25 AÑOS LAS NOVELAS Y CUENTOS CHILENOS DEL SIGLO XXI
25 AÑOS LAS NOVELAS Y CUENTOS CHILENOS DEL SIGLO XXI 25 AÑOS: LAS NOVELAS Y CUENTOS CHILENOS DEL SIGLO XXI ROBERTO CAREAGA y JUAN RODRÍGUEZ ENCUESTA EN TORNO A LA MEJOR NARRATIVA FRANCISCO JAVIER OLEA De arriba abajo: Roberto Bolaño, Paulina Flores, Alberto Fuguet, Pilar Donoso, Roberto Castillo, María José Ferrada, Benjamín Labatut, Alejandro Zambra y Cristian Geisse. 35 personas del mundo de la crítica, la edición, la escritura, el periodismo y la academia respondieron nuestra encuesta. Tenían que elegir 5 títulos. Los resultados: una variedad que muestra lo rica y no canónica que es la narrativa local en lo que va de siglo. Sí hay una ganadora clara: "2666", de Roberto Bolaño; seguida por "Un verdor terrible", de Benjamín Labatut; "Pobres diablos", de Cristian Geisse, y "Correr el tupido velo", de Pilar Donoso. Destacan la internacionalización, de Alejandro Zambra a Paulina Flores. Diamela Eltit y Nona Fernández, por las numerosas menciones a sus distintos libros.
Alberto Fuguet, con "Missing"; María José Ferrada, con "Kramp"; y Roberto Castillo, con "La novela del corazón". E 2 y E 3. 25 AÑOS LAS NOVELAS Y CUENTOS CHILENOS DEL SIGLO XXI `` Las generaciones que vienen del siglo XX, con Marín, Eltit, Mellado y Fuguet intentaron escribir obras con riesgos formales, con una mayor densidad y arrojo técnico, un trabajo más experimental que los más jóvenes no tienen". `` En estos 25 años el acontecimiento más relevante para la narrativa chilena proviene de escritoras.
La obra de la mujer escritora florece en este período y podrían citarse una decena de obras importantes que reconfiguran la posición de la mujer en la sociedad chilena y denuncian formas de discriminación y desigualdad"... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . PEDRO GANDOLFO CRÍTICO Y ESCRITOR -TRES VOTOS: "Jamás el fuego nunca" (2007), de Diamela Eltit; "Sangre en el ojo" (2012), de Lina Meruane, y "Poste restante" (2001), de Cynthia Rimsky. -DOS VOTOS: "Mano de obra" (2002) y "Fuerzas especiales" (2013), de Diamela Eltit; "Matadero Franklin" (2018), de Simón Soto; "Mapocho" (2002), "Space Invaders" (2013) y "Chilean Electric" (2015), de Nona Fernández; "Piñén" (2019), de Daniela Catrileo; "El museo de la bruma" (2019), de Galo Ghigliotto; "La ola muerta" (2005), de Germán Marín; "Bonsái" (2006) y "La vida privada de los árboles" (2007), de Alejandro Zambra; "Cuando pienso en mi falta de cabeza" (2000), de Adolfo Couve; "La vida doble" (2010), de Arturo Fontaine; "Si te vieras con mis ojos" (2015), de Carlos Franz; "Fruta podrida" (2007), de Lina Meruane; "Nocturno de Chile" (2000), de Roberto Bolaño; "La filial" (2012), de Matías Celedón; "Informe Tapia" (2004), de Marcelo Mellado; "Estrellas muertas" (2010), de Álvaro Bisama; "Mientras dormías, cantabas" (2021), de Nayareth Pino Luna; "Lo que no bailamos" (2016), de Maivo Suárez; "La muerte viene estilando" (2021), de Andrés Montero, y "Adiós mariquita linda" (2004), de Pedro Lemebel. -UN VOTO: "El sur" (2014), de Daniel Villalobos; "Maniac" (2023), de Benjamín Labatut; "Kintsugi" (2018) y "Todo lo que aprendimos de las películas" (2023), de María José Navia; "Nostalgia del desastre" (2024), de Constanza Michelson; "Juan Buscamares" (2017), de Félix Vega; "El futuro es un lugar extraño" (2016), "La vuelta al perro" (2022) y "Yomurí" (2022), de Cynthia Rimsky; "El brujo" (2016) y "Caja negra" (2006), de Álvaro Bisama; "Ya no va a haber robots" (2018), de Florencia Edwards; "Mínimas" (2023), de Francisco Díaz Klaassen; "Nancy" (2015), de Bruno Lloret; "Quebrada, las cordilleras en andas" (2007), de Guadalupe Santa Cruz; "Leñador" (2013), de Mike Wilson; "Putas asesinas" (2001), de Roberto Bolaño; "Los años urgentes" (2024), de Ana María del Río; "Madre que estás en los cielos" (2004), de Pablo Simonetti; "El sueño de la historia" (2000), de Jorge Edwards; "El día de los muertos" (2007), de Sergio Missana; "Epifanía de una sombra" (2000), de Mauricio Wacquez; "La segunda mano" (2009), de Germán Marín; "Camanchaca" (2009), de Diego Zúñiga; "La espesura" (2004), de Cristián Barros; "Retrato del artista como samurái" (2019), de Federico Galende; "El paso del Diablo" (2004), de Pavel Oyarzún Díaz; "El manto" (2019), de Marcela Serrano; "Tony Ninguno" (2016), de Andrés Montero; "Avenida 10 de julio Huamachuco" (2006), "Fuenzalida" (2012), "La dimensión desconocida" (2016) y "Voyager" (2019), de Nona Fernández; "Quiltras" (2016), de Arelis Uribe; "Ahí" (2016), de Claudio Aguilera; "Sumar" (2018) y "Falla humana" (2023), de Diamela Eltit; "Limpia"(2022), de Alia Trabucco; "Ciudadanos de baja intensidad" (2007), "Monroe" (2017) y "La provincia" (2021), de Marcelo Mellado; "Trama y urdimbre" (2012), de Matías Celedón; "La tristeza de las cosas" (2017), de María José Ferrada; "El buzón de las impuras" (2024), de Francisca Solar; "El resto es silencio" (2008) y "La estación de las mujeres" (2019), de Carla Guelfenbein; "Poco hombre" (2013), de Pedro Lemebel; "Escenas autobiográficas chilenas" (2019), de Rodrigo Cánovas; "Principio de incertidumbre" (2024), de Carolina Brown; "Sara" (2019), de Maivo Suárez; "Había una vez un pájaro" (2013), "Imposible salir de la tierra" (2016) y "El sistema del tacto" (2018), de Alejandra Costamagna; "Hermano ciervo" (2012), de Juan Pablo Roncone; "Preferiría que me imaginaran sin cabeza" (2022), de María José Bilbao; "Hija natural" (2019), de Natalia Berbelagua; "Ñache" (2019), de Cristian Geisse; "Exageraciones" (2018), de Pía Escobar; "Arresten al santiaguino" (2018), de Mario Verdugo; "Un animal mudo levanta la vista" (2013), de Germán Marín; "Balneario" (2020), de José Fliman; "Unas fotografías" (2021), de Carlos Altamirano; "Principio de incerteza" (2023), de María Mazzochi; "Tríptico del secano" (2021), de Antonio Gil; "El infiltrado" (2001), de Jaime Collyer; "El verano y toda su ira" (2025), de Gonzalo Conteras; "Milico" (2007), de José Miguel Varas; "Mis documentos" (2013) de Alejandro Zambra; "Corral" (2024), de Nicolás Poblete; "Buganvilia" (2019), de Rodrigo Cortés; "El lugar del otro" (2010), de Pía Barros; "Me ha quedado tu cadáver" (2023), de Ana María del Río, y "Estampida" (2018), de Bernardita Bravo. Otras menciones: UN VERDOR TERRIBLE (2020), de Benjamín Labatut Antes de leerla, nos enteramos de que una decena de editoriales de todo el mundo habían decidido publicarla en todos los idiomas.
Después de dos libros con recepción tibia, Labatut (1980) publicó en 2020 la novela "Un verdor terrible" y de forma instantánea empezó la ruta a convertirse en una estrella literaria internacional que recomendaba el expresidente de Estados Unidos Barack Obama.
Cruce de ficción con biografías de algunos de los científicos más sobresalientes del siglo XX, es un volumen de relatos enhebrados por los caminos más lúcidos de la ciencia, pero también los que llevaron hasta la más pura oscuridad.
Desde los experimentos con que el químico Fritz Haber desarrolló el pesticida Zyklon, ocupado por los nazis para el exterminio judío, hasta las exploraciones matemáticas que llevaron a Alexander Grothendieck al delirio místico, y la compleja historia de tensiones de la elaboración de la mecánica cuántica por Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg, el libro documenta el tránsito hasta llegar a la pregunta que lo sostiene: "¿ cuándo dejamos de entender al mundo?". "Una novela inusual, dura en la elección de los personajes --hombres de ciencia-y sus devenires, escrita magníficamente", dice de ella la escritora Marcela Serrano, mientras el premio nacional de Historia Iván Jaksic sostiene que se trata de una "obra que refleja la influencia de la ciencia y la tecnología en proyectos delirantes que amenazan a la humanidad". FORMAS DE VOLVER A CASA (2011), de Alejandro Zambra Literatura de los hijos, se la llamó, no solo porque fue escrita por quienes eran niños en los años de la dictadura, sino también porque retrataba a los hijos que jugaban y dibujaban mientras sus padres eran víctimas, cómplices o simplemente adultos en ese Chile que recuerda el narrador de "Formas de volver a casa", la novela de Alejandro Zambra (1975) que comienza así: "Una vez me perdí. A los seis o siete años. Venía distraído y de repente ya no vi a mis padres. Me asusté, pero enseguida retomé el camino y llegué a casa antes que ellos --seguían buscándome, desesperados, pero esa tarde pensé que se habían perdido.
Que yo sabía regresar a casa y ellos no". "La considero la obra más lograda de Zambra", dice el escritor Simón Soto, "donde de alguna manera termina de cuajar el proyecto que arranca con `Bonsái' y que continúa con `La vida privada de los árboles'. Aquí el lenguaje parece delineado hasta en sus más mínimos detalles, es pura música.
Me gusta mucho también la elección estructural de la novela, que proyecta su sentido hacia lugares de interpretación muy arriesgados". CORRER EL TUPIDO VELO (2009), de Pilar Donoso "Me he visto enfrentada con la palabra que mi padre plasmó en sus diarios; tuve que reestructurarme una y mil veces frente a lo allí escrito, ante el desconcierto, el dolor, el amor, el miedo, el odio", escribió Pilar Donoso (1967-2011) en "Correr el tupido velo", un libro que reconstruye la vida de su familia a la luz de un documento tan revelador como duro: los diarios de su padre, el escritor José Donoso.
Es cierto que no se trata de una ficción pura y acaso los márgenes del género novela le quedan estrechos, pero está escrito con el aliento de las técnicas narrativas de la ficción y lo transforman en un relato que supera el testimonio familiar para convertirse en el retrato de los monstruos que habitan en un escritor. También es la indagación en identidad de la misma autora.
Publicado en 2009, fueron el primer vistazo a los tan legendarios diarios privados del autor de "Casa de campo" y recibió elogios en toda Hispanoamérica de autores como Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards. "Impresiona la capacidad de la autora para darle cuerpo a la vida de su padre, siguiendo las recurrentes obsesiones del escritor, más allá de una reconstrucción temporal de los hechos", asegura Pablo Simonetti, mientras Rafael Gumucio sostiene que es "revelador y tremendo". De hecho, tuvo el efecto de una bomba de racimo: complejizó la figura de Donoso, cimentando el estatus que ha alcanzado con los años, y elevó a Pilar a la categoría de una escritora sorprendente e inesperada que, sin embargo, se apagó: a dos años de publicarlo, la autora se quitó la vida. "2666" (2004), de Roberto Bolaño La escribió contra el tiempo, sabiendo que la muerte le pisaba los talones. No importa que no la haya terminado ni tampoco que no la viera publicada.
Lanzada un año después de su muerte, "2666" cristalizó el impacto literario y cultural de Roberto Bolaño (1953-2003) y en el mundo abundan las opiniones que la definen como una de las primeras obras maestras del siglo XXI.
Dividida en cinco partes que funcionan de forma independiente, recoge las obsesiones del autor con los escritores y la literatura, pero también con el desarraigo y la locura para llegar hasta el que quizás sea el tema central de su obra: el mal.
En ese caso se trata de un infierno muy concreto y que Bolaño visualizó cuando se estaba expandiendo: los sistemáticos asesinatos de mujeres que ocurren en Ciudad Juárez, en México, en la frontera con Estados Unidos, sin que jamás se encuentren culpables.
En la novela la ciudad se llama Santa Teresa, pero el escritor no duda en documentar con nombre y apellido los centenares de mujeres asesinadas en uno de los pasajes más impactantes de la narrativa contemporánea. "Es una novela sobre la liberación del mal que remite al tema metaliterario, el poder, Latinoamérica, el femicidio y la metafísica", dice la crítica literaria Patricia Espinosa, una de las tantas consultadas que eligió este libro.
Si bien en la votación aparecieron muchos títulos, "2666" concentró sin contrapesos las menciones. "No puede obviarse el consenso crítico a nivel mundial que la ubica entre las obras más importantes de estos 25 años", dice el crítico Pedro Gandolfo, mientras el escritor Pablo Simonetti asegura que es "una experiencia literaria monumental". De más de 1.100 páginas, el libro parece una muñeca rusa de personajes e historias y en esa estructura el poeta Yanko González ve el deseo de Bolaño por remover la idea de la novela: "No es solo un libro, es una voluntad: de redefinir la propia escritura, de desbordar la novela en tanto archivo factual y ficcional, y generar todo menos comodidad cuando se trata de hacer literatura". Y aunque entre los consultados se nombraron otros libros de Bolaño --"Nocturno de Chile", "Una novelita lumpen"--, para el crítico Rodrigo Pinto este es el más relevante: "Es la obra más ambiciosa y probablemente la más perdurable del escritor chileno más destacado en las últimas décadas, que abordó en ella claves interpretativas de la identidad latinoamericana que siguen vigentes". Según el narrador Andrés Montero es ineludible: "Creo que es la fuente de la que la literatura chilena estará bebiendo durante buena parte del siglo XXI", dice.
KRAMP (2017), de María José Ferrada Después de una década escribiendo libros infantiles, en 2017 María José Ferrada (1977) saltó al ruedo de los adultos con "Kramp", una novela que si bien también seguía la mirada de una niña, era la historia de un mundo en extinción con el telón de fondo del Chile brumoso de los años 80: M. es una niña de ocho años que en vez de ir al colegio día a día, convence a su padre para acompañarlo en su Renoleta por sus rutas por el sur como vendedor viajero.
M. se convierte en su ayudante silenciosa: mira con vehemencia infantil a esos dueños de ferretería a los que su padre intenta venderles serruchos, tornillos y manillas del catálogo de los productos de la marca Kramp. Y así entra en un mundo de hombres que arman una cofradía movediza de pueblo en pueblo, de cafeterías en bares.
También es la historia de una mujer hermosa y triste que es la madre de la narradora y, lateralmente, de E., un fotógrafo misterioso que busca a alguien a quien él llama "fantasma". La política se cruza tangencialmente en sus vidas y así la novela parece ser parte de esa tendencia llamada "La literatura de los hijos" (libros sobre niños que vieron a sus padres soportando la dictadura), pero está revestido de un encanto dulce y fresco. "Una novela inolvidable de principio a fin: allí están la nostalgia, las penas, las alegrías de las infancias. El lenguaje de María José te sugiere y envuelve, su prosa hace magia para entregarte memorias duras y dulces, aguas profundas para los jóvenes y mayores", dice Constanza Mekis. MISSING (2009), de Alberto Fuguet Había sido hippie, estafador, soldado, había estado preso. Era chileno, pero también estadounidense. Era un problema. Y un día de marzo de 1986 despareció del mapa: Carlos Fuguet le dijo adiós a su familia y nunca más la contactó. Fue en California, donde su sobrino Alberto (1963) lo había admirado con un tío cercano. Más aún, lo había admirado. Más de veinte años después, ese sobrino ya convertido en escritor decidió que era hora de buscarlo.
El autor de "Mala onda" se convirtió en una especie de investigador que no solo siguió los pasos perdidos de su tío, sino también los de sus padres e incluso los suyos. "Una no ficción llena de poesía que investiga en el corazón del autor", dice Rafael Gumucio.
Es un testimonio hecho con las herramientas de la narrativa de ficción, lleno de autobiografía, que documenta una historia cercana y a la vez general del inmigrante en Norteamérica: un hombre deja su país en Latinoamérica y llega buscando una nueva vida a Estados Unidos, pero lo que encuentra allá no es el sueño del que todos hablan, tampoco una pesadilla, sino un territorio libre y contradictorio, tan acogedor como adictivo, que ante todo se lo traga para dejarlo en un camino sin rumbo. 25 años: Las novelas y cuentos chilenos del Siglo XXI `` Creo que durante estas décadas se fraguó una generación de autores menores de 50 años con gran acogida internacional, como nunca antes. Con Zambra, Labatut y Paulina Flores como ejemplos de esa salida feliz hacia el exterior. Hoy tenemos una camada de escritores ampliamente traducidos y publicados fuera de Chile.
Es un fenómeno que sería interesante explorar"... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. MATÍAS RIVAS EDITOR Y ESCRITOR. 25 AÑOS LAS NOVELAS Y CUENTOS CHILENOS DEL SIGLO XXI Ana María del Río, escritora. Simón Soto, escritor. Pedro Gandolfo, crítico y escritor. Álvaro Matus, editor y periodista. María José Navia, escritora y académica. Patricia Espinosa, crítica y académica. Matías Rivas, editor y escritor. Cynthia Rimsky, escritora. Francisco Ortega, escritor. Marco Antonio de la Parra, escritor. Mike Wilson, escritor y académico. Rodrigo Pinto, crítico. Ignacio Álvarez, escritor y académico. Joaquín Castillo Vial, crítico. Andrea Palet, editora. Andrés Montero, escritor y narrador oral. Pablo Simonetti, escritor. Carla Guelfenbein, escritora Natalia Roa, escritora y académica. Roberto Brodsky, escritor. Constanza Mekis, bibliotecaria y especialista en fomento lector. Ana María Larraín, periodista y crítica. Iván Jaksic, historiador. Rafael Gumucio, escritor. Elvira Hernández, poeta. Yanko González, poeta y editor. Braulio Fernández, académico. Andrea Jeftanovic, escritora y académica. Pía Barros, escritora. Pedro Guerrero, editor y periodista. Mauricio Electorat, escritor. Marcela Serrano, escritora. Felipe Joannon, académico. Marcela Fuentealba, periodista y editora. Sergio Parra, librero y poeta. Se consultó a más de 60 personas, 35 se animaron a responder. Votaron: "POBRES DIABLOS" (2018), de Cristián Geisse A simple vista, pareciera que Cristián Geisse (1977) no ocupa un lugar protagónico en la narrativa chilena actual.
Quizás sea por esa condición periférica de desarrollar una carrera anclada en la provincia, ya sea en Valparaíso o en Vicuña; pero acaso por eso mismo la sustancia de su escritura está impregnada de una ruralidad que lo conecta con una larga tradición narrativa chilena en que se confunden la tragedia, el realismo social, la picaresca y el horror.
Después de publicar en editoriales fugaces, en 2018 lanzó "Pobres diablos" (Emecé), que recoge cuentos publicados en 2011 y 2013, más otro puñado de inéditos: son 18 relatos sobre perdedores y desesperados que, hundidos en el alcohol, drogas fantásticas, vicios varios o la simple convicción de que "el mundo había enloquecido", como dice un personaje, se encuentran de frente con el demonio.
A veces, el diablo es un ser al que se llama en la punta de una montaña, otras aparece sin que se lo convoque o también puede ser un delirio oscuro que Geisse sitúa en bares laberínticos de Valparaíso o en fogatas rodeadas de viejos de los valles del norte. Los excesos no cesan, pero tampoco el humor.
Si como dice el escritor Mike Wilson el cuento "¿ Has visto morir un dios?" podría ser suficiente para mencionar este volumen como uno de los mejores de los últimos 25 años, hay otro relato llamado "Yin", que es una plegaria imposible para salvar del infierno a Juan Manuel Godoy, Yin Yin, el sobrino suicida de Gabriela Mistral, con el que Geisse consigue ligarse con la historia literaria local y demuestra la intensidad a la que puede llegar su escritura. "Un libro de cuentos que junta dos cuestiones aparentemente divorciadas: una experiencia de clase ultracontemporánea, ambigua y problemática como es hoy día la cuestión de las clases sociales, con una aspiración al conocimiento trascendente casi romántica, digna de los poetas de Jena", sostiene el crítico Ignacio Álvarez. QUÉ VERGÜENZA (2015), de Paulina Flores Dos hermanas caminan con su padre por Santiago. Van de puerta en puerta. Son niñas, pero saben perfectamente lo que están haciendo: lo acompañan a buscar trabajo. "Es el año 1996. Las niñas tienen nueve y seis años.
Su padre, veintinueve, y está cesante", se lee en el primer cuento de "Qué vergüenza", el debut de Paulina Flores (1988). Quizás ahí está la clave para asomarse a los relatos de ese volumen que hicieron despegar a la escritora: la experiencia de crecer a fines de la década de los 90 en Chile, cuando las costuras del modelo económico empiezan a deshilacharse. Compuesto por nueve cuentos, el libro publicado por Hueders en 2015 es un retrato soslayo del país en el tránsito del cambio de siglo.
Y pese a que las historias suelen narrar carencias materiales y emocionales, no se trata de un realismo oscuro ni pesado; por el contrario, la voz de Flores es fresca y capaz de modular experiencias contemporáneas que la narrativa local aún no había enunciado: los personajes son niños y jóvenes que se mueven por un Santiago vivo y reconocible, ya sea en Recoleta, Conchalí o en el Parque Bustamante. "En estos cuentos queda impresa la experiencia de quienes crecieron y se formaron durante los famosos treinta años de la Concertación, los bolsones de alegría y de desconcierto que produjo esa época", dice el crítico Ignacio Álvarez.
LA NOVELA DEL CORAZÓN (2022), de Roberto Castillo ¿ Robarle el corazón al cadáver de Pinochet para resguardarlo como un símbolo nacionalista? ¿ O a un joven que recibió una pateadura en una pelea de borrachos para salvar a un enfermo? ¿ O seguirle la pista al corazón de Diego Portales, que tras años de idas y vueltas terminó en la Catedral de Valparaíso? Sí, pero antes que nada partir presenciando una operación de trasplante de corazón para tener los conocimientos necesarios para escribir "La novela del corazón". No es claro si Roberto Castillo (1957) efectivamente la presenció, pero la escribió: no es una historia, sino ocho historias basadas en hechos reales y otros ficticios (y por supuesto todos los que están en el medio), en que el corazón humano es el objeto central de la trama.
Novela de episodios o de acumulación o de aventuras, hace de ese órgano tan simbólico el emblema de algo aún más esquivo como la identidad chilena o acaso simplemente la muerte. "Esta novela, de larga maduración, muestra el talento de un narrador crecido en el exilio y que hace resonar ecos del habla chilena de distintos tiempos en una trama que bebe de la historia y la arroja a un lugar inesperado", dice el crítico Rodrigo Pinto. "Más encima escrita con cuidado formal exquisito y una erudición enorme", añade Ignacio Álvarez. POETA CHILENO (2020), de Alejandro Zambra Chile país de poetas, dice el lugar común. En principio puede describirse como una novela que hace historia de ese título que nos hemos puesto: recitales, carretes, envidias, amistades; todo siempre rondando lo serio y lo ridículo. Hay de eso en "Poeta chileno", novela de Alejandro Zambra (1975), retrato de una escena literaria tal vez demasiado autoconciente; pero también, y quizás fundamentalmente, hay una historia, tierna, sobre ser hijo y ser padre. Sobre Vicente y Gonzalo.
Sobre cómo se convierten en hijo y padre (o padrastro, si vale la precisión). Uno, el más viejo, que quiso ser poeta; el otro, el menor, que lo es casi sin querer. "Aunque en apariencia `Facsimil' tiene más riesgo, este libro encara con valentía el tremendo lugar común de ser poeta en Chile, y lo resuelve con menos versos que vértices: soltura, autoparodia, frescura, inteligencia y una trama honesta que nunca confunde paternidad con melancolía", dice el poeta y editor Yanko González. Andrés Montero, escritor, la juzga como una novela muy completa, "con personajes logrados y entrañables que mendigan reconocimiento paternal, filial, amoroso y artístico.
Y todo eso lo enreda y lo sostiene la poesía chilena". "Entre los admiradores de Bolaño, Zambra es quien mejor reacciona a su prosa de ambición épica, por la vía de sospechar de su propia escritura, quitándole seriedad al oficio, y acompañando observaciones tan agudas como las del autor de `2666' con un aire de ligereza, a veces transido incluso de confesada cursilería", explica Ignacio Álvarez, académico y escritor. "Pocos autores logran entablar una suerte de vínculo afectivo con el lector como aquel que consigue Zambra, y `Poeta chileno', no siendo su obra más perfecta, es la mejor expresión de aquello"..