Autor: ALEXE[ VERGARA ARAVENA Decano de la Facultad de Artes de la Universidad Católica de Chile
“Presupuesto de Cultura 2025”
Señor Director: Hace una semana, integrantes de la Corporación Cultural Artistas del Acero denunciaron que su institución, creada en 1958, podría desaparecer. No hay fondos para continuar su trabajo. Casos como este demuestran por qué el aumento de fondos directos al Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras (PAOCC) planteado por el actual Gobierno, es tan importante para la cultura en Chile. El modelo actual, con énfasis en fondos concursables, es problemático: ya no enfocado solo en personas, sino en instituciones, pone a museos, orquestas o teatros al borde constante de cerrar o pausar su trabajo. Además, la dinámica de postulaciones repetitivas conlleva una enorme pérdida de tiempo y recursos, realmente otra cara de la ya famosa "permisología” que invade Chile. Quienes más pierden con esto no son los artistas, sino las comunidades en su acceso a la cultura, especialmente en regiones.
El jueves, el editorial de su diario se refiere con preocupación a que este modelo podría derivar en "derechos adquiridos”, como si el garantizar derechos no fuera una obligación del Estado, y pretende vincular estas asignaciones de largo plazo con la dificultad de evaluar y fiscalizar el uso de los fondos, sin mayores argumentos. optar por una política de apoyo directo del Estado, y no una liberal basada en fondos competitivos, es común y transversal en la OCDE. Incluso en países donde predominan los fondos, como Reino Unido o Canadá, hay importantes asignaciones basales para instituciones culturales estratégicas. Es fácil ver el invaluable rol que cumplen los integrantes del PAOCC en sus comunidades, especialmente fuera de Santiago. La Red de Salas Independientes de Cine, diversos teatros regionales y municipales —como el de La Pintana—, la Filarmónica de Coquimbo, el MAM de Chiloé o las Semanas Musicales de Frutillar, etcétera. Estamos hablando de la columna vertebral de la cultura en Chile, que sobrevive llena de precariedad, tanto para artistas como para públicos. La estabilidad, continuidad y proyección de la cultura es una ocasión de alegría, y en especial para las comunidades con menos acceso estable a ella.