Editorial: Regiones y la necesaria autonomía económica
Editorial: Regiones y la necesaria autonomía económica L a Cumbre de las Regiones 2025, realizada en Concepción y respaldada por los 16 gobernadores regionales -entre ellos el magallanico Jorge el nivel central. Un nuevo pacto fiscal Nación-Regiones permitiría que cada territorio decidiera en qué y cómo invertir, atendiendo sus propias necesidades y aprovechando sus potencialidades. Esto implica no sólo más fondos, sino un reparto justo y la posibilidad de generar ingresos regionales. En Magallanes, con sus características de zona extrema, la inversión estratégica puede marcar la diferencia entre el estancamiento y el desarrollo sostenido. La declaración de la Cumbre también subraya que la autonomia económica debe ir acompañada de traspaso real de competencias en áreas clave como ordenamiento territorial, infraestruc tura, fomento productivo, salud o medio ambiente. Esto es especialmente relevante para una región donde las decisiones tomadas a miles de kilómetros muchas veces desconocen la realidad local, retrasan proyectos y diluyen oportunidades. Sin embargo, descentralizar no significa actuar sin control. El fortalecimiento institucional, la fiscalización efectiva y la transparencia son condiciones indispensables. En algunas regiones ya se ha vivido de cerca los costos de la mala gestión y los escándalos de corrupción que han golpeado figuras de los gobiernos regionales. Más poder debe ir siempre acompañado de más responsabilidad. La autonomía financiera y administrativa que hoy reclaman las regiones no es un capricho politico, sino una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas. En nuestro caso, permitiría invertir con pertinencia en conectividad, diversificación productiva, ciencia antártica, energías limpias y cuidado ambiental, sin depender de la voluntad o los tiempos de Santiago. La señal enviada desde Concepción es contundente: Chile no será desarrollado si no es descentralizado. Magallanes, con su historia de resiliencia y su aporte estratégico al país, tiene todo para ser un ejemplo de como un territorio, con los recursos y atribuciones necesarias, puede forjar su propio destino. El desafío es que este compromiso politico se traduzca en leyes y medidas concretas, y que la voluntad central no vuelva a diluir una oportunidad histórica. Flies-, puso en el centro del debate una demanda que ya no admite postergaciones: dotar a las regiones de verdadera autonomia financiera.
No se trata de un anhelo nuevo, sino de una aspiración histórica que, en el caso de Magallanes, ha sido defendida con fuerza y convicción por su gobernador, consciente de que sin recursos propios y capacidad de decisión, la descentralización se convierte en un mero eslogan. El planteamiento es claro: las regiones no pueden seguir dependiendo de transferencias condicionadas desde.