COLUMNAS DE OPINIÓN: Clase política de Chile
COLUMNAS DE OPINIÓN: Clase política de Chile ROBERTO CISTERNAS CONTRERAS Se ha dicho que la política es una ciencia y, más aún, que es un arte. Desde tiempos remotos se hace política. El ser humano dijeron ilustres griegos es un “animal político razón tuvieron con esa esencial definición, por tanto, se debe cuestionar a quien diga que no lo es. Cada día se hace política. No es necesario ni indispensable o condición ser integrante o militante de un partido, grupo o movimiento para ejercer el oficio ciudadano. La política ha sido denostada, maltratada como actividad, también desprestigiada. Pero la política no tiene culpa de esos injustos cargos. Siempre seguirá siendo la noble ciencia u oficio universal.
Sin ella es imposible la vida en la sociedad humana; pero suelen existir políticos que hacen la política entendida como ciencia o como operación contribuyente a crear mejores condiciones de vida de los ciudadanos; pero hay quienes, sí tienen culpas, son aquellos personajes que por sus indignos y repudiables promesas públicas en nombre de la política la dañan cada día, los políticos que se arriman a ella con intenciones demagógicas que mancillan toda ética pública. Donde en períodos preelectorales suelen aparecer estos indignos y funestos personajes oportunistas que “quieren plata” a través de la política, la raíz de todos los males. En efecto, Chile sigue viviendo la incursión pública de millones de ciudadanos que demandan justicia ante la precariedad en las condiciones de vida; bajos salarios, miserables pensiones, precarias condiciones de viviendas, sanitarias y laborales. Incluyendo las alzas del transporte, de la luz, del agua y de otros servicios esenciales. Por otra parte, están los obscenos privilegios de las castas gobernantes y empresariales que se han mantenido por siglos y los políticos no dan respuesta a las demandas. Calmantes no sirven, y en las promesas los ciudadanos ya no creen. El modelo económico neoliberal ha fracasado. La clase política irritante expresión ha caído en el más absoluto desprestigio.
Los escasos políticos bien inspirados en dar respuestas a las demandas presentadas por la ciudadanía están en extinción, el Estado de emergencia recurrido por el Gobierno no surte efecto alguno, y los militares en las fronteras nada hacen al respecto; porque constitucional y legalmente nada más pueden hacer.
Por ello, la crisis migratoria en el norte de Chile, cuyos inmigrantes son principalmente ciudadanos venezolanos, colombianos y bolivianos, siguen atravesando las fronteras de forma irregular como pedro en su casa y los políticos no hacen nada por legislar el control fronterizo; demostrando la falta de razonamiento y el poco interés para corregir los errores de la Ley 21.325 sobre normas en materia de migración y extranjería, tramitada durante más de diez años en el Congreso Nacional, según mensaje presidencial número 089-361 de fecha 20 de mayo de 2013. En consecuencia, es imprescindible la necesidad de promover un proyecto de ley para reformar o refundar la República de Chile.
A fin que políticos y gobernantes, queden sujeto a normas de fiscalización parlamentaria, y los poderes ejecutivo, legislativo y judicial actúen dentro de un margen ético-profesional de servicio al pueblo y no para sí mismo, entre otras normas. Entendiéndose que, así habría un debido servicio a la persona humana, con pleno respeto a los derechos y garantías al amparo de una Constitución Política del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Toda vez que la corrupción, la demagogia, el sectarismo y la política inmoral, entre otros males, solamente causan día a día en mayor o menor medida, el desprestigio y la deshonra de la clase política nacional de Chile, expuesta a un nuevo golpe militar y que ahora sí se justificaría sin duda alguna..