Autor: MARÍA TERESA CÁRDENAS MATURANA
Samanta Schweblin: “Las mujeres nos merecemos los espacios por los que hemos trabajado”
La destacada escritora argentina radicada en Berlín recibirá este jueves el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, que otorga la Universidad de Talca. Un reconocimiento a su impecable y a la vez promisoria obra narrativa, traducida a más de veinticinco idiomas y que, hasta ahora, suma tres volúmenes de cuentos y las novelas Distancia de rescate y Kentukis. Larice Lispector decía: La palabra es mi dominio sobre el mundo”. ¡La entiendo tanto! Escribo por lo torpe que me siento en la oralidad. En una charla, el lenguaje siempre me hace trampa, soy confusa, me pierdo, nocierro misideas. Pero cuando pongo mis palabras por escrito, todo se ordena, Escribir meayuda a pensar”, dice —escribe— Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) desde Berlín, donde reside hace casi diez años.
Así explica porquéeligió responder esta entrevista porcoreo electrónico y no a través de la pantalla, como nos acostumbró la pandemia Y se refiere, en primer lugar, al significado que tiene para ella el Premio Iberoamericano José Donoso, que recibirá este jueves, en el Campus Lircay de la Universidad de Talca.
En la tarde, en tanto, presentará en la sede de Santiago su libro de cuentos Siete casas vacías, que llega a Chile junto a la edición ilustrada (por Duna Rolando) del relato más largo y más “desafiante” del volumen, La respiración cavernaria, ambos publicados por Páginas de Espuma.
“Me emociona, y es un gran honor para mí aceptar este premio, sobre todosi pienso en los que me anteceden, en la propia figura de José Donoso y la tradición literaria del país que me lo da.
Aunque también es inquietante, debo confesar, Es la primera vez que me entregan un premio a la trayectoria, y con los — * 45 años que acabo de cumplir, éste premio tiene un peso simbólico en el que creo que todavía me cuesta pensar.
Ha sido una absoluta sorpresa”. ¿ La ha hecho reflexionar sobre su traba- ¡ jo? ¿ Recuerda cómo se descubrió escritora? Recuerdo esta pulsión por contar historias desde que tengo memoria, es algo quesiempre estuvo ahí.
Cuando aún no saía escribir le dictaba historias a mi mamá, que las escribía para mí en cuadernos; y supongo que ya me atraía también el concepto delibro, porque con cinco o seis años le indi caba a mi madre dónde debía dejar espacios blancos porque el texto necesitaba un dibujo, o comenzaba un capítulo nuevo. Supongo que era algo que me divertía construir con ella. Escribí mis primeros intentos de cuentos alrededor de mis 12 años, y luego a mis 17 empecé a asistir talleres literarios.
Siempre me parecerá un privilegio haber tenido la oportunidad de esta hermosa tradición que Chile y Argentina comparten, la de los talleres en las casas de los escritores, en la que es posible entrar al mundo literario siendo tan joven y de una manera tan intensa.
“Mi gran maestra fue Liliana Heker —agrega—, fuia su taller casi tresaños, y mucho de lo queenseño lo aprendíahí, o empecéa pensarlo —En sus cuentos y novelas suele estar la ame'naza —interna o externa— a un orden o estabilidad. ¿ Por qué le interesa la indagación del miedo como recurso literario? —La literatura es la manera más práctica que conozco de enfrentarme a mis monstruos y mis miedos, De preguntarme, ¿podría sobrevivir a algo como esto o aquello? ¿ Sería capaz de? ¿ Cuánto aguantaría si? Como decía Federico García Lorca, todos tenemos curiosidad por saber qué podría hacernos daño, y el ejercicio de laficción, tanto cuando leo como cuando escribo, me parece la más espectacular de todas las tecnologías que tenemos, ¿Hay otra herramienta que nos permita recorrer de una manera tan física y cercana nuestros peores miedos, y volver a la realidad ilesos y con semejante información vital? —¿ Cuáles son, en ese sentido, sus deudas con la tradición rioplatense de lo fantástico, donde sobresalen autores tan contundentes como Borges, Cortázar y Bioy Casares? primera gran deuda es con el género. Adoro el cuento, me formé leyéndolo con devoción, y sigo pensando muchas de mis ideas en este formato. Y el fantástico rioplatense es un genero muy específico, a veces cuesta incluso explicarlo; Sobre todo fuera de Latinoamérica, si se habla de lo fantástico los lectores piensan en seguida en géneros mucho más fantasiosos. Lo queami me fascina en cambio esel ¿ gran peso de su posibilidad, de su 'mirada sobre todo lo que es extraño, o poco conocido, pero absolutamente factible de suceder.
El cuento de lo extraño es una de las características más fuertes de esta tradición, y posiblemente la at- 'mósfera de la que me enamoré como lectora, y a la que sigo intentando llegar cada vez que escribo una nueva historia -¿ Cómo fue su paso a la novela? pienso en géneros enel momento de la escritura. Para mí este tipo de cosas son el resultado de lo que sea que una historia haya necesitado para desplegarse, son etiquetasque descubro al final y que siento.
Que nunca definen mi trabajo del toda la literatura contemporánea que más me gusta leer se mueveen los límites de estos territorios; es en los márgenes, en las ampliaciones de estas fronteras donde siempre descubro las cosas más interesantes, Adelantarse alos peligros que corren los hijos “es porque tarde o temprano sucederá algo terrible”, escribe Samanta Schweblin en DisRecuerdo esta pulsión por contar historias desde que tengo memoria, es algo que siempre estuvo ahí”. Adoro el cuento, me.
Formé leyéndolo con devoción, y sigo pensando muchas de mis ideas en este formato”. La literatura es la manera más práctica que conozco de enfrentarme a mis monstruos y mis miedos”. Soy una argentina con apellido alsaciano que vive en Alemania con pasaporte italiano y pareja noruega”. Autora de tradición rioplatense tancia de rescate, novela que fue adaptada al cine por Claudia Llosa. En ella da la impresión de que siempreson las madres las que transmiten esos miedos.
“Las madres, o los padres, o los abuelos, o los hermanos, o quien sea que esté a cargo del cuidado de los chicos —señala—. Me interesa esta suerte de primera tragedia griega en la que todos hemos estado, que es el cuidado que nos profesan nuestras familias, Me pregunto si habrá una manera de cuidar y proteger a los que queremos, sin hacer el ejercicio de predecir constantemente, 'como máquinas pesimistas, ples escenarios de desastres y accidentes.
Nuestros miedos, prejui cios y mandatos, nos cuidan y protegen tanto comonos limitan y nos lastiman. ¿Se puede cuidar a alguien, formarlo para la vida, sin deformarlo? Creo que la novela fueeel resultado de llevar esa pregunta al límite. —¿ Piensa que las mujeres tienen ventaja para abordar ese tema? —El gran ejercicio de la ficción es el de ponerse en los zapatos de otro, no creo que haya temas específicos para ningún género. Podría haber intereses, o maneras nuevas de pensar o explicar las cosas.
Esinteresante reflexionar sobre quénos pasa, como sociedad, con los temas ya gastados de tanto que hemos leído y escrito sobre ellos desde múltiples géneros y puntos de vista, versus los que todavía nos son novedosos, o incluso tabú, como es la maternidad. La maternidad. Y muchas decisiones atadas a ella, sigue siendo un tema extremadamente polémico y político. —¿Qué escritoras reconoce como referentes? —Tantas. Últimamente estoy enloquecida con los libros de Sigrid Nunez. Pero tambi Vivian Gomick o los ensayos maravillosos de Ursula Le Guin. Acabo de terminar la Trilogía de Copenhague, de Tove Ditlevsen, tresnouvelles autobiográficas sobre cómo esta autora nace en la pobreza y embarca su aventura literaría, que me pareció tan triste, conmovedora y brillante. Y acabo unlibrito muy chiquito de Clara Obligado, Una casa lejos de casa, también autobiográfico sobre su formación, su. Exilio, su escritura desde el extranjero, sus experiencias como una de las primeras talleristas en español en Europa, interesantísimo. En Kentukis, Samanta llevaalextremo un fenómeno que ya domina en la sociedad actual: la necesidad de ver o de ser vistos. Los kentukis son peluches de distintas formas animales activados de manera remota por alguien que os conduce y que través de ellos.
“Cuando mesenté a pensar esta novela estaba muy segura de que lo que menos interesaba eran las cuestiones tecnológicas —explica—. Lo que quería pensar era algo que sigue preocupándome, y es qué nos pasa a nosotros 'con los otros a través de la tecnología. No quería hablar de Twitter, Instagram, Whats App, TikTok, Zoom... El dispositivo del Kentuki me permitió nuclear todas estas tecnologías y a la vez hacerlas desaparecer.
Pero quería mantener el peso de quién mira y quién es visto, quién habla y quién escucha, quién escribe y quién lee, porque esto ordena en las redes sociales los lugares de poder, y sus límites son peligrosamente invisibles y delicados”. —¿ Quiso también explorar la soledad actual? ¿ Qué le parece que después de la publicación de “Kentukis” esto se haya hecho aún más dramático con la pandemia? —Fue curioso, en Alemania se publicó justo un mes después de que empezara la pandemia, se leyó en ese código y fue un granéxito. No había sido consciente de hasta qué punto la novela replica ese entorno cerado de casas para adentro. Todo sucede en livings y habitaciones de veinticinco ciudadesalrededor del mundo, y solo vemoselexterior mediante las cámaras de unos pocos kentukis que logran escapar. Por supuesto, nunca se me hubiera ocurrido que dos años después de publicado vendría una pandemia y la historia ofrecería esta otra lectura. Supongo que funciona porque la soledad de personajes ya estaba ahíantes de que comenzara la crisis, y tras la crisis se ha acrecentado. Distancia de rescate transcurre en una localidad rural que la autora no identifica pero quees muy acotada; Kentukis, en cambio, se desarrolla en distintos lugares del mundo.
“Por eso muchos autores decimos que con «ada libro nuevo hay que volver aaprendera escribir, Porque las reglas, el ritmo, los elementos y hasta el estilo que una historia necesita podrían ser completamente distintas delibroa libro”, afirma respecto de los desafíos que enfrentó con una y otra novela. —En “Kentukis” hay una referencia irónica al hombre “artista”, a su ego y al lugar subordinado de la mujer. ¿Es un tema que le ha tocado ver con frecuencia? —Con frecuencia y con naturalidad. Crecí en una desigualdad que yo tenía tan naturalizada que hasta me costaba registrar. Tengo decenas de anécdotas que podría contar alrededor de este tema. Nunca sentí que me limitara, pero solo porque siempre he sido una suertuda, y porque nunca me he tomadoestas manera personal. Pero la desigualdad era fuerte. Cuando publiqué mi primerlibro (El núcleo del disturbio), un crfargentino dijo que era 'tan bue'no que parecía escrito por un hombre”. Yo tenía 22 años, y hasta me sentí halagada por su felicitación. De hecho, creo que lo dijo con la mejor delas intenciones, Pero por supuesto que hay algo muy injusto, equivocado y sobre todo poco inteligente en un comentario semejante, que hoy nos parecería inaceptable. Este verano europeo, Samanta Sehweblin cumplirá diez años en Alemania. “Sé que es muy poco romántico lo que voy a decir, pero es parte de la realidad con la que lidiamos la ran mayoría de los escritores y escritoras latinoamericanos. Yo no me quedé en Berlín porque era una ciudad llena de parques y museos, pluricultural y abierta. Me quedé porque para dinero para vivir cada mes, solo tenía que trabajar la mitad de la semana.
Eltiempo libre es carísimo, y es materia prima pura para un escritor, y nuestros países prácticamente no tienen ningún tipo de ayudas ni incentivos para esto”, Reconoce, sin embargo, que después de un año instalada fuera de Buenos Aires, “me di cuenta de que esa distancia me hacía bien. Me ayudaba a pensar y me daba espacio mental de escritura. Y pareceraro, pero estar fuera de mi país me acercóal resto de Latinoamérica, y esto fue importante también.
En Berlín la gran mayoría de mis amigos son latinoamericanos, y esto cruzó lecturas, pensamientos, lenguaje, fue una explosión divina de información que no me hubiera esperado, y que sigue pareciéndome riquísima”. La distancia, además, le ha permitido reafirmar su “argentinidad”. “Antes me daba miedo, miedo de alejarme de mis lectores, o que mi español les resultara extraño, o que yo misma dejara de entender el mundo sobre el que sigo escribiendo. Pero yo soy argentina, y mientras más tiempo paso en Berlín, más argentina mesiento. Es una argentinidad distinta, pero es la mía, es raro que habla un poco de las ciudades en las que viví y los amigos que tengo. Soy una argentina con apellido alsaciano que vive en Alemania con pasaporte italiano y pareja noruega.
Si no me entrego a estas cunstancias, es que no me animo a todo eso tan extraño e incómodo que luego me gusta tanto cuando lo encuentro en la literatura, —¿ Se siente parte de esta nueva generación de escritoras latinoamericanas? —Claro que me reconozco entre ellas, yes unorgullo andar con semejantes compañías.
Hay mucha afinidad literaria; en general me parece que se está produciendo una literatura de muchísima calidad y autenticidad, que en su conjunto está renovando los aires latinoamericanos de una manera generosa y profunda, Perola afinidad que más me llama la atención, y me enorgullece, es la que tenemos como comunidad. El diálogo nunca se corta, y no mereñierosolo a las mujeres.
Silos escritores, que son la avanzada del lenguaje, no pueden estar a la altura, entonces, como diría Juan Luis Martínez, “de esta vida al fin, habré perdido toda esperanza”. Al concluir, Samanta Schweblin comparte unaprendizaje que va másallá dela literatura: “Una cosa hermosa que me enseñó esta generación de escritoras, sobre todo mis amigas más cercanas, es a asumir algo que antes era absolutamente inaceptable para mí: que era buena en lo que hacía, y que me merecía las buenas noticias. Yo esíaba hundidaen la negación, o en la vergiienza de ser buena.
Las cosas me pasaban porque tenía mucha suerte, porque justo se había creado un espacio favorable, porque había un mercado a favor, porque este otro escritor no llegó a presentarse... Lo cuento siempre que puedo, porsiestaidea de que lasmujeresnos merecemos los espacios por los que hemos estado trabajando, fuera algo que todavía hiciera falta contagiar.