El Baile de los Negros en Lora
El Baile de los Negros en Lora Texto y fotografías: Francisco Gutiérrez Bravo. Cicloturismo Chile Profundo El Baile de los Negros en Lora E n un pasado remoto, la fiesta que expondremos a continuación ocurría tres veces al año en los márgenes del río Mataquito. En nuestra época, la procesión y el "Baile de los Negros" de Lora es un acontecimiento cronológicamente ya anunciado para el tercer domingo de octubre.
Es por ello que sin una planificación adecuada o simplemente por la falta de una difusión efectiva, muchas personas se pierden este singular y representativo acontecimiento cultural que por generaciones ha identificado a la comunidad de Lora y que a su manera podría tener tanta repercusión como la fiesta de La Tirana u otras manifestaciones similares en el amplio espectro del patrimonio cultural inmaterial de Chile.
Sus participantes, ya sean de Lora o bien de diversos puntos en la zona central en nuestro país, piensan en esta celebración todo el año, iniciándose en octubre los principales preparativos para la realización de la misma.
Enmarcada en la celebración de la Virgen del Rosario, el tercer domingo de octubre se realiza la procesión y el Baile de los Negros en Lora, siendo una inusual celebración depositaria de una arraigada tradición cultural con matices religiosos españoles, indígenas y populares, que aúnan a las familias de dicha localidad con personas que por diferentes motivos se reúnen en una singular y enraizada fiesta cuyo profundo sincretismo -más allá del Mataquitodebería formar parte del patrimonio e identidad irrenunciable de las y los maulinos.
Tanto el ritmo de la procesión y sobre todo el contenido del Baile de los Negros en Lora son una prueba de que los viajes en el tiempo son posibles, al ver al Obispo Galo Fernández bailar solemnemente junto a los personajes que caracterizan a esta festividad: los pifaneros, los encuerados y las indias que han pintado su rostro de negro, compartiendo junto a los y las asistentes a esta fiesta en una danza sincopada y rotativa que se realiza durante un segundo momento de la tarde del domingo al interior de la Iglesia de Lora, libre ya de sus escaños y que nos retrotrae a los últimos días de La Colonia en Chile.
A través de los sentidos, tanto las y los espectadores, como quienes en sus distintos personajes al son del tambor y las pifilcas forman parte de este baile espiral, pareciéramos oír voces de otras culturas y otros tiempos mientras los pitos quieren decirnos "de-Li-can-tén a Vi-chu-quén" rememorando en sílabas el periplo feligrés que ha tenido la Virgen del Rosario en dichas localidades hasta su asentamiento definitivo en Lora, "tal como ella lo ha querido" en el fervoroso decir de los creyentes.
Renovando el pasado, los hombres y las mujeres que cultivan esta expresión única del patrimonio cultural inmaterial en Chile nos enseñan en esta fiesta expresiones, prácticas y técnicas transmitidas de generación en generación por las comunidades que, en sus distintas funciones o características, han rendido durante décadas honor a la Virgen del Rosario en la localidad de Lora.
Aún cuando existe una valiosa investigación académica sobre la misma, así como una profusa difusión de la fiesta en artículos periodísticos impresos y digitales, la museografía o la institucionalidad turístico/ patrimonial repiten los tópicos más característicos de esta festividad sin explicarnos los temas centrales en ella, por ejemplo: ¿ Por qué se llama el Baile de los Negros? ¿ Tendrá que ver Lora o el territorio adyacente a ella con el puesto más septentrional del mercado de esclavos en el Chile Colonial? Otorgándole un valor más profundo a esta fiesta, nos adentramos en los detalles menos y más conocidos de la misma gracias a la interacción con la comunidad participante, con el propósito de relevar el patrimonio de nuestra región al lugar que merece. Los pifaneros y la víspera de la fiesta Llegamos el sábado en la tarde a Lora acudiendo a la invitación que uno de los pifaneros más jóvenes de este conjunto nos hizo. Su nombre es Sebastián Muñoz Solís quien de su padre ha heredado un conjunto de conocimientos y técnicas que se transmiten de generación en generación.
El valor social y cultural de esta transmisión de conocimientos es pertinente para los grupos sociales, especialmente cuando éstos son minoritarios al interior de un La memoria de Chile no podrá construirse en el futuro sin la presencia de expresiones inmateriales como ésta El Baile de los Negrosque resultan fundacionales en nuestra historia y la de toda Latinoamérica. Lora, en el vértice oeste de Licantén, es identificada por ello.. El Baile de los Negros en Lora Estado. Así, "tradicional, contemporáneo y viviente a un mismo tiempo, integrador, representativo y basado en la comunidad", el patrimonio inmaterial vinculado a esta celebración tiene una gran significación para quienes participan en esta fiesta en Lora. El pueblo de Lora se ubica en las proximidades del río Mataquito, en el tránsito final hacia su desembocadura. En él las casas se extienden junto a la ruta J-60, siendo el "Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Lora" el hito más destacado en el entramado urbano y rural de dicha localidad.
Pese a la importancia que le concede la comunidad, la conservación de dicho Santuario no se condice con la categoría de Monumento Histórico que detenta desde el 2004, tal como ocurre con la inmensa mayoría de los Monumentos Históricos en el Maule que se encuentran en un deplorable estado de conservación. En la víspera de la fiesta asistimos al ensayo de la presentación que los pifaneros realizarán en "El Baile de los Negros" al día siguiente en un Santuario silencioso, agrietado y semi oscuro.
Se aprecia concentración en el ensayo y una entramada historia que de una u otra forma une a sus miembros y les implica y compromete a realizar una presentación impecable a la Virgen y la comunidad.
Los hombres que cultivan esta expresión única de Patrimonio Cultural Inmaterial continúan enseñándonos expresiones, prácticas y técnicas transmitidas de generación en generación por las comunidades que han rendido honor a la Virgen del Rosario y mientras afinan con licor sus pifilcas señalan estar dispuestos a que una mujer la primerase una a este cónclave masculino.
Al día siguiente los pifarenos en Lora vestirán de manera rigurosa camisa celeste, corbata rosada, pantalones y zapatos negros, sin olvidar la distintiva cinta tricolor que les identifica, tocando el pífano en un ritmo escalonado de raíz indígena, cuya conducción estará a cargo del bombo y el abanderado.
Realizado el ensayo y dialogados los detalles esenciales de la presentación, cada pifanero regresó tranquilo a su casa en la silente y apacible noche de Lora, a sabiendas del calor, ritmo y movimiento que ellos darán a la fiesta en honor a la Virgen del Rosario que se realiza al día siguiente. La Misa de Anuncio La cálida mañana del domingo 15 de octubre del 2023 Lora no parecía ser hija del duro invierno que le precedió.
Los recuerdos trágicos de las dos inundaciones ocurridas recientemente en la comuna de Licantén podían percibirse en la feligresía que temprano y en masa acudía a la Misa en la que se anunciaría el inicio de la procesión, el Baile de los Negros al interior de la Iglesia y la cueca que en las postrimerías de la tarde se realizaría afuera de ella.
Gran parte de los asistentes a la Misa de una u otra forma estaban vinculados con lo que ocurriría tras el almuerzo, cuando a indicación de los sacerdotes que oficiaban la misa, se retiraban de la Iglesia todos los escaños, brindando así el espacio necesario a las y los danzantes.
Nos referimos aquí a la celebración anual de la festividad religiosa de Nuestra Señora del Rosario, cuyas expresiones de fe auténticamente católicas e integradas en la vida de la Iglesia se han mantenido en el tiempo, respetándose las formas, colorido, trazos y/o reminiscencias que se remontan a los primeros tiempos de la evangelización de Chile Colonial y que incluso podrían corresponder a tiempos anteriores a dicha época histórica.
Junto con las características propias de una misa católica en el contexto urbano y rural que identifica a Lora, se informó a los fieles las características y motivos de la procesión, como los cuidados que en ella se brindarían más tarde a la Virgen.
La celebración de la Virgen del Rosario nos pone en contacto con las más profundas esencias del patrimonio inmaterial del territorio, en donde una columna comunitaria encabezada por hombres vestidos con pieles de animales ("los empellejados"), las indias y los pifaneros rinden homenaje a la Virgen del Rosario invitando a la comunidad a unirse en su baile con sonidos, vestuarios y danzas de raíz indígena.
Otorgándole un valor más profundo a esta fiesta, nos adentramos en los detalles menos y más conocidos de la misma gracias a la interacción con la comunidad participante, con el propósito de relevar el patrimonio de nuestra región al lugar que merece La UNESCO define las expresiones patrimoniales intangibles como "inestimables e irremplazables", pues representan un símbolo identitario y un testimonio único para los habitantes de una comunidad, como los pifaneros en Lora. SIGUE EN LA PÁGINA 18. El Baile de los Negros en Lora El mayor símbolo de esta celebración es la Virgen del Rosario, cuyo cuerpo está tallado en madera y su cabello es natural.
Una serie de prodigios mágico-religiosos se cuentan de ella, comunes a otras imágenes de Fe con raigambre colonial presentes a lo largo y ancho de Chile y que guardan relación con la "movilidad" de su imagen: así como en la Iglesia de Parinacota existe una mesa que "camina" por el pueblo portando presagios funestos a los habitantes de un hogar que inexplicablemente la encontraban en la puerta de sus casas, debiendo ser amarrada para detener su terrorífico ímpetu, la Virgen del Rosario no necesita ser amarrada pues según consta la tradición oral, la Virgen está feliz donde se encuentra hoy tras haber permanecido "en contra de su voluntad" en Vichuquén y Licantén.
Los empellejados y las indias Tras el almuerzo junto a la familia de María José Veliz y gracias a nuestras redes de apoyo, nos correspondió presenciar la llegada de adultos, jóvenes y niños que forman parte de los "empellejados" (o "compadritos"), quienes poco a poco comenzaban a vestirse con sus identitarios atuendos y máscaras zoomorfas confeccionadas con trozos de cuero de cordero u oveja.
Ellos actúan como escoltas de la Virgen en la Procesión ante la amenaza de los espíritus malignos, siendo además una dupla de ellos sus protectores al interior de la Iglesia cuando se realiza el Baile de Los Negros. Portan una huasca y una gran espada de madera con diversos diseños, a las que han clavado chapas de bebidas y con ello añadir un efecto sonoro a las mismas. La mayoría de los "empellejados" o "compadritos" viven en Lora y los que no, se programan con mucha anticipación para estar presentes y dar vida a esta festividad. Se trata de un conjunto masculino compuesto por aproximadamente unos 30 integrantes al que abordamos respetuosamente cuando se vestían, observando a los padres brindar asistencia a sus hijos en dicha labor.
Como testigo de lo anterior nos preguntamos ¿ por qué se empellejan? No encontrando una respuesta suficientemente clara, según lo que nuestras fuentes orales nos han manifestado, al parecer lo anterior revelaría el pasado colonial que esta fiesta religiosa atesora y en la cual los esclavos no podían rendir un homenaje a la Virgen desde su condición humana, debiendo hacerlo con su piel cubierta por pieles de animales.
Bajo la premisa de que el patrimonio identificado y priorizado genera diversas externalidades positivas tales como el valor de existencia, valor identitario, valor de legado, valor de cohesión, valor político, valor de prestigio, valor de educación, entre otros, ello fundamenta el relevamiento y protección efectiva de este exquisito patrimonio cultural inmaterial. En su muy distinguible rol de indias, las mujeres llegan vestidas desde sus propios hogares, formando un conjunto aparte, cuyos atuendos comúnmente están asociados a la cultura mapuche.
Su vestuario es de color negro con cintas o hilos bordados con colores a elección o asociados a la Virgen, destacándose el cintillo o trarilonko, collar alusivo a un trapelakucha y su rostro maquillado de negro, sin importar la edad de la india participante. También portan un bastón adornado con cintas de colores.
Al igual que los empellejados o compadritos, las indias tienen la labor de ir cuidando el orden de la procesión, por lo que, en filas paralelas, van conteniendo a los feligreses en la calzada disponible para este ritual. En su conjunto, esta manifestación cultural fue reconocida como "Tesoros Humanos Vivos" por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, en conjunto con la UNESCO, el año 2011.
En el mundo contemporáneo los derechos de las(os) "Tesoros Humanos Vivos" ya no son asuntos internos de cada Estado, sino normas de orden público internacional a implementar progresiva y localmente en nuestro país, pues la memoria e identidad de Chile no podrá construirse en el futuro sin la presencia de expresiones inmateriales como ésta, que son fundacionales en nuestra historia y la de toda Latinoamérica.
Muy diferente en su esencia a otras festividades religiosas en nuestra región, como la Fiesta de San Francisco de Asís en Huerta de Maule, el Baile de Los Negros en Lora hace de su sincretismo un mensaje donde los registros fotográficos, audiovisuales y afectivos se esparcen y habitan en los diversos escenarios, paisajes y épocas históricas del Maule; mensaje de tesituras diversas cuyo domicilio es el río Mataquito que retrata y teje la mímesis de su cuerpo como lugar de memoria.
Pese a la importancia que posee, el patrimonio inmaterial en el Maule está desprovisto de la protección efectiva que la ley o el sentido común deberían garantizarle y muy pocas expresiones cuentan con la adecuada accesibilidad e información fiable sobre dichos "hotspots inmateriales", careciendo además en su mayoría de áreas didácticas y/o interactivas que merecemos nosotros las y los maulinos, como VIENE DE LA PÁGINA 17 Reconocido como Tesoro Humano Vivo por la UNESCO, recomendamos a ustedes el "Baile de Los Negros", singular fiesta de sincretismo religioso y cultural que se realiza cada año en la localidad de Lora, comuna de Licantén, el tercer domingo de octubre.. El Baile de los Negros en Lora también las y los turistas nacionales e internacionales. ¿Qué valor en el Maule concedemos al patrimonio vivo que celebramos el pasado domingo en Lora? El fortalecimiento de las identidades presentes en un territorio, junto con manifestarse en los centros históricos, también se expresa en la vinculación del tejido social que construye y fundamenta los imaginarios locales.
Procesos en continuo movimiento, y que factores externos como la promoción inmobiliaria, catástrofes naturales, cambios de uso de suelo, o decaimiento del sector, aceleraban destruyendo trozos de la memoria, que recién hoy entendemos como vinculación con nuestro desarrollo personal. El patrimonio es la forma en que las comunidades reflejan y actualizan sus particularidades en un escenario de fuerte homogeneización. Es así que hoy por hoy, el patrimonio en tiempos posmodernos, cae en la responsabilidad de todos, no sólo en las organizaciones que en Lora visiblemente luchan por él.
La herencia recibida de los antepasados y que viene a ser el testimonio de su existencia, de su visión de mundo, de sus formas de vida y de su manera de ser, es también el legado que se deja a las generaciones futuras..