Autor: CAMILA BAÑALES SEGUEL

Sube la luz, bajan los ríos
Ingeniera Agrónoma y Dra. Ciencias Ambientales Colaboradora de Colectiva Justicia en DD.HH. Subió la luz. Y va a seguir subiendo.
No solo es un dolor de cabeza para nuestros bolsillos, sino que también abre un debate importante sobre el futuro de nuestra energía. ¿Cómo podemos lograr que nuestra electricidad sea más barata y, a la vez, cuidar el medio ambiente? El aumento de las tarifas eléctricas invita a reflexionar sobre nuestro nivel de electro-dependencia como sociedad y el futuro energético de Chile. En este contexto, las energías renovables no convencionales (ERNC) tienen un rol reconocido.
Según el Ministerio de Energía, el año 2013 las ERNC representaron el 23% de la matriz energética de lo cual la hidroelectricidad aportó 30%. Esta fuente de energía produce un impacto ambiental significativo sobre los ríos. Interrumpe el flujo natural, altera el hábitat acuático y ribereño y afecta a las comunidades acuáticas. La construcción de represas produce sedimentación y cambio en el ciclo de nutrientes lo que afecta la calidad del agua, también para el consumo humano. Promover otras fuentes de ERNC como la solar y eólica, puede mitigar la dependencia de la hidroelectricidad y sus consecuencias ambientales. Estas fuentes también producen impactos que deben ser evaluados ambientalmente considerando a todos los actores. Pero su desarrollo aliviana presión sobreun elemento tan frágil y tan necesario de la naturaleza como lo es el agua. En marzo 2024 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó la Tercera EDA (Evaluación de Desempeño Ambiental) para Chile. Se presentan 36 recomendaciones para implementar una reforma integral en la asignación de agua, subrayando la necesidad de una gestión más eficiente y equitativa de los recursos hídricos. Esto incluye a la hidroelectricidad como sector. La transición hacia una matriz energética con menos impacto ambiental es un desafío grande. Chile tiene la oportunidad de liderar en innovación y demostrar que es posible tener energía asequible y responsable. Invertir en tecnologías más limpias y eficientes es una apuesta por un futuro en que el costo de la luz no sea una carga, sino una inversión en nuestro bienestar colectivo. Interrumpe el flujo natural, altera el hábitat acuático y ribereño y afecta a las comunidades acuáticas..