El arquitecto olvidado
El arquitecto olvidado P rácticamente en el anonimato ha permanecido desde 1968 una joya de la arquitectura brutalista.
Emplazada en la precordillera, en Lo Barnechea, el CPEIP (Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas), perteneciente al Mineduc, es de esos edificios que no salen en revistas, que no tienen protección patrimonial, que no se ven desde la calle, que pocos saben que existe, pero que tienen un notable diseño de líneas geométricas y funcionales, y que responde a una época de oro de las inversiones en educación. En el Día de los Patrimonios fue la primera vez que se abrió al público y su nombre volvió a sonar, calificado como un "palacio moderno". Y, como consecuencia, también, el nombre de su arquitecto.
Injustamente poco reconocido, Vladimir Pereda, a sus 90 años, recuerda cómo siendo muy joven llegó a hacerse cargo del emblemático proyecto de más de 7 mil m 2, y cómo, por deficiencias administrativas, su firma se perdió en el camino, hasta que hace muy poco encontró los planos originales y los llevó a la municipalidad. "Varias intervenciones se hicieron sin mi autorización, porque no sabían que yo era el arquitecto; ahora, si me lo piden, yo mismo voy a hacerme cargo de futuros cambios", dice quien hasta hoy se instala en su computador a diseñar e imaginar. Titulado de la Universidad de Chile, y habiendo trabajado de manera esporádica en oficinas conocidas, como la de Mario Pérez de Arce, buscaba un trabajo estable. Llegó así a la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales (SCEE), que abordaba proyectos de escuelas tipificadas y otros especiales, con una meta de levantar cerca de 10 mil aulas escolares.
Después de proyectar la escuela Irene Frei en Santiago y la escuela industrial de San Fernando, se vio en un momento sin obras que realizar: "El jefe de taller me tenía mala porque yo era amigo de otro arquitecto que a él no le gustaba, y se dedicó a decir que yo era mal profesional, sin darme proyectos.
Juan Gómez Millas ministro de Educación llamó a Héctor Valdés, recién nombrado gerente de la constructora, para hacerse cargo del proyecto CPEIP, pero Valdés dijo que no era tarea de su oficina, sino de El arquitecto olvidado Siendo muy joven, Vladimir Pereda Feliú fue pieza clave en la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales que funcionó con fuerza en la década de los 60. Entre sus creaciones se encuentra el CPEIP, increíble exponente de la arquitectura brutalista y desconocido por muchos. A sus 90 años, sigue con ganas de trabajar y relevar este importante proyecto. Texto, Soledad Salgado S. En la actualidad, Vladimir Pereda colabora en algunos proyectos del arquitecto Leopoldo Prat. CARLA PINILLA G. JOSÉ LUIS RISSETTI Z. JOSÉ LUIS RISSETTI Z.
El entorno natural fue de gran relevancia en el proyecto del CPEIP, y que aún se percibe en las zonas de estar al exterior.. El arquitecto olvidado -El CPEIP está construido a base de estructuras estructuras metálicas, hormigón, ladrillo y vidrio. Las etapas del diseño de esta capilla en Renca fueron conversadas conversadas con los fieles. La capilla tiene 165 my es de albañilería, hormigón hormigón y acero. Casa de descanso en Estados Unidos. Fue hecha en conjunto con su hijo Vladimir, para su otro hijo, Rodrigo. Proyecto para el edificio del Ministerio de Educación en calle Bulnes, que realizó en conjunto con Óscar Mac-Clure, Juan Benavides y Mario Pérez de Arce. la SCEE. Y bueno, yo estaba desocupado, así es que él me dio la oportunidad”, cuenta.
El complejo fue desarrollado con pabellones pabellones que albergaban oficinas, salas de docencia, docencia, biblioteca, residencias, comedor, estar. ¿Por qué hizo una obra brutalista? La arquitectura, al igual que la cultura, ha seguido el camino de los movimientos filosóficos. filosóficos.
En esa época la escuela que había era el funcionalismo, la forma no importaba, solo la disposición de las partes, pero en mis investigaciones investigaciones yo vi que estos grandes arquitectos se inspiraban en cosas, como autos, buques, aviones, como lo hizo Le Corbusier, en quien yo me inspiré. El hormigón en bruto era perfecto perfecto para mostrar la estructura. Siguió en la SCEE proyectó la Escuela Normal Normal de La Reina en 1970, y combinaba su trabajo trabajo como profesor en la Universidad de Chile hasta que llegó la dictadura.
Lo tomaron preso y gracias a las gestiones de un amigo, que además además le regaló los pasajes, pudo salir de Chile y emigrar junto con su mujer, Danielle Mosagna, a Venezuela, donde estuvieron seis años. A su regreso se dedicó a la docencia, ¿por qué no retomó la arquitectura? Todos mis contactos habían desaparecido, la SCEE ya no existía, se me cerraron muchas puertas por haber estado detenido. Pero al tiempo me ofrecieron ser profesor de Taller en la Universidad Central yeso fue muy bueno, estuve estuve cerca de 12 años. De verdad traté de hacer proyectos, pero no había casi para mí, así es que empecé a hacer obras imaginarias, cuentos cuentos de arquitectura ilustrada, fantasías para entretenerme. “Julio Verne”, me dice mi mujer. mujer. Incluso me ofrecí a hacer una iglesia gratis, estaba ansioso por hacer una obra.
Se refiere a la capilla Betania, una pequeña construcción en Renca donde la luz sobre el altar recuerda una epifanía: “Un edificio religioso religioso tal vez sea uno de los proyectos más complejos que tenga que abordar un arquitecto, arquitecto, puesto que la dimensión simbólica y significativa del acto que debe cobijar sobrepasa con mucho sus exigencias meramente práctico-normativas”, dice. Hoy, gracias a la visibilidad del CPEIP es posible que su obra postule a un grado de protección patrimonial, “supe que se evaluará evaluará el tema para que así sea. Ojalá”, dice. VE).