Mi Papá me llevaba a la matinée
Mi Papá me llevaba a la matinée knas ds& la pamydvite Marina Mda.
Agites;0] Mi Papá me llevaba a la matinée Las más tempranas evocaciones asociadas asociadas al cine se la debo ami Padre, ello a partir de una rutina que se inició cuando yo tenía alrededor de cinco años [1965) y duré hasta poco antes que me fuera a estudiar “al norte” (1976). Recuerdo que loa sábados lo acompañaba al viejo edificio de La Prensa Austral a entregar su columna dominical que publicaba en el espacio que usted lee en este momento (la publicó durante casi setenta años y la entregaba con una scmana de antieipaeión, como mínimo). Algunos de esos sábados pasábamos a la matinde del Cute Grau Palace, Palace, ubicado en Botica casi esquina José Menéndez (antes Valdivia) donde ahora hay una galería comercial.
En esos tiempos (al menos en el “Pa)acc”) había funcIones en horario do Matinéc, Vcrmouthy Noche; la nsatinóc ofreela programas dobles con un interasediode 20 minuto& El “Polaco era un cine de respetables dimensiones, agradable, pulcro, sienapre limpio y bien cuidado.
EL foyer era amplio, pintado de amarillo pálido en el cual destacaban unas grandes columnas y las puertas cte acceso a la pIaFes baja (de madera con acolchado de tono vendo). Al costado izquierdo de las puertas, estaba el baño demujeres yal derechola oficina del Administrador dci cine.
El baño de hombros se ubicaba en un descanso de la escalera del lado izquierdo que Llevaba a la platea afta -“balcón” le decíamosa la cual se podía también ingresar por otra escalera “gemela” del costado derecho. Tanto el acceso a “balcón”, como las paredes paredes de las escaleras eran de ema sobria tonalidad verde nilo. En el interior, destacaban las paredes con una sección de niadera terciada de aproximadamente tres metros de airura y luego unas inmensas cortinas que llegaban hasta el cielo raso. En la parte superior& la boca del escenario tucian los signos de zodíaco en bronce, figuras que le dieron un sello inconfundible e inolvidable seria sala. Puertas muchas pebulas pebulas las que vimos en el de Tom y Jerry, de cois-boys, de James Bosad, Tarada y variados etctteras. Pero la que nths me quedó et la memoria fue”ILn una playa junto al mar” del cantante argentino Donald (el del “Verann naranja”) que por alguna razón que no recuerdo, la vimos dos veces.
Fue rodada en Buenos Aires y Mar del Plata y contaba la típica historia del muchacho incomprendido por su familia, que -en este casoestudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires (la USA) para dejarlos conformes y seguir ecos su carrera artística. Cada vez que ibamos al “PslaeC debíamos debíamos hacer lila para comprar las entradas, porque muchos venlan a buscar boletos para la vermooth o noche, incluso para el domingo.
En ocasiones no alcanzábamos alcanzábamos a Llegar a la boletería, pues desde la puerta de ingreso al foyer escuchábamos e Simón Karelovic, el Administrador del cine: “jQué estás haciendo Marino, vengan paraaeá! ” y entrábamos gratis; Karelovic y mt Papá fueron amigos de toda la vida. lina vez en el foyer, nos dirigíamos a la confiteria que había al interior y mi Papá me compraba “confites de alquiirén”, esos toffees ingleses de anís, de color negro y con envoltorio del mismo color, salvo la tonalidad naranja de los extremos.
Luego subiamos, pues ami Papá le gustaba ir a “balcón”. Antes de entrar pasábamos al Itisoco que estaba en el segundo piso a buscar las pastillas “Cri-Cri” de Amubrosoli que le gustabstna él ytamnhién aprovechaba de comprar una bolsita de “Iaatillas de Pololeo” que llevaba de regalo ami Mamá, eranrednndaa del rliásnelrode una moneda de 1101) con leyendas de amordel tipo “Más dulce que esta pastilla eres ti”ycosasasL Nuestro ritual incluía una escapada en el intermedio On procura de un refrigerio al Bar “Manantiales”, en Chiloé coas José Menéndez, donde actualmente funciona el 4Cariocat.
Terminada la función, y antes de volver a casa pasábamos a la legendaria Fuente de Soda test Si Ben” (actual “Lomnits”) y cerrábamos la tarde de sábado con un helado o un Barros Luco de esos de los desistes. En 1987 fuimos con mis Pates a Buenos Aires y una tarde cualquiera que pasábamosporhiFacultaddeiJereeho de la USA, tuve la sensación do haber estado antes alL(y se lo comenté ami Papá.
Luego de pensar por un instanter uno de los dos recordó la película “En una playa junto al mar”, pues en ese lugar donde nos encontrábamos encontrábamos en ese momcntn, sefilmó la secueneis de la canción “Siempre fuimos compañeros” (“Compañenosl siempre fuimotos fuimotos esanpafsero& de alegrías ytruitezasl en la escuela y en el bar... ). Era la magia del cine: taloomoen”MaryPoppiais”eonJuli. e Andrewso”Ls Rosa Púrpura del Cairo de Woody Alten, el telón cobraba vida, pero esta tzel telin del viejo “Falsee” cobraba vida en Buenos Aires, sIal en la Avenida Figueroa Alcorta. Esa tarde mi Papá -y esta vez con mi Mamáme habla llevado otravesa la matinée yafaltadel”Cest al Bon”, ecrrsmoslajornadaenelCafé”La Biela, la guarida de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, pleno Barrio de Ls Recoleta. Nota Dedicamos esta crónica a todos loa Padres en este día, a los que están ya lrmsque se fueron(peroquesiempre están).. - - - - -