Último espacio para el diálogo
Último espacio para el diálogo Señor Director: Hace algunas semanas llegó a Chile la ola de protestas que se desarrollan en varios campus universitarios, particularmente de Estados Unidos y Europa, a favor de Palestina, tras ocho meses de conflicto en Medio Oriente. Ahora bien, aspirar sin más a que una universidad corte por completo cualquier relación con casas de estudios de países en los que sus autoridades están encabezando violaciones a los derechos humanos es tremendamente ingenuo. Demuestra, entre otras cosas, un desconocimiento teórico y práctico de lo que la institución universitaria significa como parte de una sociedad democrática.
Es larga la lista de conflictos en los que, agotadas las vías políticas, económicas o diplomáticas, terminan siendo precisamente los espacios universitarios los últimos bastiones de un diálogo abierto que mantiene la esperanza de una sociedad muchas veces también silenciada y acorralada. Nada le convendría más a un gobierno cuestionado internacionalmente que las universidades de su país queden aisladas del mundo, al igual que los medios de comunicación y organismos no gubernamentales.
Cuando estalló el conflicto ucraniano, con la invasión indiscriminada de parte de Rusia, los primeros lazos con los que el mismo gobierno ruso procuró terminar fueron los académicos, al punto de calificar a algunas casas de estudio del país como organizaciones terroristas.
No entender el valor de la institución universitaria también en los conflictos internacionales, demuestra que algunos prefieren dejarse llevar por ideas panfletarias que van de boca en boca más que de cabeza en cabeza, y de manera atolondrada terminan perjudicando a quienes dicen defender. ALBERTO LÓPEZ-HERMIDA Director Escuela de Periodismo Centro de Políticas Públicas U. Finis Terrae