Autor: Ángela Parra Directora Pastoral UC
Naciones Unidas: esperanza sin fronteras
Naciones Unidas: esperanza sin fronteras Lc]ColumnaE nmedio de Reñaca Alto emerge un campamentocon 75 familias que luchan día a día para sobrevivir. “Naciones Unidas” es la comunidad que han formado personas de múltiples nacionalidades que vinieron a Chile a buscar mejores oportunidades y el incendio del verano pasado les arrebató todo nuevamente.
Distintas organizaciones, entre ellasla Universidad Católica de Chile, han sido parte de un trabajo continuo de reconstrucción y ayuda material y espiritual para estas familias cuyos integrantes hoy son los más pobres entre los pobres dela región. Lorena, Ligia y Presner son algunos de los “Cristos” que visitamos y a los cuales les debemos un agradecimiento sincero por abrirnos las puertas de sus hogares y permitimos compartir con ellos. Son sus vidas las que nos conectan con la realidad, esa que no vemos todos los días y que nos mantiene ajenos ante el dolor. Esa invisibilidad dela precariedad desusviviendas, el abandono por parte de la sociedad yla inminentefalta de oportunidades lo queno nos permitetrabajar por el bien común.
Lo que ocurre en Naciones Unidas, más que un grito de ayuda material, es un llamado de atención a todos quienesconstruimos Chile a no dejarnos anestesiar por la comodidad de nuestras vidas, sino más bien salir a dar y darnos a quienes quieren que los tratemos con igual dignidad y respeto.
“Somossarmientos de una misma vid”, expresabaSan Alberto Hurtado, describiendo el hecho de que todossomos parte del mismo cuerpo (que es Cristo), lo que nos exhorta aser intrínsecamente hermanos que sienten y sufren como si fueran uno. Si el amor más grande lo entregó Jesús en la cruz, eseseamor el que nos hace conectar con cada persona que también ha conocido el anuncio salvífico de su resurrección. Esto es lo que define a un católico: entregar el amor con el que Diosnos ha amado viviendo como Cristo y actuando comoÉl.
Al ejemplo deSan Alberto Hurtado, ¿qué haría Cristo en mi lugar situviera la posibilidad de acercarse al campamento, conocer a las familias y encontrarse cara a cara con los niños quejuegan en medio de antenas dealta tensión, basuray tierra? ¿ Qué haría Cristo en milugar si visitando Naciones Unidas ve una pequeña virgen que emerge del cerro? Si Lorena, Ligia y Presner no han perdido la fe y la esperanza, ¿quénos falta a nosotros aún para ser felices?.