CARTAS: Grasa estatal y fronteras
Grasa estatal y fronteras 8 La reciente entrevista a Johannes Kaiser en Tolerancia Cero ha provocaen algunos sectores, pero también ha puesto sobrela mesa un debate imprescindible: el tamaño del Estado, la migración irregular y la urgencia de restablecer la confianza en nuestras instituciones. Reducir en cientos de miles el número de empleados públicos no es una ocurrencia arbitraria ni una cruzada ideológica. Es una reacción tima ante una administración hipertrofiada, poco fiscalizada y, en muchos casos, capturada por redes de favores. La denuncia de la Contraloría sobre licencias fraudulentas (más de 25.000 casos en el aparato estatal) no es una anécdota: es un síntoma de una enfermedad profunda. Pretender quese solucione con talleres de ética administrativa O con campañas comunicacionales es simplemente cínico. en materia migratoria, la idea de cerrar el grifo antes de piso no sólo essensata: es indispensable. El ingreso masivo e irregular de personas sin identidad verificada, muchas de ellas con prontuario, ha desbordado los servicios públicos, tensionado la convivencia barrial y facilitado la expansión del crimen organizado. Expulsar a quienes entraron ilegalmente (de manera gradual, legal y con cooperación internacional) no es xenofobia, es proteger la soberanía, el orden público y la dignidad de los migrantes regulares que sí cumplen las reglas. Quienes sealarman con estas propuestas suelen ser los mismos que celebraron el crecimiento sin control del Estado, el clientelismo y la laxitud migratoria como si fueran virtudes progresistas.
Hoy, los costos de esa irresponsabilidad los pagan los nos comunes; con inseguridad, con listas de espera y con una creciente sensación de que el esfuerzo indivi Lo que Johannes Kaiser planteó, más allá de los matices, es algo que muchos piensan pero pocos se atreven a decir alta: el Estado no puede seguir creciendo a costa de quienes trabajan y paganimpuestos; y Chile no puede convertirse en un refugio sin fronteras donde el crimen se disfraza de DD. HH, Rodrigo Salinas Rojas