Columnas de Opinión: IA y su impacto en las ocupaciones
Columnas de Opinión: IA y su impacto en las ocupaciones Un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo elabora un novedoso índice para estimar la posibilidad de que distintas ocupaciones estén expuestas a los avances de la inteligencia artificial (IA) y, por tanto, puedan quedar eventualmente obsoletas. Este índice considera la clasificación de las actividades o tareas que típicamente se desarrollan en más de mil ocupaciones en Estados Unidos y que se ha refinado en el tiempo. Luego, utiliza grandes modelos de lenguaje (LLM, por sus siglas en inglés) para “preguntarles” y estimar la probabilidad de que cada ocupación, atendidas las tareas que involucra, quede obsoleta. El foco del estudio está en Estados Unidos y México, pero sus resultados pueden extrapolarse a otras regiones y naciones. Se indaga por el impacto en uno, cinco y diez años. Para América Latina y el Caribe, los autores sugieren que a 2025 serían 84 millones los trabajadores expuestos, para subir en 2030 y 2035 a 114 y 135 millones, respectivamente. En el caso particular de Chile, el índice de exposición arroja que en el plazo de un año 2,6 millones de puestos de trabajo podrían quedar expuestos.
Por cierto, esto no significa necesariamente que ellos se vayan a perder, pero supone poner atención a cómo dichos puestos de trabajo están evolucionando y hacia quéalternativas están migrando las personas que pueden estar siendo afectadas más directamente. Este es un nuevo asunto donde el Estado chileno parece estar mal preparado.
Desde luego, por ejemplo, llama la atención que se esté intentando avanzar hacia una negociación colectiva de carácter ramal cuando estas fórmulas, si ya no están obsoletas cambios en ese sentido se observan en otras latitudes, pronto lo van a estar a propósito de los cambios tecnológicos que están ocurriendo y sobre los que este estudio advierte. Es obvio que tampoco hay que exagerar los impactos de estos cambios.
Desde la revolución industrial, el mundo ha sido testigo de avances tecnológicos de gran envergadura que han sido destructores de empleo, pero que al mismo tiempo han creado otros que han más que compensado esos efectos. De hecho, en las últimas décadas, aunque hubo cambios tecnológicos significativos sobre todo en los 90 y comienzosde los 2000, el empleo no dejó de crecer. Actualmente, hay del orden de 3 mil 500 millones de personas empleadas en el mundo y en 1990 ellas sumaban alrededor de 2 mil 300 millones. Pero, aunque el empleo no fue afectado, numerosos estudios advierten que sí habría aumentado la desigualdad salarial.
En la oleada de nuevos escenarios que trae consigo la inteligencia artificial quizás resurja esa tendencia a la baja en los salarios de las personas con menos habilidades y haya una presión al alza en las remuneraciones de quienes están mejor preparados para gestionar el cambio tecnológico.
Sobre todo si se tienen en cuenta las conclusiones que arrojan los estudios de competencias de la fuerza de trabajo latinoamericana: aunque son pocos los países de la región que han participado en ellos, los resultados son preocupantes.
En el caso de Chile, aunque mejores que los de otras naciones de la región, los desempeños sugieren niveles de competencia lectora y numérica generalizadamente mediocres y que llevan a preguntarse si la probabilidad que arroja este índice no se materializará con un impacto relativo mayor. Especialmente pensando, además, que el país está creciendo muy poco y que sigue exhibiendo dificultades para recuperar tasas de empleo similares a las que existían antes de la pandemia.
Esto ocurre, adicionalmente, en un contexto en elcual nuestras políticas de formación continua para los trabajadores son muy deficientes, sin que hayan logrado corregir los problemas que la así llamada Comisión Larrañaga, mandatada por la entonces ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, detectó hace más de una década.
El estudio del BID indudablemente tiene que ser analizado con cautela, por las limitaciones propias de su carácter entre otras, que las tareas de las ocupaciones están bien diagnosticadas para Estados Unidos, aunque pueden ser diferentes en otras latitudes, pero constituye un llamado de atención a pensar cuáles son los verdaderos desafíos de una agenda laboral moderna. No es esa la que parece tener a la vista el Gobierno y tampoco el debate público. Suavizar la transición que la inteligencia artificial pueda requerir en varias empresas se observa un despliegue significativo para modificar el pool de habilidades de sus trabajadores requiere de nuevos focos en la política laboral. El estudio constituye un llamado de atención a pensar cuáles son los verdaderos desafíos de una agenda laboral moderna. No es esa la que parece tener a la vista el Gobierno..