LA HISTORIA COMO ESPEJO
A EDITORIAL % ELDÍNAMO | Edición EL ASI SIN QUERER, LOS TEMAS PRINCIPALES DE ESTE NÚMERO FUERON MARCÁNDONOS UN CAMINO. Entretejiendo -a ratos por encima, a ratos de modo subterráneoalgo que explotó al momento de revisar todos los textos juntos: ahí nos dimos cuenta de que hablamos de actualidad, pero también, mucho, de historia. De la importancia de revisar la historia, de re leerla, enfrentarla y usarla para no tropezar nunca más con las mismas piedras.
Tenemos en el menú de hoy la mirada -por fin reposadade algunos que ya no están peleando en la primera línea, como Francisco Javier Cuadra, el abogado, ex rector de la Diego Portales y ex-ministro secretario general de gobierno de Pinochet, hoy viviendo lejos de Santiago y opinando con la libertad que sólo dan la distancia con el día a día político y con el pasado. ¿O no? Veremos. También aparecen esta vez el economista Sebastián Edwards y la ingeniera comercial Jeannette von Wolfersdorff, dos cabezas privilegiadas que piensan el país desde territorios disímiles, pero también parecidos.
Y la escritora Isabel Allende, que nos regala el primer capítulo de su nuevo libro, Mi nombre es Emilia Del Valle, que ciertamente parece el título de una teleserie venezolana de los 80, pero que en realidad es una estupenda fotografía de una de las épocas más feroces de nuestra historia, cuando la lucha entre la Presidencia y el Congreso, en 1891, terminó en una guerra civil espantosa donde murieron más de 10 mil chilenos y chilenas (más que en la Guerra del Pacífico y el golpe militar del 73 sumados). Una etapa que las nuevas generaciones, y probablemente las no tan nuevas, no tenemos tan marcada como debiéramos. Nunca está de más retroceder para darse cuenta de los extremos a los que podemos llegar volvió a pasar menos de 100 años después. Pero no está claro que hayamos aprendido. A veces, por el tono de los actuales discursos políticos, da la impresión que seríamos capaces de recrear una tercera temporada de la dramática saga. Es aterrador y deprimente ver cómo hemos ido construyendo poco a poco el escenario propicio para nuevos rompimientos, para nuevas distancias absolutas, donde el otro no sólo es distinto, sino peor. La responsabilidad de las autoridades de hoy, por lo mismo, es gigantesca.
También recordamos esta vez a Hannah Arendt, la filósofa e historiadora alemana que, quizás antes que nadie, visualizó el problema que se nos venía al hacer mal las cosas desde un comienzo en la separación de Israel y Palestina. Revisar su voz y su historia, aunque haya muerto hace décadas, es siempre una invitación a aprender.
En otro momento de este número, Rafael Gumucio, con su habitual capacidad para ver las cosas desde perspectivas que no todos llegamos a habitar, revisa otra enseñanza: el salto del Frente Amplio de la gloria al ocaso en menos de cuatro años.
La famosa fotografía de Vallejo, Boric y Jackson en la calle, felices y sonrientes (me recuerdan el póster de Nos habíamos amado tanto, esa joya del cine italiano dirigida por Ettore Scola y protagonizada por Stefania Sandrelli, Vittorio Gassman y Nino Manfredi) nos habla de la fuerza, las ganas, los sueños y la arrogancia generacional... pero también de un grupo que parecía ir para un lado y que terminó yendo para otro al chocar de frente con la realidad.
Por ende nos habla de lo que pudo ser, pero no fue ¿ Habrá algo más triste y melancólico que eso? Vienen también en esta edición dos crónicas con aire fresco producto delos viajes de Patricio Fernández ala Cuba actual (otra fotografía que enseña mucho) y de nuestra nueva colaboradora, la decana de arquitectura de la UGM Jeannette Plaut, a la reciente bienal de Arquitectura de Venecia. Y a propósito de colaboradores, se suman desde hoy como columnistas el presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, y el CEO Es aterrador y cuando las rabias, los prejui. Cios, la religión, la ideología o deprimente las conveniencias económicas cómo hemos ido arrasan con la necesidad más construyendo poco humana de todas: la de converapoco el escenario sar para tratar de entenderse. En las guerras no gana nadie. Prop P ara Sólo generan desolación, herirompimientos, das que no se borran nunca y fadonde el otro no sólo milias divididas. El que cree que es distinto, sino peor. Ganó, también pierde. Y eso fue lo que le pasó a Chile en 1891. Y le de Quiñenco, Francisco Pérez Mackenna. Dos voces que “algo” saben de lo que es el crecimiento y el desarrollo de un país.
Cierro este resumen con el aporte de la directora de la carrera de Periodismo de la UDD, Karim Gálvez, con una crónica deliciosa sobre otra revolucionaria escritora y periodista: Marta Brunet, protagonista de la época en que las mujeres no podían votar y tenían que firmar con seudónimo para poder ser publicadas. ¿No le digo que podemos llegar a ser muy lesos? D POR Felipe Bianchi Leiton