Argentina: Entre la elección y la hiperinflación
Este fin de semana será la primera vuelta presidencial en Argentina, cuya situación económica es insostenible. La inflación en 12 meses está cerca de 140%. El Producto Interno Bruto probablemente caerá más de 3% en 2023 y se espera que vuelva a caer en 2024. Esta es una estanflación de proporciones. Cierto es que una parte del problema de crecimiento proviene de la fuerte sequía que ha afectado la producción agrícola y --en particular-su producto estrella de exportación, la soja. Pero la mayor parte de la responsabilidad de esta verdadera debacle económica es el deplorable manejo económico del gobierno de nuestros vecinos. Las reservas están en niveles mínimos, negativos en términos netos.
A tal nivel es la escasez de dólares, que el gobierno argentino ha debido recurrir a un acuerdo de crédito en yuanes con China y otro con Qatar para hacer frente a sus obligaciones de corto plazo, vinculadas con la deuda de US$ 44.000 millones que el país contrajo con el FMI en 2018. Difícil dolarizar en estas circunstancias. Pero esto puede ser peor. Argentina está al borde de la hiperinflación. Una hiperinflación es un fenómeno dramático, en que la inflación supera el 50% mensual, esto es del orden de 13.000% en tasa anual. En la historia, las hiperinflaciones son un fenómeno relativamente reciente, que data de comienzos del siglo XX, y han ocurrido en oleadas, generalmente relacionadas con guerras o revoluciones. En nuestra región lo han experimentado seis países, principalmente entre mediados de los 80 y comienzos de los 90. Todas en tiempos de paz. Con el registro hasta septiembre, la inflación argentina estaba en el orden del 13% mensual, lo que aún dista de la hiperinflación. Sin embargo, es probable que la inflación continúe aumentando como consecuencia de la fuerte devaluación del peso. En este escenario, las personas quieren deshacerse de los pesos tan pronto los reciben y cambiarlos por dólares. En términos técnicos, ocurre un colapso de la demanda por dinero. Esto exacerba la depreciación y el ajuste de precios, y puede derivar fácilmente en una hiperinflación.
La situación de Argentina puede caracterizarse como una crisis de primera generación, bien descrita por el clásico y brillante trabajo del Premio Nobel de Economía Paul Krugman (1978). Este modelo describe una economía en que hay un déficit fiscal significativo y el sector público ha perdido acceso a los mercados de capitales privados. Su único prestamista es, entonces, el Banco Central local, que monetiza el déficit fiscal.
Y el déficit es enorme, del orden de 5% del PIB, pero entre 10 y 15% del PIB si se considera su componente cuasi fiscal (que se origina principalmente en el Banco Central). Por eso, no se entiende bien la decisión de las autoridades trasandinas de devaluar la moneda (el tipo de cambio oficial) en algo más de 20% luego del resultado de las PASO en agosto, sin aplicar ninguna corrección creíble al déficit fiscal. Con ello, todo lo que se logra es traspasar la devaluación a precios. De hecho, el tipo de cambio paralelo (Blue) saltó inicialmente en cerca de 30% y más recientemente ha superado los 1.000 pesos. Ello lleva a una verdadera tragedia social, con la caída del valor real de las pensiones y de los salarios. Argentina requiere una serie de reformas difíciles, pero vitales para evitar la hecatombe económica. Primero, hacer un plan creíble y sostenible de reducción del déficit fiscal. Segundo, mejorar las instituciones fiscales (regla fiscal, consejo autónomo asesor, etcétera). Tercero, unificar y flotar el tipo de cambio. Cuarto, abrir la economía al comercio, que es una de las más cerradas del mundo. Y quinto, dar plena autonomía y credibilidad al Banco Central.
En este escenario de recesión y con el riesgo de una hiperinflación parecería poco probable que el candidato oficialista Sergio Massa, quien además oficia de ministro de Economía, pueda pasar a segunda ronda (dicho sea de paso, resulta sorprendente que la institucionalidad argentina permita a un ministro de Economía en funciones ser candidato presidencial). Sin embargo, los sondeos más recientes lo dan segundo.
Los probables contendores en el balotaje serán, entonces, Javier Milei --quien quiere cerrar el Banco Central y dolarizar la economía-y Massa o Patricia Bullrich, quien podría implementar un plan de medidas más ortodoxas como las que han dado resultado en otras partes del mundo, incluyendo nuestro país. Es poco probable que alguno gane en primera vuelta. Quienquiera sea, tiene un desafío enorme. Argentina: Entre la elección y la hiperinflación "... requiere una serie de reformas difíciles, pero vitales para evitar la hecatombe económica. Primero, hacer un plan creíble y sostenible de reducción del déficit fiscal. Segundo, mejorar las instituciones fiscales. Tercero, unificar y flotar el tipo de cambio... ". FELIPE LARRAÍN B. Director Clapes UC, profesor titular Economía UC, exministro de Hacienda Argentina: Entre la elección y la hiperinflación.