Incertidumbre golpea a los cereales
C ada temporada, el agricultor Felipe Artigas siembra alrededor de 700 hectáreas de diferentes cultivos anuales en la zona de Perquenco, en la Región de La Araucanía, donde el mayor porcentaje de la rotación lo destina al trigo, y lo complementa con otros como cebada, lupino y raps. De cara a la nueva temporada agrícola 2023-2024, ya con algunas siembras establecidas en los campos, dice que todavía se siente el duro golpe de la última cosecha. "Hay bastante desazón.
Los molinos cerraron sus poderes de compra muy temprano en la cosecha y hubo muchos agricultores que nos quedamos con todo el trigo en las bodegas, algo que nunca nos había pasado y que está haciendo muy difícil la partida de este año... Hoy un agricultor puede quebrar teniendo la bodega llena, ese es el problema más grave", explica Felipe Artigas, quien es vicepresidente de la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco (Sofo). En su caso, asegura que la producción de cebada y raps que estableció con contratos y se liquida al momento de cosechar es lo que le ha permitido partir el año, ya que en los meses posteriores a las cosechas ha habido pocos poderes de compra funcionando y el acceso a financiamiento está más restringido. "No nos queda más que esperar que los poderes compradores abran, porque duante junio y julio vamos a necesitar tener caja, ya que el grueso de nuestros cultivos se está terminando de establecer y tendremos que empezar a comprar y aplicar fertilizantes", afirma.
La inédita situación que describe Felipe Artigas se repite en otras regiones productoras de cereales, como Ñuble y Biobío, y se condice con los datos que observa la empresa estatal Comercializadora de Trigo (Cotrisa). "Si observamos el mercado del trigo, las perspectivas bajistas de los precios internacionales han repercutido en un desincentivo a las compras por parte de la industria.
En efecto, hoy prácticamente no existen precios domésticos públicos de mercado y las compras que se están realizando corresponden a compras puntuales para ir satisfaciendo los requerimientos acotados de la molinería", explica Gonzalo Becerra, gerente general de Cotrisa, y detalla que a nivel global se espera que se mantenga una oferta holgada del cereal para este año y el próximo.
Desde la industria molinera aseguran que la caída de los precios internacionales es uno de los factores que explicaría la inusual ralentización del mercado local. "Cuando tienes un mercado a la baja, postergas la compra lo máximo posible, ya que nadie quiere comprar caro... Yo no sé si existe el tema de que los molinos no quieran comprar, sino que también puede ser que los agricultores no quieran vender por la baja de precios", explica Sergio Ossa, presidente de la Asociación Gremial de Molineros del Centro.
También detalla que los molinos de la zona central actualmente importan el 80% del trigo que necesitan, debido a que le producción nacional solo alcanza a abastecer la mitad de lo que se consume en el país y no cumpliría con los estándares de calidad que requieren. "Los molinos del centro necesitan tipos de trigo que no son conseguibles en las producciones chilenas, por sus características de gluten, proteína y homogeneidad", asegura, lo que es reafirmado por los datos de Odepa, que muestran un alza de 0,2% en las importaciones de trigo entre febrero y abril de este año, respecto del mismo período de 2022, llegando a 371 mil toneladas.
BAJAN LOS INSUMOS El panorama comercial para el maíz es similar que el del trigo, con una producción mundial que se prevé 6% mayor que el año pasado y pocos compradores locales, con solo ocho poderes activos a la fecha menos de la mitad que el año pasado, según cifras de Cotrisa, por lo que las perspectivas para las intenciones de siembra no son optimistas. "Es esperable que las señales bajistas de precios, sumadas a los inconvenientes en la comercialización, afecten las decisiones de siembra para la próxima temporada", proyecta Gonzalo Becerra para el maíz y el trigo.
La buena noticia viene por el lado de los insumos, donde los fertilizantes, el petróleo y otros insumos muestran menores precios que en la temporada anterior, por lo que se estima que los costos de producción serían entre 15% a 20% más bajos. "La temporada pasada tuvo resultados bastante ajustados, debido a que se sembró con precios de los insumos altos y los precios logrados fueron menores. Para la próxima temporada esperamos que los insumos se mantengan en los niveles actuales, más bajos, lo cual es una buena noticia", destaca Jorge Lorenzoni, gerente de la división de insumos y agroindustrias de Copeval.
En ese sentido, advierte que los agricultores deben seguir atentos porque existen varios factores inciertos, como los precios de venta de los cereales para la próxima temporada, los volúmenes de cosecha del hemisferio norte en los meses que vienen y los movimientos del tipo de cambio. "Creo que la temporada actual y la que viene no son temporadas para especular con los precios, dado el costo financiero y, en la medida que se pueda, los agricultores deberían tratar de comercializar la producción lo más rápido posible", plantea, y resalta que hasta ahora se ha visto una menor intención de siembra que el año pasado, aunque todavía es temprano.
Desde Odepa, en tanto, coinciden en que el alto costo de los fertilizantes durante la campaña 2022-2023 golpeó especialmente a los productores de maíz en sus flujos de caja y en la recuperación de la inversión debido a las dificultades de venta actuales. "A la fecha se observa una tendencia a la baja en los precios internacionales de los fertilizantes, por lo que esperamos que los costos de estableEn medio de una tendencia a la baja en los precios internacionales de los granos, financiamiento local más restringido y a pesar del menor precio de los insumos, se espera un ajuste en las siembras de trigo y maíz para la nueva temporada agrícola, y una recuperación de la avena. También se espera un mayor interés por los cultivos que se trabajan con contratos, como la remolacha, cebada y raps, buscando una mayor seguridad para la comercialización.
FRANCISCO JAVIER OLEA Incertidumbre golpea a los cereales 41,9% cayó la superficie de avena en la última temporada, quedando en 71.685 hectáreas. 216 mil hectáreas de trigo se sembraron en la campaña 2022-2023, con un crecimiento de 15%. 20% llegarían a caer los costos de producción en la nueva temporada. PALOMA DÍAZ ABÁSOLO Incertidumbre golpea a los cereales. Felipe Artigas Jorge Guzmán cimiento sean menores para la temporada que se avecina, lo que incentivará la siembra", asegura Andrea García, directora de Odepa.
AVENA, ¿MÁS SEGURA? La fuerte caída de 42% que tuvo la superficie de avena durante la última temporada, pasando de 123 mil hectáreas a un total de 71.685 hectáreas, según los datos del INE, se revertiría en buena medida para la nueva campaña 2023-2024.
La disminución produjo una falta de stock para la industria procesadora que se vio obligada a importar más avena ya que, a diferencia de otros granos, tiene como principal negocio la exportación de productos procesados. "Hoy la avena sigue con un precio interesante.
Falta ver cómo le va al hemisferio norte con sus cosechas, sobre todo a Canadá, pero en general vemos que la industria chilena está creciendo y está preparada para comprar un promedio de cien mil hectáreas, por lo que la situación de la avena no es tan dramática como la de otros commodities", asegura Max Boehmwald, gerente agrícola de Empresas Agrotop.
Sin embargo, en términos de precios, las perspectivas no son tan auspiciosas, ya que los precios internacionales de productos de avena terminados también han mostrado una tendencia a la baja. "Estamos en un escenario complejo para la industria, porque no puede pagar más.
Todo hace indicar que el precio de la materia prima no tendría por qué subir, a pesar de que hay menos avena disponible, por lo que a la gente que está especulando en este minuto yo le aconsejaría vender, ya que la mayoría de la industria está importando lo que le falta y ese precio alternativo ya está determinado", asegura Armando Berdichevsky, gerente superior de zona de Molinera Itata, empresa dedicada al procesamiento de avena en la Región de Ñuble.
De cara a la próxima temporada, plantea que los agricultores deben hacer el ejercicio de comparar los cultivos para decidir qué sembrar, donde el maíz y el trigo aparecen con una comercialización más incierta que la avena, tanto en precios como en opciones de venta. "Lo único que se ve más seguro es la avena, por lo que me hace sentido que un agricultor crezca en un porcentaje de su campo con avena este año, porque sabe que la va a vender", dice Armando Berdichevsky. CULTIVOS CON CONTRATO "Yo creo que es un año para ser muy conservador y cuidadoso, para estudiar y tratar de hacer todo bien y ser muy mesurado con los insumos, evitando pérdidas. Es un año para no especular y no sembrar a tontas y a locas", asegura Carlos Smith, agricultor de la Región de Ñuble.
Por eso, plantea que las dificultades que enfrenta el maíz afectarían la superficie sembrada con ese cereal, dando más oportunidades para otros cultivos en la nueva temporada, especialmente los que funcionan con contratos desde esa zona al sur, como la remolacha, la achicoria, el raps y la cebada que, si bien no abarcan superficies tan grandes a nivel nacional, ofrecen una seguridad de venta y, en algunos casos, un precio conocido. "El negocio no permite dejar de sembrar, hoy ningún agricultor ha dicho eso. Estamos sembrando toda la superficie y haciendo una rotación lo más racional posible, porque estamos obligados a darle uso a lo que tenemos", asegura.
En el caso de la remolacha, donde Iansa prevé completar una contratación en torno a las ocho mil hectáreas y ofrece un precio base de US$ 60 por tonelada, que se complementa con otras bonificaciones, los agricultores proyectan un buen año. "Veo a la remolacha con buenas perspectivas, porque es el mismo precio del año pasado y eso permite tener una rentabilidad de entre diez a 15 toneladas por hectárea, dependiendo de los rendimientos, con precios de los fertilizantes y petróleo que han ido a la baja", afirma Jorge Guzmán, productor y presidente de la Federación Nacional de Remolacheros.
Para el raps se proyecta una disminución de entre 9% y 12% respecto a la última temporada en la superficie nacional, ya que es un cultivo que tiene mayores costos de producción que otras alternativas y su precio va indexado a los del trigo, por lo que también ha mostrado ajustes. "Pensamos que podía haber una disminución mayor en la siembra, pero no fue así.
El precio del trigo se desplomó y eso reencantó a los productores con el raps, porque lo perciben como un cultivo estable en rendimientos y que, a pesar de los menores precios, se ve con rentabilidad, por lo que estimamos que se van a sembrar unas 48 mil hectáreas", proyecta Max Boehmwald desde Empresas Agrotop, lo que también se verá apoyado por costos de producción más bajos.
REVIVE LA CEBADA Con la incorporación de nuevas variedades, que han permitido ampliar la producción a otras regiones, como Ñuble, Biobío, Los Ríos y Los Lagos, en las últimas temporadas la cebada ha cobrado un renovado interés como alternativa de rotación para los productores, llegando a un nivel de superficie récord de 21.500 toneladas en la temporada 2022-2023.
Para la nueva campaña agrícola se espera llegar a un nivel en torno a las 20 mil toneladas, que contrata la empresa Maltexco, el único poder comprador de cebada en Chile, con el cual luego producen malta para la industria cervecera y, desde hace algunos años, para la exportación a otros países de Latinoamérica. "Hemos trabajado en la formación de un grupo de agricultores especializados, que han incorporado a la cebada dentro de su rotación, donde ha sido clave el programa de incorporación y evaluación de variedades, lo que nos ha permitido diversificar geográficamente la producción y aumentar los rendimientos, pasando de un promedio de 4,5 toneladas por hectárea a niveles superiores a las siete toneladas", asegura Luis Herrera, gerente agrícola de Maltexco.
Otra de las ventajas que describen los agricultores es que la empresa hace algunas temporadas modificó sus contratos y actualmente recibe toda la producción, distinguiendo un precio mayor para la cebada cervecera y uno más bajo para la de menor calidad, con pagos que se efectúan 15 días después de entregar la cosecha y un modelo de compras que se hace exclusivamente con contratos. "Los contratos hoy dan certeza a los agricultores, porque saben que no vamos a cerrar la capacidad industrial y nos van a poder entregar toda la cebada, lo que les permite tener una opción de pago segura para fines del verano, por lo que dentro de su dinámica financiera pasa a ser un complemento en el portafolio de cultivos", explica Álvaro Cruzat, gerente general de Maltexco, y asegura que han logrado abastecerse totalmente con cebada nacional.
También están trabajando en la sostenibilidad del cultivo y este año pasaron a ser la primera empresa chilena del área de los cereales en obtener la certificación Farm Sustainability Assessment (FSA) con el 10% de sus proveedores de cebada, algo que este año pretenden aumentar hasta el 25% de los agricultores.
Pese a las complicaciones que enfrentan ambos rubros, algunos gremios reclaman que hasta ahora no se haya convocado a las comisiones nacionales de trigo y maíz que coordina Odepa, del Ministerio de Agricultura, y desde el organismo aseguran que sesionarán en las fechas que lo hacen regularmente, durante junio y julio.
APOYO A LOS AGRICULTORES Para la temporada 2023-2024, pese a que el Ministerio de Agricultura y el Banco Estado anunciaron que continuará el crédito Siembra por Chile, que en la última campaña financió a 4.693 agricultores, algunos gremios plantean que está pendiente fortalecer otras herramientas, como Cotrisa y Agro Seguros, debido al crítico momento que enfrentan los productores de trigo y maíz. "Hay que preguntarse cómo volver a sembrar trigo cuando la industria aparentemente no quiere comprar el trigo nacional.
Es una pregunta abierta y aparentemente el Estado tampoco, porque ya estamos en junio y todavía no se ha citado a la Comisión Nacional del Trigo ni se han hecho gestiones para comprender qué está pasando en la cadena", asegura Andreas Kobrich, secretario general de la Sofo.
También añade que, debido a los problemas de seguridad que enfrentan algunos productores de La Araucanía durante las cosechas, el programa de Agro Seguros podría incluir seguros para maquinarias, como las que van a prestar servicios a esa zona. "Estamos preocupados por la pérdida de capacidad productiva del país, donde se está sembrando menos y, en medio de la incertidumbre, todas las fichas se ponen sobre los agricultores... El Gobierno está haciendo esfuerzos, pero a esta herramienta se le puede sacar más trote, al igual que a Cotrisa", plantea. Hay bastante desazón.
Los molinos cerraron sus poderes de compra muy temprano en la cosecha y hubo muchos agricultores que nos quedamos con todo el trigo en las bodegas". FELIPE ARTIGAS AGRICULTOR DE LA ARAUCANÍA EL MERCURIO Veo a la remolacha con buenas perspectivas, porque es el mismo precio del año pasado y eso permite tener una rentabilidad de entre diez a 15 toneladas por hectárea". JORGE GUZMÁN PRESIDENTE DE LA FENARE SOFO Incertidumbre golpea a los cereales.