Del estancamiento al crecimiento
Del estancamiento al crecimiento L os últimos diez años se han caracterizado por un estancamiento del país: en lo económico, con un crecimiento paupérrimo, insuficiente para mejorar las condiciones de vida promedio de las personas, y en lo político, con un atrincheramiento ideológico en propuestas excluyentes, que ha impedido dar respuesta a problemas que se arrastran y eternizan (pensiones, salud, educación). El estancamiento comenzó durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, que pretendió resolver las desigualdades y las injusticias --consideradas por ese gobierno como los problemas centrales del país-con fórmulas que ahogaron el crecimiento, generaron frustración y distrajeron la energía del país --ya desgastada durante la pandemia-en dos proyectos constitucionales fracasados.
Para salir de ese pozo es necesario volver a crear las condiciones para un crecimiento robusto --inicialmente eso fue menospreciado por sectores ligados al actual gobierno--, pues solo la riqueza permitirá financiar las soluciones que requieren los problemas de desigualdad.
Como el sector privado es el dínamo motor detrás de la creación de valor, hay que abandonar lo que el economista Ricardo Caballero llama la "mentalidad suma cero", es decir, pensar que el valor creado por unos solo se consigue arrebatándoselo a otros. Ella condujo al hostigamiento a la labor de los agentes económicos y a una caída en la tasa de inversión. Ha habido preocupación por el impacto que un crecimiento desenfrenado pueda tener sobre el cambio climático.
Sin embargo, las enormes oportunidades de crecimiento que se han detectado en el ámbito energético-minero --energías solar, eólica; hidrógeno verde, cobre verde y litio--, con decenas de miles de millones de dólares de inversión en una multitud de proyectos, apuntan precisamente a sustituir los combustibles fósiles y a electrificar el planeta, es decir, a combatir el cambio climático.
Para que la puesta en marcha de esos proyectos, y de otros, no se eternice, es necesario establecer dos etapas en el otorgamiento de los permisos correspondientes, una de condiciones generales y otra de condiciones técnicas específicas, de modo que, si se aprueba la primera, no se pueda volver sobre ello durante la segunda.
Lo anterior debe ser complementado con el fomento acelerado de un ecosistema científico-tecnológico de innovación y emprendimiento, que libere las fuerzas creativas de los agentes, generando nuevas empresas y reimpulsando las antiguas, creando un círculo virtuoso de crecimiento orientado al futuro.
Pero nada de esto ocurrirá si no se corrige el sistema político, que facilite una política de acuerdos, para volver a concordar en que es el crecimiento el que reparte frutos más abundantes, y no que por buscar un reparto anticipado se termine ahogando esa capacidad. Para salir del pozo es necesario volver a generar las condiciones para un crecimiento robusto, pues solo la riqueza permitirá financiar las soluciones..