CARTAS: Prosocial versus antisocial
Prosocial versus antisocial e Es fácil asociar la proliferación del delito, laimseguridad y la violencia con el abandono escolar. Jóvenes y adolescentes desencantados con el sistema educativo son utilizados por el crimen organizado y la delincuencia común para participar en portonazos, encerronas y toda clase de delitos violentos. Su corta edad y la inimputabilidad que éstaimplica, incentivan esta perversa utilización por parte de adultos que deberían ser severamente sancionados por esta conducta. Poco se habla de lo benéficos que son los esfuerzos destinados a evitar el abandono escolar, fortalecer los programas dereingreso educativo y favorecer los comportamientos prosocialesen las escuelas.
Tampoco es tema conocido y del que se hable en los medios de comunicación cuáles son los costos de implementar dispositivos de reingreso edw cativo encomparacióna los presupuestos involucrados en la persecución del delito y la reinserción social. Poreso resulta importante detallar algunos de los dispositivos existentes para la reinserción educativa: escuelas aulas de reingreso y programas socioeducativos. Las escuelas de reingreso son establecimientos de educación formal, cuyos equipos multidisciplinarios ofrecen una enseñanza Mexible y personalizada, así como acompañamiento socioemocional de jóvenes que han estado al menos dos años fuera del sistema escolar. Entregan además formación de oficios y exploración sociolaboral.
Las aulas de reingreso replican el modelo anterior a menor escala, instalandoen establecimientos regulares estasaulas especializadas, que buscan ser un mecanismo de transición y reincorporación al sistema para estudiantes que han estado fuera del sistema edw cativo por más de un año.
Los programas socioeducativos corresponden a espacios de educación dedicadosa reparar lasexperiencias educativas traumáticas de niños, niñas y jóvenes marginados del sistema, y prepararlos para su eventual reingreso ala educación formal o para su incorporación al mercado laboral.
Se centra en un perfil de estudiantes que ha estado expuestos a vulneraciones graves de derecho y están muy alejados delas dinámicas escolares, Estos dispositivos existen hoy en diferentes partes del país, gracias al esfuerzo de organismos públicos -servide educación y municipios y de iniciativas privadas como Funda» ción Súmate, pero no tienen la coberturarequerida para abordar el tamaño del problema. Se estima que cada año son cerca de 50 mil jóvenes que abandonan sus estudios y los esfuerzos de revinculación logran que sólo uno de estudiantes retorne al sistema. Por supuesto, el financiamiento es absolutamente insuficiente.
En el mejor de loscasos y, mientras no se legisle para otorgarle financiamiento a la modalidad de reingreso, un establecimiento podría recibir una subvención mensual del orden de 100 mil pesos la subvención otorgada para la educación de jóvenes y adultos) para entregar laeducación especializada descrita en párrafos anteriores. El costo real, sin embargo, asciendea casi300 mil pesos mensuales para una escuela de reingreso; 200 mil para un ala de reingreso; 130 mil pesos para un programa socioeducativo. El reingreso es caro. Pero el Estado gasta cerca de 9 mil millones de pesos anuales en diferentes programas de prevención del delito -Calle Segura, Denuncia Segura, Programa Lazo-, conresultados, al menos, discutibles.
Los dispositivos educativo nosólo son eficientes en términos de costos, sino que ayudan a proteger la trayectoria educativa de niños y jóvenes, proporcionándoles ambientes educativos seguros, y logran prevenir conductas de riesgo, potenciar sus habilidades y desarrollar en ellos conductas prosociales. Paula Montes, directora ejecutiva de Fundación Súmate