a Morales. La asonada de junio pasó a ser otro factor de conflicto entre Evo y Arce..