Prosa del observatorio
Por Gustavo Alex Tapia Araya, docente y escritor ¿ n hombre que leu vanta la cara hacia lo abierto en la noche pelirroja”, como dice Cortázar en su Prosa del Observatorio, puede “entrarle al corazón del cielo astral”. Colarse en el pasado porque cuando miramos las estrellas estamos mirando hacia algo que fue.
En nuestras tierras del Loa, sostiene Basilio Solís Castillo, astrónomo lickanantay, “algunas de las diferentes festividades celebradas por los atacameños, además de un origen religioso-cultural, parecen poseer un componente que asocia la fecha de la celebración con algún objetoo fenómeno astronómico”. Ejemplo de aquello es la Mesa de los Difuntos, cuando el entorno celestial andino se abre para las visitas de las almas al mundo de los vivos. Ala Cruz de Mayo, si bien es una celebración como la del Iro. De Noviembre, vinculada a la cultura española, tiene una tradición anterior. Es cuando la Cruz del Sur alcanza su mayor altitud. Se ve totalmente erguida y el asta mayor apuntando en la dirección Norte-Sur.
Los antecedentes provienen de “Conversaciones en torno al Cielo del Loa Medio, Conocimientos Científicos y Vernáculos”, publicación de la Asociación Indígena de Regantes y Agricultores Lay Lay. ¿Por qué su relevancia? Junto a la comprensión de las culturas ancestrales, que cada vez parecen tener mayor razón en las formas correctas del comportamiento humano, también aportan conocimiento científico y devienen en motor económico, especialmente en áreas como el turismo astronómico, que atrae visitantes por sus cielos despejados. Genera ingresos porlas visitas, la instalación y mantención de telescopios, abre centros de investigación y servicios de mantención. Impulsa la gastronomía. Da visibilidad internacional y motoriza la ingeniería en diversos ámbitos. La astronomía capacita a ingenieros y cientificos nacionales en tecnologías avanzadas del espacio y contribuye con avances en óptica, electrónica, procesamiento de datos, tecnología satelital y sistemas de posicionamiento global.
En “Norte Grande”, Sabella describe nuestro cielo como “un espejo imperial” que se abre en una “bella sonrisa Las estrellas, en su visión poética, son descritas como “puntos de tiza azul” que parecen estar al alcance de los hombres, sugiriendo una cercanía entre lo celestial y lo terrenal. (4