Autor: Francisco Medina Krause
¿Alguien quiere pensar en los niños?
OoColumnaace algunos días, la subsecretaria de salud, Andrea Albagli, presentó las directrices del Pro-grama de Acompañamiento a la Identidad de Género(PAIG)y del Programa de Salud Trans(PST) en la Comisión de Familiadel Senado. En líneas generales, estos programas buscan quelosniños cuya identidad de género no coincide con susexo biológico puedan “ejercer sus derechos” y ser acompañados enel proceso de transición.
Pues bien, en la comisión de familia, Albagli sostuvo que los niños no necesitan el consentimiento de sus padres para ingresar al PAIG y quetampoco existe una edad mínima para iniciar este acompañamiento, dando a entender que incluso podría sera partir de los diecio-tealaeventual violación del artículo 9 del Pacto de San José de Costa Rica? Recordemos que la Comisióntieneel mandatoconvencional de promover la observancia yla defensa de los derechos humanos, para lo cual tiene a su disposición una serie deatribuciones específicas frente alosestados. Nadie quisiera quela defensa delos depensar rechos está supeditada razones ideológicas por parte del sistemainteramericano de derechos humanos, pero los hechos hablan porsísolos.
Por último, y más allá delas razonesjurídicas, cabe apelaral sentido común. ¿Quérazonabilidad tiene someter a un niñoa terapias “afirmativas” en contra dela voluntad de sus padres? Porsupuesto que principios como el interés superior tienen“Llama particularmente la atención el silencio de lasinstituciones llamadas a velar por la protección de la infancia y los derechos humanos en general”. cho meses de edad. ¿La razón?Elinterés superior del niño y su autonomía progresiva. Sin embargo, cabe preguntarse si estos valiosos principios pueden justificar tratamientos que ponen enriesgo lasalud de los niños y que provocan efectosirreversibles, a la luz de lo que muestra el reciente informe Cass. En efecto, luego de la publicación de dicho informe, el Minsa ordenólasuspensión de lasterapias hormonales, loque revela un preocupante grado de improvisación enla aplicación de tratamientos que podrían llegar aarruinarla vida de una persona.
Por otra parte, llama particularmente la atención elsilenciodelas instituciones llamadas avelar porla protección delainfancia y los derechos humanos en general. ¿Qué acciones conúcretas está tomando, por ejemplo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fren-gran valorantecasos demaltra10, abusooabandono, ¿peroestamos hablando de lo mismo cuando un padre cree quesuhijo(aquien nadie conoce mejor) está confundido producto dela inmadurez propia de su edad o deotros factores relacionados consusalud mental? Asimismo, elquelasubsecretariasostenga contanta convicción quebebés de18 meses podrían eventualmente ingresar al PAIG, parece mostrar un extravío mayor. Da cuenta de una ceguera ideológica que está dispuesta a experimentar conla integridad demiles de niños con tal de imponer una agenda determinada. Mención honrosa para la Cámara de Diputados y, en especial, para la Comisión de Familia que ha ejercido sus atribuciones para fiscalizar los actos del Ejecutivo. Una luz deesperanzaen tiempos donde parece estar ausente el más común delos sentidos. de Derecho dela sidad Católica del Maule Y dela Universidad de los Andes. Investigador de Pol 1 js, el Observatorio Constitucional de la Universidad de los Andes..