LA COLUMNA DE JOE BLACK
LA COLUMNA DE JOE BLACK JOE BLACK "Dale a un hombre un pez y comerá hoy. Enséñale a pescar y comerá el resto de su vida", enseña el milenario proverbio chino que se ha usado por siglos para defender la educación como fórmula para progresar... en vez del asistencialismo. Pura sabiduría. Pero con el tiempo esta enseñanza se ha ido desvirtuando. "Dale a un hombre un pez y comerá hoy.
Enséñale a pescar y le regalarás el mejor hobby de la vida, y podrá juntarse con sus amigos los fines de semana a pescar y tomar cerveza", leí hace años en un cartel de una tienda de pesca.
Esta semana, un diputado del Frente Amplio introdujo una indicación en el proyecto de Ley de Pesca en el que define a las especies marinas como seres "sintientes": "animal acuático capaz de tener experiencias y reaccionar a estímulos externos de manera consciente, considerado por este hecho sujeto de consideración moral y respeto". Así las cosas, el parlamentario oficialista pide que la norma declare "estrictamente prohibido generarles estrés y dolor innecesario, tratarlos de forma cruel o prolongar su agonía". Si el Congreso aprueba esta norma, lo lógico sería que el principio que defiende se extienda a todas las especies animales.
Estaríamos ante el comienzo del fin de actividades c o m o l a g a n a d e r a, a v í c o l a, a c u í c o l a, apícola, etc... Porque este modo de pensar implica que no habría mayor crueldad que matar a un animal para engullirlo. Este es un cambio civilizatorio gigantesco, que nos obligará a repensar lo que ha sido la vida humana en el planeta Tierra durante toda la historia. Vamos a tener que partir por reescribir los textos bíblicos. El milagro de la multiplicación de los panes y los peces, en que Jesús alimentó a 20 mil personas, vendría siendo una especie de genocidio de animales acuáticos. No nos quedará más opción que convertir por obligación legal a todos los habitantes del mundo en veganos. Miles de años de consumo humano de peces, aves, cerdos, vacunos, huevos, lácteos, moluscos, crustáceos, caprinos llegará a su fin. Ni la inteligencia artificial provocará un vuelco tan grande en la civilización. El futuro nos depara una dieta basada únicamente en coles, tomates, zapallos, aceitunas, brócolis, manzanas, frutos del bosque, plátanos, hortalizas, hongos, cereales, frutos secos, piñones, dátiles y cítricos.
Eso, hasta que a p a r e z c a u n a nueva ideología que plantee que todos los seres vivos, incluidos los integrantes del reino vegetal, son también "sintientes". ¿Le duele al árbol cuando le arrancan uno de sus frutos? ¿ Llora la cebolla cuando la extirpan de la madre tierra? ¿ Es sangre lo que le brota a la betarraga cuando la p r o c e s a n ? ¿ Q u é l e ocurre a la palmera cuando le retuercen los cocos para arrancárselos? Yo no me confiaría.
Una vez le pregunté a un amigo vegano si su opción alimentaria se basaba en el amor a los animales. "No --me respondió--, la razón es que siempre he detestado los vegetales, en especial las acelgas y las berenjenas. Por eso me las como, para hacerlas sufrir". Como ven, lo que he dicho en esta columna no son puras cabezas de pescado.
Cabezas de pescado El milagro de la multiplicación de los panes y los peces, en que Jesús alimentó a 20 mil personas, vendría siendo una especie de genocidio de animales acuáticos.. - - - - - -