Autor: ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ
LAS OLVIDADAS MUJERES la Universidad Católica que abrieron camino en
LAS OLVIDADAS MUJERES la Universidad Católica que abrieron camino en INVESTIGACIÓN Hoy son invisibles, pero jugaron un rol clave:Verónica Undurraga y Valentina Bravo fueron desentrañando las vidas y secretos de una serie de chilenas, cuyo aporte fue crucial en la vida de la Universidad Católica. Una historia de esfuerzos y dificultades, de lágrimas y sonrisas. La presentación será el 6 de marzo, en el marco de las actividades por el Día de la Mujer. LAS QUE ABRIERON EL CAMINO. HISTORIA DE LAS MUJERES EN LA PUC 1877-1950Verónica Undurraga y Valentina Bravo Ediciones UC, 2025.452 páginas“E s necesario escribir la oficiales. Es una historia de los silensibilizada en los relatos res, porque ha sido invihistoria de estas muje cios, como ha planteado Michelle Perrot.
En las mil páginas del libro institucional de la Universidad Católica, no más de 20 referían las trayectorias femeninas y no figuraba la primera graduada de la UC, la abogada Celia Pérez, que obtuvo su título en 1922”, explica Verónica Undurraga, doctora en Historia y académica de la UC.
Explorar la progresiva incorporación de la presencia femenina en la UC, así como las resistencias que suscitó, motivó esta investigación que partió en 2018, auspiciada por la Vicerrectoría Académica y que luego recibió el impulso de dos Fondecyt. “Al revisar archivos y bibliotecas, vimos la inmensidad de la tarea. El equipo de trabajo se fue ampliando coordinado por Francisca Undurraga y Patricia Lillo y requirió mayores tiempos y apoyos. Fue fascinante descubrir otros hitos, otros procesos y otras protagonistas”, agrega Valentina Bravo, magíster en estudios de género e investigadora del Observatoire de légalité entre les femmes/hommes en Francia. El libro recorre desde las primeras donaciones femeninas a la universidad (1877) hasta las décadas transformad o r a s d e 19 4 0 y 1950.
Entre medio, el camino fue farragoso y la Universidad de Chile llevaba la delantera (las primeras médicos cirujanas se titulan allí en 1887). En el caso de la UC, en 1918 se incorpora la primera estudiante a la UC, a la carrera de Derecho.
Años después ingresan las primeras mujeres a las carreras de Comercio (1924), Arquitectura (1928), S e r v i c i o S o c i a l (1930), Pedagogía (1932), Medicina(1954), Agronomía (1955) e Ingeniería (1959). La investigación ahora se plasma en un libro (con prólogo del rector Ignacio Sánchez) con muchos datos y estadísticas, pero también detalles amenos, como los avatares por conseguir fondos del rector Carlos Casanueva, que terminó apodado “Carlos Cazaviejas” o el relato de las fiestas de la primavera en la UC. El lanzamiento será el 6 de marzo (15:30), en un coloquio en el auditorio de la Facultad de Historia, campus San Joaquín. Antes, las autoras del libro conversaron con “El Mercurio”. Las primerísimasEn el camino para forjar la UC, primero estuvieron las donantes. “Así es. Once años antes de la fundación de la UC, sor María Perpetua Gandarillas donó su parte del arriendo de la chacra Macul a la futura casa de estudios. Luego, sor María del Rosario Barros y las Hermanas de la Providencia legaron cerca de $112 millones, a valor actual. Rita Cifuentes fue la primera mujer laica en donar y aportó lo queSAVIRNÁIBAFÓLECRABAERDNA La historia de estas mujeres haJunto a una clase de comercio y un curso de filosofía del “Instituto Femenino”, aparecen cuatro pioneras.
De izquierda a derecha: Celia Pérez (primera titulada UC, estudió Derecho); Isabel Brown, clave en la fundación de la Facultad de Teología; Olvido Riestra, primera licenciada en Comercio (1930) y contadora general (1931), y Rebeca IzquierdoActividades en el hospital UCCUDE / ” ONIMACNOREICIHEUQSAL “hoy serían cerca de $220 millones de pesos. Más tarde, María Luisa Santander donó los terrenos donde hoy se emplaza la Casa Central. Las que llamamos benefactoras pioneras anhelaban una universidad de carácter católico. Eran mujeres de carácter. Sus disposiciones debían ser cumplidas al pie de la letra por las autoridades universitarias, que podían arriesgar sanciones por su incumplimiento.
Por ejemplo, Honoria Gandarillas Valdés estableció que la propiedad donada solo se podía arrendar o vender a personas de la mayor moralidad y religión”. Celia Pérez entra como primera alumna cuando varias asociaciones femeninas católicas pedían el ingreso a la UC. “En la segunda mitad del siglo XIX surgieron distintas asociaciones femeninas como respuesta a la laicización y la cuestión social. Las mujeres que participaban allí aumentaron su capital cultural y social y radualmente comenzaron a percibirse como agentes capaces de incidir en el espacio público, aunque eran conscientes de su desventaja educativa. Exigieron su ingreso a la UC, buscando formarse bajo un espacio protegido por la religión. La Liga de Damas reclamaba este derecho documentando, incluso, el ingreso de mujeres a universidades católicas europeas. Al inicio, estas demandas se abocaron a profesionalizar roles tradicionalmente femeninos, como la asistencia social y la educación religiosa”. Demasiadas mujeresEn Chile, la mujer obtiene el derecho a voto municipal en 1934. En el mismo período, la UC alcanza una apreciable matrícula femenina. En la Facultad de Comercio las mujeres representaban el 60% de los egresos. “El aumento de la matrícula femenina en la UC forma parte del lento proceso de adquisición de derechos civiles, políticos y educativos, alcanzados tras décadas de luchas de organizaciones femeninas y feministas. A partir de 1920, estas demandas se intensificaron y por ejemplo, se instauró la Semana femenina UC, con conferencias y charlas. La relevante representación de alumnas en la Facultad de Comercio expresó el interés de las mujeres por acceder al mundo del trabajo y adquirir independencia económica, formándose en administración y contabilidad. Muchas lo hacían a través de cursos vespertinos, luego de trabajar ”. Pero la inserción femenina en la UC no fue lineal ni progresiva, señala el libro.
Más adelante, en las décadas de 1940 y de 1950, hubo restricciones alsido invisibilizada en los relatos oficiales”... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. VERÓNICA UNDURRAGA SCHULERhitos, otros procesos y otras protagonistas”... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. VALENTINA BRAVO OLMEDOZEUQSÁLEVAIROTCIVingreso de mujeres. ¿Por qué?“El crecimiento de la UC durante el rectorado de monseñor Carlos Casanueva derivó en el apreciable aumento de postulaciones durante las décadas de 1940 y 1950.
Y facultades como Economía, Arquitectura y Derecho privilegiaron a los estudiantes varones, bajo la consigna de educar a quienes serían los líderes del país”. “En 1943 se dijo que la Facultad de Comercio y Ciencias Económicas tenía más alumnas que alumnos, lo que era considerado perjudicial para la Escuela. Se decidió admitir solo un tercio de alumnas por generación. Por eso la historiografía cuestiona que la inserción de las mujeres en la universidad haya sido, per se, una experiencia liberadora. Ellas enfrentaron serias dificultades para conformarse como sujetos en el mundo universitario, intelectual y profesional”. Se hablaba entonces de saberes “no adecuados” para las mujeres. “Algunas estudiantes de la UC se unieron a las voces femeninas que al menos desde Eloísa Díaz, en 1886 denunciaban los estereotipos de género que representaban a la mujer profesional como dura, insensible y masculinizada. Tenemos, indiscutiblemente, factores adversos en nuestra contra, reflexionaba en 1946 la estudiante Sara Navas. Y la alumna Marta Guzmán rechazaba la idea de que una carrera universitaria alejaba a la mujer de su verdadera misión. Creemos que no es así. Sentimos que no es así. Probemos que no es así, señalaba”. La cirugía y la boticaAntes del ingreso de las primeras alumnas de Medicina, diversas mujeres formaron parte de la facultad, como las religiosas alemanas de la Caridad. “La labor de las religiosas-enfermeras del Policlínico y del Hospital Clínico UC fue muy reconocida en su época, aunque luego se fue olvidando. Sin ellas, la facultad no podría existir, dijo el decano en 1948. Graficaba cómo el trabajo de estas religiosas permitía cumplir con el compromiso público de la universidad. Ellas asumían el cuidado de los enfermos, la organización de las salas de cirugía y rayos, la botica y también la cocina, la lavandería y la compra de alimentos. Sor Facundina Schmidts terminó con su salud muy debilitada tras dirigir estas labores. Además, en 1949 se creó la Escuela de Enfermeras Cristianas Católicas, con la intención de formar científicamente a religiosas en el área de la salud.
Por la falta de vocaciones, al año siguiente se abrió a mujeres laicas”. ¿Qué dificultades extras enfrentaron las primeras estudiantes de la UC?“Ellas relataron que recibían el apoyo de algunos compañeros, pero también la dura competencia de otros estudiantes, que decían que una mujer no podía ganarles. También vivieron el escepticismo de docentes que dudaban de sus capacidades y perseverancia. En cuanto a Medicina, entre 1954 y 1963 tuvo cupos restringidos para el ingreso de alumnas. Como los últimos cuatro alumnos seleccionados solían fracasar, se destinaron los últimos cinco cupos a matrículas femeninas. Las exigencias para ellas eran más altas: se les exigía una calificación comparable a la de los diez primeros. Solo a partir de 1963 el ingreso fue igualitario”. Deudas por pagarDe las mujeres que investigaron, ¿alguna las sorprendió?“Rebeca Izquierdo nos impresionó por su versatilidad y dedicación. Dirigió ad honorem la Escuela de Servicio Social entre 1932 y 1965. En su juventud destacó como campeonade tenis y luego reflejó una profunda entrega en su trabajo.
A veces decía sentirse sobrepasada y sola, pues debía competir con la Escuela de Beneficencia de la Universidad de Chile, responsable de los servicios públicos del país”. ¿Aún falta reparar deudas?“Para reconocer los aportes de estas mujeres, primero es necesario conocerlos, que es lo que hace este libro. La memoria histórica es frágil y, aunque cueste creerlo, muchos espacios académicos las han olvidado. Fue emocionante, el año pasado, el homenaje que la Facultad de Teología realizó a su fundadora. Desde hace unos meses, el retrato de Isabel Brown está en su edificio y sus cartas con el rector Casanueva están en su archivo. También, por iniciativa de la rectoría, hoy salas de la Casa Central recuerdan a Celia Pérez Matus y María Luisa Santander”. Pero la tarea no ha terminado. “Siempre pensamos este libro como el inicio de futuras investigaciones. Y un anhelo nuestro es el reconocimiento de las cientos de mujeres anónimas que hicieron suyo el proyecto de la universidad, apoyándolo a través de sus medios económicos, a veces modestos. Precisamente, el libro está dedicado a una desconocida señora de respeto que donó sus libros a la incipiente biblioteca, en 1896. Ella simboliza a las mujeres anónimas que hicieron posible la historia de la UC”.. , destacada directora de la carrera de Servicio Social. En el hospital, las primeras enfermeras fueron religiosas. Solo en 1954 ingresan las primeras alumnas a Medicina en la UC. Fueron Catalina Maggiolo, En el hospital, las primeras enfermeras fueron religiosas. Solo en 1954 ingresan las primeras alumnas a Medicina en la UC. Fueron Catalina Maggiolo,