Envejecimiento poblacional y futuro de Chile
Envejecimiento poblacional y futuro de Chile En Chile hoy nacen menos de 170 mil recién nacidos en el año. La tendencia ha sido acentuada desde 1990 en adelante, año en el que ocurrieron más de 300 mil nacimientos, y lo anterior, a pesar de las olas migratorias. Esto se traduce en que hoy una mujer en Chile tiene prácticamente un hijo. Países como China, que por años favoreció el tener un hijo por familia, planifican políticas para beneficiar el que tengan un hijo más. En nuestro país no hay nada semejante. Más bien, parece existir preocupación por evitar que nazcan más individuos. Algo positivo a considerar es que el descenso de la mortalidad y de la natalidad son consecuencia de cambios económicos, sociales y culturales. La extensión de los beneficios de los logros económicos a la mayor parte de la población es lo que permite el surgimiento del fenómeno del envejecimiento.
Pero hay otras causas asociadas que, a su vez, pueden relacionarse con otros problemas: mayor inserción femenina en el mundo del trabajo; incompatibilidad con las funciones domésticas; disponibilidad de variados métodos anticonceptivos, e imposibilidad de compartir roles de esposa, madre, hija, trabajadora. La migración no logra nunca ejercer influencia positiva en el mediano o largo plazo para el rejuvenecimiento de la población.
Para que eso ocurriera debería aumentar notablemente el número de mujeres migrantes, y deberían ellas mantener sus tasas de natalidad altas, que es algo que no ocurre, porque se adoptan las pautas de natalidad del país que las acoge. ¿Y las consecuencias? Muchas: la principal es naturalmente el envejecimiento de la población, pero esto va de la mano con una serie de problemas asociados: enfermedades crónicas, cambios en los problemas de salud de la población, dificultades para realizar ciertas actividades, volverse dependientes de otras personas para la realización de actividades necesarias, reducción de la fuerza laboral, y problemas secundarios para los pagos de pensiones, disminución de la productividad, soledad y pobreza.
Al envejecer la sociedad existe una suerte de feminización y eso tiene consecuencias: las estadísticas muestran en Europa que las mujeres ancianas son más pobres que los varones, viven más solas y padecen más discapacidad (Herzog, Holden y Seltzer, 1989). Las familias más pequeñas disminuyen los lazos familiares y las redes de apoyo; y hay finalmente, un problema más grave, cual es la disminución de la adaptación a los cambios. Las sociedades viejas no se adaptan a ellos a la velocidad que las más jóvenes, y esto en un mundo como hoy puede asociarse a consecuencias impredecibles. Naturalmente, este y otros gobiernos por venir tienen múltiples problemas, pero lo que presentamos ahora debiera ser establecido como prioridad, porque de las medidas que hoy se tomen depende el futuro de nuestro país.
Si se olvidan del envejecimiento y dan prioridad a invertir recursos en enfermedades infrecuentes; en atender requerimientos judiciales en lugar de ser asesorados por expertos en salud pública; en favorecer la congelación de óvulos y al mismo tiempo el aborto libre, en lugar de estimular el embarazo a edades más tempranas; en incluir más patologías en el GES sin que se satisfagan las necesidades de las que ya están incluidas; en fin, los problemas solo aumentarán. Las mujeres luchan por encontrar equilibrio entre sus numerosos roles.
Los riesgos para el embarazo y parto tienden hoy a aumentar por la mayor edad a la que se busca el embarazo, mayor cantidad de embarazos con fertilización asistida, mayor coexistencia de patologías como obesidad y otras que coexisten con una gestación... y la salud mental de nuestras mujeres se altera manteniéndolas más cansadas, ansiosas, inmunodeprimidas y susceptibles de enfermar.
En esta época, donde muchos se preguntan sobre la evolución de la familia y sobre nuevas definiciones de lo que llamamos familia, será la mujer nuevamente quien establezca los equilibrios para compatibilizar sus roles dentro de la sociedad. Debemos confiar en que el género femenino será quien nos dará las respuestas a preguntas hoy no respondidas. La realización plena de lo humano solo puede realizarse a través de la femineidad.
Nuestras escuelas de Medicina deben empujar el quehacer de la especialidad a las fronteras del progreso científico y tecnológico; pero, más importante aún, deben pretender que sus médicos sean reconocidos por sus pares por llevar el sello indeleble de su competencia profesional, su trato humano, su apego a la verdad, su capacidad de escuchar y su búsqueda incesante del camino para servir mejor a los demás. Envejecimiento poblacional y futuro de Chile "... países como China, que por años favoreció el tener un hijo por familia, planifican políticas para beneficiar el que tengan un hijo más. En nuestro país no hay nada semejante. Más bien, parece existir preocupación por evitar que nazcan más individuos... ". DR. ENRIQUE OYARZÚN EBENSPERGER Profesor titular Obstetricia y Ginecología Clínica Universidad de los Andes Facultad de Medicina Universidad de los Andes.