Autor: Directora de Estudios y Capacitación, Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA) y candidata doctora, Universidad Diego Portales
LO QUENO SE CUENTA, NO CUENTA
SEÑOR DIRECTOR: Gisele Pelicotnos ha dejado una importante lección: la vergúenza debe cambiar de bando. Para que eso ocurra, las mujeres tenemos que hablar y alzar la voz; porque lo que no se cuenta, no cuenta.
Sin embargo, me pregunto: ¿ Qué incentivos tiene una víctima para contar si el propio sistema de justicia le pregunta por qué tarda en hacerlo? ¿ Cómo se atreverá a hablar si la semana que recién pasó presenciamos que el juez del caso Errejón dudó abiertamente de la presunta víctima? El juez Carretero la cuestionó: "¿ No será que usted quería algo con ese señor?". Le exigió: "¿ Le dijo (a Errejón) déjame en paz?" E incluso la juzgó: "No se entiende que usted no hiciera un gesto"; "usted es una mujer acostumbrada a tratar con el público, ¿cómo no es capaz de decirle que esas condiciones no eran aceptables?". ¿No será hora de que los hombres se cuestionen, exijan y juzguen así mismos en todo tipo de en cuentro sexual? ¿ No será hora de que los jueces se pregunten asi mismos porqué dudan, cuestionan o juzgan los relatos de las presuntas víctimas? Tal parece que, junto con la vergüenza, las preguntas también deben cambiar de bando.