Pedagogías: Exigencias mentirosas
Pedagogías: Exigencias mentirosas La ley 20.903, de 2016 (Carrera Docente), elevó lasexigencias académicas para postular a las peda-gogías. No fue una decisión arbitraria. Los estu-diantes que estaban accediendo eran, en prome-dio, de bajas aptitudes académicas y la evidencia disponi-ble sugería que, entre estos, no emergían precisamentelos profesores más efectivos. Tener un conjunto razona-blemente alto de personas con mayores aptitudes era in-dispensable para lograr mejores resultados educativos. Por supuesto, puede haber quienes, teniendo la capaci-dad para ser buenos docentes, no alcancen esas exigen-cias académicas, pero la leyse hizo cargo de aquello per-mitiendo otras vías de acce-so. Aun así, se han sucedidoocho procesos de admisióny las referidas exigencias si-guen sin aplicarse. Se hanpostergado en más de una ocasión e incluso los requeri-mientos originales se redujeron. Hace pocos días, su vi-gencia se postergó por un año más. Esto, como parte delproyecto de ley de reajuste al sector público, que sueleusarse para incluir materias de última hora. El lobby que al respecto hicieron las universidades, particularmente algunas estatales, alcanzó ribetes ver-gonzosos. Al contrario, la preocupación por el aprendi-zaje de niños y adolescentes brilló por su ausencia. Pero sise evita poner ahí el foco, los resultados educativos delpaís continuarán siendo mediocres y la posibilidad deasegurar mayor igualdad de oportunidades seguirá debi-litándose. El efecto concreto de esta postergación es queya no se exigirá que los estudiantes estén en el percentil60 o superior de la distribución de puntaje promedio encomprensión lectora y matemática 1.
Se mantendrán lasdisposiciones transitorias que definieron el percentil 50de dicha distribución como piso de postulación (la ubica-ción en el ranking de notas del colegio de origen es unaexigencia alternativa, pero no ha estado ahí la discusión). En la solicitud de postergación de los requisitos defi-nitivos se hizo gran caudal respecto de que subir la exi-gencias de 502 a 528 puntos (que supuestamente corres-ponderían a los percentiles 50 y 60, respectivamente)disminuiría de modo signi-ficativo las matrículas, loque alimentaría un déficitgalopante de docentes. Sinembargo, esta proyecciónde déficit tiene escaso sus-tento, si alguno. Descansaen un estudio discutible y, además, olvida la importantetransición demográfica que está viviendo el país, comotambién la existencia de diversas formas, hoy no utiliza-das, para gestionar eventuales faltas de docentes.
Másgrave aún es que esos puntajes no corresponden en reali-dad a los percentiles 50 y 60, como podrá comprobarquien acceda a las bases de datos (disponibles en el Dem-re) de los últimos dos procesos de admisión.
Los referidos502 puntos corresponden, en verdad, a un percentil infe-rior al 30 (muy por debajo del 50) y, por lo tanto, su apli-cación significa una vulneración de la ley y lleva a la ad-misión de personas con pocas posibilidades de ser profe-sores efectivos. Es un engaño inaceptable. El país se engaña al permitir la admisión dequienes tienen pocas posibilidades de serprofesores efectivos..