El legado fundamental de Valentina Cruz
El legado fundamental de Valentina Cruz J amás los prefirió para su obra, pero Valentina Cruz (1938) aprendió escultura con materiales tradicionales, como la madera, el bronce, el mármol y la piedra. Ya a los 13 años era alumna de Nemesio Antúnez. Después se formó con Carmen Silva, así como en los talleres de Gracia Barrios y Paul Harris, e ingresó a la Escuela de Arte de la Universidad Católica. Durante todo ese tiempo tuvo un gran ánimo exploratorio: a inicios de los años 60 confeccionaba esculturas con papel. Luego, cuando estudió en Nueva York y París, probó con el saco, el látex, y nunca dejó de tensionar los límites tradicionales de la escultura. Pero su obra, marcada por una permanente mirada crítica, contempla además grabado, dibujo e ilustración. "Algo que siempre me impresionó de Valentina Cruz fue su osadía.
En 1962 se aventura a hacer una obra con papel de diario y engrudo, presentando una abstracta y tosca `Mujer', que se arregla el cabello sentada sobre una silla de paja ubicada en la entrada del museo en el Salón de Estudiantes. Causó gran revuelo.
Con esa obra no solo rompió las concepciones que hasta el momento existían sobre la escultura, también se atrevió a nuevas posibilidades materiales", comenta Daniela Berger, coordinadora artística del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). Cruz murió el fin de semana en su casa de Pirque y su funeral fue el lunes, en el Parque del Recuerdo.
A medida que pasan los días se ha hecho más evidente, sobre todo a través de redes sociales, el ánimo de homenaje y gratitud de quienes la despiden, entre sus alumnos --hizo clases en las universidades Católica y Finis Terrae--, artistas e investigadores. En este último grupo se ubica la historiadora Mariairis Flores, autora de "Bajo el signo mujer.
Exposiciones de artistas chilenas. 1973-1991", libro que en su portada contiene una icónica obra de Cruz ("Botiquín de primeros auxilios", 1966). Quienes la recuerdan coinciden en lo decisivas que fueron sus búsquedas iniciales. "Tuvo muchas etapas. Si tuviera que destacar una, sería su trabajo temprano con la escultura, donde se dedicó a explorar y empujar los límites. Eso le valió mucho rechazo de la crítica, pero no fue un impedimento para que siguiera creando. Su convicción respecto de su propuesta artística le permitió mantener una carrera de más de seis décadas", comenta Mariairis Flores. En el mundo de la ilustración Cruz dejó una marca indeleble. La ilustradora Paloma Valdivia, autora de "Nosotros" entre muchos otros libros, la despidió con sentida gratitud a través de su Instagram: "Descubrí su ramo `Seminario de ilustración' en la Escuela de Arte de la U. Católica el año 99. Esa primera clase cambió todo el curso de mi vida. Valentina llegó decidida a mostrarnos que la ilustración era el oficio más fascinante al que alguien podía dedicarse. Desde ese primer encuentro seguí sus pasos. No solo en lo académico, también en lo humano.
Mujer pionera, valiente y audaz". E l i n v e s t i g a d o r Claudio Aguilera, especialista en la historia de la ilustración chilena, destaca sobre el legado de Cruz: "Uno de sus grandes aportes como ilustradora es su capacidad para crear un diálogo con los niños y niñas a través del arte. Sus libros son una aventura visual, donde el lector se encuentra con el arte abstracto, el pop, el surrealismo, transformándose en una primera experiencia plástica, una visita a un museo portátil e imaginario.
En ese sentido, Cruz es parte de una línea de artistas chilenos, como Camilo Mori, Roser Bru, Nemesio Antúnez, José Venturelli o Carlos Hermosilla, que encontraron en el libro una forma de ampliar el público de sus obras, y democratizar el arte". El legado fundamental de Valentina Cruz Valentina Cruz tensionó desde muy temprano los límites de la escultura y también dejó una marca indeleble en la ilustración. CÉSAR SILVA Desde sus inicios como creadora, hacia 1960, exploró múltiples materiales en la escultura. También abordó la ilustración y marcó a decenas de alumnos. Murió el fin de semana, a los 86 años. DANIELA SILVA ASTORGA.