Sin asignar
Educación en palabras simplesY ahora el vientoWilta Berrios OyanadelEducadorapo ha cambiado, lo cual es un periodo menor, sino que esto va más allá y debe ser un cambio climático lo que estamos presenciando, que si bien es cierto ha sido una vez, debemos estar preparados ante este fenómeno.
El viento transformó la morfología de la ciudad y ello se expresó en muchos árboles caídos, casas sin techumbres, corte de energía eléctrica, algo que a nuestra vista nos sorprendió especialmente en las alamedas de nuestra ciudad y viviendas en distintos sectores.
Estas tres situaciones climáticas nos hacen reflexionar sobre la categorización respecto al tema, las intensidades del frío y del calor, sumado ahora el viento tras los efectos en la salud, infraestructura y el entorno pone de manifiesto que nuestra ciudad no puede seguir siendo considerada una zona climática normal.
Este invierno hemos experimentados grandes cambios en relación al tiempo climático, ha sido un vaivén durante un mismo día, intensos fríos, lluvia, calor, lo cual ha transformado a San Felipe en una ciudad con un marcado microclima. En una columna anterior también planteé que declarar a San Felipe como zona extrema puede parecer un acto administrativo, pero es evidente que va más allá. El valor de elloradica en poder obtener y encauzar nuevos recursos y estrategias que mejoren la infraestructura tanto urbana como rural.
No podemos ignorar las implicancias que ha llevado esta situación, sumado a ello que la electricidad ha elevado su valor, lo cual significa un acceso de servicio básico y que por cierto ha cambiado la normalidad de la ciudad desde medidas ambientales hasta medidas educativas. Por tanto, ahora la planificación urbana debe adaptarse a una nueva realidad, con sistemas de viviendas que realmente brinden refugio para el frío, calor y viento. Considerar y promover un uso de energía alternativa va a ser fundamental para una ciudad sustentable.
Este es un trabajo en conjunto con las autoridades locales, regionales y nacionales para hacer frente a que esta temática no solo afecta la calidad de vida sino que también el bienestar físico y mental de la población. El frío que cala, el calor que abrasa y el viento que remueve nos recuerda la vulnerabilidad del ser humano ante la naturaleza y aun así no la respetamos. Llegó el momento. «La naturaleza puede vivir sin nosotros, pero nosotros no podemos vivir sin la naturaleza, res-petemos». W.B.O., Educadora, San Felipe, Chile.
En una publicación anterior hice mención a lo siguiente: «El Valle de Aconcagua, Chile, región Valparaíso, es una zona de contrastes extremos en relación a sus condiciones climáticas, en invierno el frío es intenso y se hace sentir con fuerzas y este año 2024 las temperaturas bajo 0 Celsius han calado por varios días, mientras que en verano, las altas temperaturas pueden alcanzar los 40 Celsius y sus niveles son insoportables.
Ambas situaciones de acuerdo a la ubicación geográfica de la región, rodeado por la Cordillera de los Andes al este y la Cordillera de la Costa al oeste, justifica plenamente la necesidad de declarar a nuestro Valle de Aconcagua como zona extrema en términos climáticos». La semana pasada, se suma a ello las ráfagas de viento, fenómeno que no se había dado antes en la ciudad con dicha intensidad y que afectaron el normal funcionamiento de la ciudad. El viento de una noche se convirtió en el actor principal de las situaciones extremas de calor y frío, lo cual ratifica que nuestra ciudad debe ser declarada, por las autoridades nacionales, como zona extrema. No solo el tiem-.