Editorial: ¿Está Chile preparado para una crisis?
Editorial: ¿ Está Chile preparado para una crisis? La lenta respuesta del Gobierno a los disruptivos cambios en el comercio internacional generados por Estados Unidos parece sintomática de una administración con escasa capacidad para anticipar los desafíos más importantes que enfrenta el país. Se podrá argumentar que el anuncio de los aranceles de Donald Trump ocurrió hace poco más de dos semanas. Sin embargo, su gobierno había alertado al respecto previamente. Es más, incluso durante la campaña (2024) el tema fue recurrente.
Entonces, que Chile recién esta semana haya acordado una “hoja de ruta” para llevar a cabo nuevas reuniones durante los próximos meses no puede ser considerado un logro, sino más bien sugiere falta de preparación ante un 2025 que se anticipa altamente complejo. Y es que la guerra comercial que se configura ya está generando estragos. En China, por ejemplo, se estima que el número de containers con destino a los Estados Unidos caería entre 640.000 a 800.000 unidades, dada la cancelación de más de 80 barcos. Algo similar ocurre en los puertos estadounidenses, con un impacto directo en las economías locales. Pero el efecto macroeconómico va mucho más allá de una industria particular.
Desde luego, la Organización Mundial de Comercio ajustó a la baja los flujos comerciales previstos para 2025, desde un crecimiento de 3% hasta una caída de 0,2%. Y si bien el dato de crecimiento económico de China del primer trimestre sorprendió al alza 5,4%, frente al 5,1% esperado, las estimaciones para 2025 apuntan a un recorte significativo, que dejaría el PIB anual por debajo del 3,5%. En el caso de EE.UU., el debate respecto de una posible recesión en lo que resta del año ha retomado fuerza.
Bancos de inversión apuntan a que la probabilidad del evento se ubica por sobre el 50%. Las consecuencias para el mundo de este escenario deben ser anticipadas, pues reaccionar solo cuando el impacto sea inminente no contendrá el daño. En este contexto, la administración Boric enfrenta lo que se configura como el mayor desafío internacional de su período. La insistencia del primer mandatario en criticar en términos personales a Trump sugiere que, al menos hasta hace pocos días, la profundidad de la posible crisis no había sido internalizada por La Moneda. Es de esperar que ello no sea el caso de las autoridades económicas. En el mercado laboral, una crisis internacional generaría un estrés adicional.
Cabe recordar que, previo a sufrir el impacto de la crisis subprime, la tasa de desempleo en Chile se ubicaba en torno al 7,5% (oct. -dic. 2008), pero ya en mayo de 2009 superaba el 10%, para alcanzar su máximo en julio y agosto de ese mismo año (10,8% ). Luego, vino una recuperación impulsada por un gigantesco esfuerzo fiscal financiado gracias a la disponibilidad de recursos en nuestros fondos soberanos: en 2008, los ahorros en esos fondos eran de US$ 20.211 millones que, producto de tal esfuerzo, disminuyeron a US$ 11.285 millones en 2009. En el escenario actual, con cuentas fiscales mermadas por años de déficit, una deuda al alza y exiguos fondos soberanos, la capacidad de llevar a cabo políticas contracíclicas es mucho más limitada.
Por cierto, la tentación de continuar aumentando el endeudamiento puede ser grande, bajo el mal argumento de que Chile aún tiene una deuda como porcentaje del PIB situada en la parte baja del ranking de la región.
Tal planteamiento desconoce que, debido a una cuestionable creatividad contable, muchos de nuestros pasivos no se contabilizan en las cuentas fiscales (el CAE y la reforma de pensiones son ejemplos). Pero además, no considera el costo reputacional de perseverar en parecernos a una región que no se caracteriza por el éxito económico.
Al contrario, la situación debe obligar a Hacienda a redoblar de inmediato todos sus esfuerzos para realizar un ajuste del gasto contundente, que entregue algo de espacio para hacerse cargo de los eventuales impactos de la crisis, tanto este 2025 como en 2026. Cabe recordar que, a propósito del desajuste fiscal del año pasado, Hacienda debe presentar pronto un plan de ajuste. Ese plan debe ser ahora más estricto que hace dos semanas. Por su parte, el Banco Central debe continuar su labor como pilar del control de la inflación. La volatilidad del tipo de cambio puede tener un impacto inflacionario que es necesario estudiar. De concretarse, será un escenario complejo: si bien un menor crecimiento podría ser contenido con una menor tasa de política monetaria, no se debe olvidar que la batalla contra la inflación no se ha ganado. Haber acordado recién esta semana una “hoja de ruta” para nuevas reuniones con EE.UU. no puede considerarse un logro..