LA SEMANA POLÍTICA
LA SEMANA POLÍTICA Mientras el país atraviesa profundas dificultades en los más diversos ámbitos, particularmente en seguridad --día a día somos testigos de una criminalidad organizada que crecientemente va copando espacios, ante la imp o t e n c i a y c o n s i g u i e n t e t e m o r d e l a ciudadanía-y economía --en que persiste un alto desempleo e informalidad laboral y todavía estamos lejos de recuperar la senda de un crecimiento acorde con nuestras posibilidades--, sorprende el grado de autosatisfacción del Gobierno y de muchos dirigentes oficialistas.
Las recientes palabras del Presidente de la República, Gabriel Boric, en cuanto a que "hemos logrado no solo estabilizar el país para cumplir los compromisos que adoptamos con Chile, sino que además hemos empezado a ver los brotes verdes de buenas políticas públicas y responsabilidad en la gestión", refleja una desconexión con los problemas que vive una mayoría del país, y solo puede explicarse como un mero eslogan de campaña estando próximos a nuevas elecciones.
Huelga recordar que lo que más ha contribuido a cierta estabilización del país ha sido la imposibilidad de cumplir con el programa de Gobierno, cuyos lineamientos centrales estaban en la propuesta constitucional de la fallida Convención. También deben considerarse los recurrentes cambios de opinión respecto de las más variadas posturas refundacionales que antes defendían, incluyendo la incorporación de sectores de centroizquierda en las tareas clave de gobierno. Todo ello, sin olvidar la responsabilidad inocultable que tiene la coalición gobernante, sobre todo Apruebo Dignidad, en la desestabilización institucional y económica del país durante el gobierno del Presidente Piñera, cuyas secuelas siguen presentes.
Así, por ejemplo, si bien es valioso el giro presidencial respecto de los perjuicios en el mediano y largo plazo que implica el congelamiento de los precios de la electricidad, hubiera contribuido más a la estabilización del país que su conducta anterior hubiera sido más responsable, sin caer en oportunismos.
Un paso más allá del mandatario fue el diputado Diego Ibáñez, de Convergencia Social (el partido del Presidente que pasará a integrar el nuevo conglomerado del Frente Amplio), en que a esa desconexión agregó el manido recurso a una supuesta superioridad moral y también el empleo de las descalificaciones.
Sostuvo, en un ambiente de triunfalismo, que "nuestras ideas son las más nobles de la humanidad"; "estas ideas son las que nos hacen gobernar mejor que ellos"; "sabemos que nuestras ideas son las `correctas'"; que "crearon un nuevo modelo de desarrollo" y que todo ello le "está mejorando la calidad de vida a la gente". Y respecto de la oposición, llegó a identificarla como los "herederos de los verdugos de Marusia", en que, según dijo, "acribillaron a 500 obreros, sus familias y sus hijos". LA SEMANA POLÍTICA De vuelta a la "superioridad moral" Un paso más allá del mandatario fue el diputado Diego Ibáñez, de Convergencia Social (el partido del Presidente que pasará a integrar el nuevo conglomerado del Frente Amplio), en que a esa desconexión agregó el manido recurso a una supuesta superioridad moral y también el empleo de las descalificaciones.
El haberse visto obligados a recurrir a una destacada figura de "los 30 años", como Javier Etcheberry, para la dirección del SII, quien está en las antípodas de esas ideas que dicen en sus discursos defender, no puede sino estimarse como una nueva derrota ideológica. ¿Cuál es el proyecto? Desde luego, la evidente soberbia que trasuntan esas palabras del diputado Ibáñez y el tono redentor con que se refiere a las actuaciones e ideas de su conglomerado están lejos de constituir elementos que ayuden a "mejor gobernar". Cabría preguntarse, además, a qué ideas se refieren, si a las defendidas en la campaña, al inicio de su gobierno o durante la Convención, o estas palabras se aplican a sus posturas y conductas de hoy, las que han debido cambiar luego de costosos aprendizajes.
El haberse visto obligados a recurrir a una destacada figura de "los 30 años", como Javier Etcheberry, para la dirección del SII, quien está en las antípodas de esas ideas que dicen en sus discursos defender, no puede sino estimarse como una nueva derrota ideológica y una muestra de la ausencia de alternativas dentro de sus filas que tengan semejante capacidad técnica y de gestión.
De otro lado, la controvertida iniciativa del diputado del FA Jorge Brito, pretendiendo una especie de humanización de los peces, exigiendo "garantizar el correcto manejo de los recursos hidrobiológicos sintientes en la pesca industrial" y que "en todo momento se deberá respetar el estado físico y mental del animal", es coherente, al parecer, con el estilo e ideas más genuinos del Frente Amplio y que fue lo que se buscó imponer en la Convención (ver editorial arriba). Solo frente a las múltiples reacciones críticas, integrantes de esa coalición han debido desmarcarse de esta iniciativa, pero queda abierta nuevamente la pregunta sobre cuál es el proyecto político propio que se jactan de defender e impulsar.
En fin, el autoelogio y una pretendida superioridad moral, más aún cuando caen en la exageración o el absurdo, no son el camino para tomar las mejores decisiones, ni menos permiten integrar el valor de otras ideas que pueden llevarlos a salir de miradas muchas veces superficiales u oportunistas.. -