Autor: EDUARDO MORAGA VÁSQUEZ
Fuerte arranque de parras viníferas
Fuerte arranque de parras viníferas Las cifras oficiales son contundentes. Según el Catastro Vitivinícola del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), en 2019 Chile tenía 136.289 hectáreas de viñedos, mientras que en 2023 cerró con 124.436. En el último lustro la superficie viñatera se ha reducido a un ritmo promedio de 2.370 hectáreas por año. Todavía no se ve un horizonte en que la caída se detenga. El menor consumo mundial de vino, bajas producciones de algunos viñedos, mayores costos de producción y la mejor rentabilidad de rubros frutícolas son algunas de las razones que impulsan este fenómeno. LA QUINTA CRISIS“Los que somos de familia viñatera sabemos que en el último siglo se han producido cinco grandes crisis. La más grande fue la de 1985, en que Chile pasó de tener 125 mil hectáreas a solo 45 mil hectáreas. Por eso uno trata de cuidar ciertas parras que dan muy buena calidad, a la espera de que el mercado cambie. Pienso que si las generaciones anteriores pudieron defenderlas yo también debería hacerlo. Sin embargo, en el país se está produciendo un arranque importante de viñedos”, sostiene Luis Mayol, agricultor de la Región de OHiggins. Mayol, quien fue ministro de Agricultura en la primera administración de Sebastián Piñera, considera que las estadísticas oficiales pueden no estar reflejando a cabalidad la real contracción. Explica que en su caso decidió cortar de manera muy severa parte de sus viñedos con el fin de que no produzcan uvas en un par de años. Es una forma de ahorrar costos, a la espera de que los mercados tomen una dirección más favorable para los agricultores.
Luis Mayol advierte que “hay mucha gente que no tiene financiamiento, que están sin recursos para podar y menos hacer aplicaciones”. Hay que recordar que hoy los viñateros están obligados por el SAG a hacer controles contra la lobesia, lo que se suma a las labores tradicionales.
Alfonso Undurraga, presidente de Vinos de Chile, explica que en 2017 se llegó al peak de superficie y desde ahí hay una tendencia clara aLa caída en superficie va de la mano de las alternativas que tienen los agricultores en las zonas en que están”. ALFONSO UNDURRAGAPRESIDENTE DE VINOSDE CHILEMe parece que hay pánico de algunas bodegas de quedarse sin materia prima para el próximo año, especialmente en blancas y en tintoreras”. MARCO ADAMGERENTE PARA CHILE DE CIATTI“El año pasado se veía mucho movimiento. Sin emrribles y no vieron honífera estude la uva vilos precios bargo, este año ya me han llamado tres corredores. Hay interés por cerrar contratos para la próxima vendimia”, dice Andrés Larroulet, viñatero de Chimbarongo, Región de OHiggins. Como no pasaba desde hace años, las empresas elaboradoras de vino comenzaron en pleno invierno a asegurar el abastecimiento de uvas para la siguiente cosecha, especialmente en variedades blancas. Hasta hace poco eran más las veces en que los agricultores tenían que salir a buscar compradores y terminaban cerrando tratos poco ventajosos justo antes de la vendimia. Sin embargo, los llamados no han cambiado la decisión de la familia Larroulet. Hasta hace un par de años tenían 30 hectáreas de viñedos. Hoy solo conservan la mitad y el próximo año tienen programado arrancar otras 8 hectáreas. La superficie que se va liberando se dedica a cultivos frutales, especialmente los cerezos. La decisión de los Larroulet está muy lejos de ser aislada. “Nos vamos a quedar con lo que es más productivo dentro de nuestros viñedos”, reconoce Víctor Orueta de Val, cuya familia lleva un siglo en el negocio del vino en la Región de OHiggins. De las 280 hectáreas de viñedos que los Orueta poseen en dos campos uno cerca de Codegua y el otro en Rancagua tienen planificado sacar cerca de 70. El corredor de vinos y uva Luis Eduardo Solar advierte que hay un importante arranque de parras en Chile. “Se nota bastante la salida de viñedos. Los agricultores que ya están en otros rubros frutícolas ven que hay alternativas y están sacando parras. Se están quedando los que logran muy buenos rendimientos, también los que tienen uvas blancas, los que han trabajado toda la vida en uva vinífera o los que también elaboran vino”, sostiene Solar. la baja. “Todavía estamos con más hectáreas de las que necesitamos. Por lo tanto, se debería seguir produciendo un arranque. Espero que el límite sea sobre las 100 mil hectáreas, no bajo ellas. Como viñatero me duele el corazón ver los arranques de parras”, afirma Undurraga. La cifra de 100 mil hectáreas de viñedos para Chile en el corto plazo se ha vuelto un análisis común por estos días. En todo caso, Manuela Astaburuaga, presidenta de la Asociación de Ingenieros Agrónomos Enólogos, es renuente a establecer una superficie óptima. “Se habla mucho de 100.000 hectáreas, pero vemos difícil estimar esa cifra; algunos la mencionan creyendo que es el número que nos sacará de esta crisis que estamos viviendo. Cuando uno recorre zonas vitivinícolas es cierto que se ven muchas hectáreas arrancadas o abandonadas, pero también nos encontramos con plantaciones nuevas”, sostiene la dirigenta.
Astaburuaga asegura que la baja de superficie no necesariamente implica una caída en la producción en la misma proporción, ya que se están arrancando viñedos de baja productividad por hectárea y reemplazados por viñedos con material clonal, portainjertos adaptados a diversas condiciones productivas, mejor preparación de suelo y generalmente diseñados para productividades más altas. La presidenta de los enólogos afirma que hay que sumar el impacto de las nuevas tecnologías en riego y de manejo que mejoran la eficiencia productiva.
Mayol, en todo caso, advierte que si el punto de equilibrio entre la oferta y la demanda se marca en torno a los mil millones litros por vendimia otra cifra que se discute abiertamente pueden ser necesarias menos hectáreas. La mayor productividad de los nuevos viñedos puede apuntar a un horizonte más cercano a las 80.000 hectáreas. DIVERSIDAD REGIONALLa baja en la superficie encubre realidades muy distintas dependiendo de las regiones. En zonas como Colchagua es mucho más aguda, cord de producción lograda en la vendimia 2021, en que se llegó a 1.344 millones de litros. En esas condiciones, las transacciones en torno a los 100 pesos por kilo de uva se hicieron habituales en los últimos años. Los últimos cuatro años han marcado un constante declive en la producción de vino, que llegó a solo 931 millones de litros en la vendimia de 2024. Dentro de ese panorama, los productores con una mayor proporción de uvas blancas se vieron menos afectados. La demanda mundial por vinos blancos es más firme que la de tintos, lo que ha ayudado a sostener los precios. El péndulo en la comercialización de uva comenzó a moverse a partir de junio. Poco a poco se fueron sumando bodegas a la búsqueda de uvas para la vendimia 2025. Hoy se habla en el mercado de precios sobre los $200 el kilo. Sin duda, ayudó que las exportaciones chilenas retoman el pulso. Entre enero y julio de 2024 se vendieron en el exterior US$ 438,5 millones, un alza de 15% con respecto a igual período de 2023. “Hay demanda por toda nuestra uva, sin duda nos ayuda ser considerados como productores de alta calidad”, afirma María Ignacia Eyzaguirre, productora de uva y parte de la familia propietaria de la viña Encierra. Eyzaguirre explica que su familia posee 110 hectáreas de viñedos, casi la mitad de lo que tenían hace una década. En forma pausada pero constante han arrancado las partes menos rentables o de menor calidad para convertirlas a la producción de fruta fresca. Los corredores de uva y vino explican que existe un mayor interés por uvas blancas. Por los productores aprovechan para atar su venta a la compra de sus variedades tintas. “Se activó el mercado de uva para la vendimia 2025, pero no está 100% asociado con lo que pasa en el mercado internacional. Me parece que hay pánico de algunas bodegas de quedarse sin materia prima para el próximo año, especialmente en blancas y en tintoreras”, afirma Marco Adam, gerente para Chile de Ciatti.
Los agricultores que ya están en otros rubros frutícolas ven que hay alternativas y están sacando viñedos”. LUIS EDUARDO SOLARCORREDOR DE UVA Y VINOCuando uno recorre zonas vitivinícolas, es cierto que se ven muchas hectáreas arrancadas o abandonadas, pero también nos encontramos con plantaciones nuevas”. MANUELA ASTABURUAGAPRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓNDE INGENIEROS AGRÓNOMOS ENÓLOGOSmientras que más al sur, por ejemplo en Itata, la superficie no tiene variaciones significativas. Según los datos del Catastro Vitivinícola del SAG, en 2023 la Región de OHiggins llegó a las 39.164 hectáreas de viñedos, con una baja de 13,2% respecto de 2019. En tanto, la Región del Maule tiene 50.977 hectáreas, una caída de solo 5,3% en ese período. En tanto, la Región del Ñuble registró 10.545 hectáreas en 2023, un alza de 3,7% respecto de 2019. “Claramente, la caída en superficie va de la mano de las alternativas que tienen los agricultores en las zonas en que están. En zonas como Colchagua el dinamismo de la industria de la fruta es importante. Más al sur hay menos posibilidades de desarrollar otros rubros”, sostiene Alfonso Undurraga. Las cerezas aparecen con un fuerte crecimiento en regiones como las de OHiggins y Maule, especialmente en la primera. De hecho, en los últimos meses se han concretado ventas de viñedos pertenecientes a dos importantes empresas viñateras en el valle de Colchagua. Sus compradores están asociados a la industria de la fruta fresca, especialmente a las cerezas. El costo de la tierra de uso agrícola en Colchagua se acerca a los 30millones de pesos la hectárea. En un buen año, un viñedo puede dejar cerca de 2 millones de pesos, mientras que uno de cerezos puede ser siete veces ese monto. Sin embargo, en los últimos años los resultados han sido negativos para buena parte de los viñateros. “Algunas empresas viñateras prefieren buscar viñedos en zonas como Cauquenes, en que el costo de la tierra es menor”, afirma Gonzalo Macaya, corredor de vinos y uva.
A las cerezas hay que agregar el renacimiento de los kiwis como negocio en Chile; el auge de la exportación de ciruelas dAgen frescas a China y la fuerte expansión de la superficie de avellanos gracias a la demanda de Ferrero, especialmente del Maule al sur. DEMANDA AL ALZAUn aspecto en que se comienza a notar la menor oferta de uva es en el despertar de la demanda de las bodegas en los últimos meses. Esa situación contrasta con la de años recientes en la que los elaboradores de vino se hicieron esperar para cerrar contratos. La menor demanda mundial también contribuyó, pues frenó las exportaciones chilenas y el apetito de los elaboradores de vino por comprar uva. A eso se sumó el ré-. La superficie de uva vinífera cerró 2023 con 124 mil hectáreas, una caída de 8,5% en el último lustro. La baja rentabilidad viñatera y el auge de la producción de fruta fresca explicarían el descenso. Las bodegas activaron su demanda por uva para la próxima vendimia y se espera un aumento de precios. MARCO ADAM La superficie de uva vinífera cerró 2023 con 124 mil hectáreas, una caída de 8,5% en el último lustro. La baja rentabilidad viñatera y el auge de la producción de fruta fresca explicarían el descenso. Las bodegas activaron su demanda por uva para la próxima vendimia y se espera un aumento de precios. MARCO ADAM Fuerte arranque de parras viníferas Las cifras oficiales son contundentes. Según el Catastro Vitivinícola del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), en 2019 Chile tenía 136.289 hectáreas de viñedos, mientras que en 2023 cerró con 124.436. En el último lustro la superficie viñatera se ha reducido a un ritmo promedio de 2.370 hectáreas por año. Todavía no se ve un horizonte en que la caída se detenga. El menor consumo mundial de vino, bajas producciones de algunos viñedos, mayores costos de producción y la mejor rentabilidad de rubros frutícolas son algunas de las razones que impulsan este fenómeno. LA QUINTA CRISIS“Los que somos de familia viñatera sabemos que en el último siglo se han producido cinco grandes crisis. La más grande fue la de 1985, en que Chile pasó de tener 125 mil hectáreas a solo 45 mil hectáreas. Por eso uno trata de cuidar ciertas parras que dan muy buena calidad, a la espera de que el mercado cambie. Pienso que si las generaciones anteriores pudieron defenderlas yo también debería hacerlo. Sin embargo, en el país se está produciendo un arranque importante de viñedos”, sostiene Luis Mayol, agricultor de la Región de OHiggins. Mayol, quien fue ministro de Agricultura en la primera administración de Sebastián Piñera, considera que las estadísticas oficiales pueden no estar reflejando a cabalidad la real contracción. Explica que en su caso decidió cortar de manera muy severa parte de sus viñedos con el fin de que no produzcan uvas en un par de años. Es una forma de ahorrar costos, a la espera de que los mercados tomen una dirección más favorable para los agricultores.
Luis Mayol advierte que “hay mucha gente que no tiene financiamiento, que están sin recursos para podar y menos hacer aplicaciones”. Hay que recordar que hoy los viñateros están obligados por el SAG a hacer controles contra la lobesia, lo que se suma a las labores tradicionales.
Alfonso Undurraga, presidente de Vinos de Chile, explica que en 2017 se llegó al peak de superficie y desde ahí hay una tendencia clara aLa caída en superficie va de la mano de las alternativas que tienen los agricultores en las zonas en que están”. ALFONSO UNDURRAGAPRESIDENTE DE VINOSDE CHILEMe parece que hay pánico de algunas bodegas de quedarse sin materia prima para el próximo año, especialmente en blancas y en tintoreras”. MARCO ADAMGERENTE PARA CHILE DE CIATTI“El año pasado se veía mucho movimiento. Sin emrribles y no vieron honífera estude la uva vilos precios bargo, este año ya me han llamado tres corredores. Hay interés por cerrar contratos para la próxima vendimia”, dice Andrés Larroulet, viñatero de Chimbarongo, Región de OHiggins. Como no pasaba desde hace años, las empresas elaboradoras de vino comenzaron en pleno invierno a asegurar el abastecimiento de uvas para la siguiente cosecha, especialmente en variedades blancas. Hasta hace poco eran más las veces en que los agricultores tenían que salir a buscar compradores y terminaban cerrando tratos poco ventajosos justo antes de la vendimia. Sin embargo, los llamados no han cambiado la decisión de la familia Larroulet. Hasta hace un par de años tenían 30 hectáreas de viñedos. Hoy solo conservan la mitad y el próximo año tienen programado arrancar otras 8 hectáreas. La superficie que se va liberando se dedica a cultivos frutales, especialmente los cerezos. La decisión de los Larroulet está muy lejos de ser aislada. “Nos vamos a quedar con lo que es más productivo dentro de nuestros viñedos”, reconoce Víctor Orueta de Val, cuya familia lleva un siglo en el negocio del vino en la Región de OHiggins. De las 280 hectáreas de viñedos que los Orueta poseen en dos campos uno cerca de Codegua y el otro en Rancagua tienen planificado sacar cerca de 70. El corredor de vinos y uva Luis Eduardo Solar advierte que hay un importante arranque de parras en Chile. “Se nota bastante la salida de viñedos. Los agricultores que ya están en otros rubros frutícolas ven que hay alternativas y están sacando parras. Se están quedando los que logran muy buenos rendimientos, también los que tienen uvas blancas, los que han trabajado toda la vida en uva vinífera o los que también elaboran vino”, sostiene Solar. la baja. “Todavía estamos con más hectáreas de las que necesitamos. Por lo tanto, se debería seguir produciendo un arranque. Espero que el límite sea sobre las 100 mil hectáreas, no bajo ellas. Como viñatero me duele el corazón ver los arranques de parras”, afirma Undurraga. La cifra de 100 mil hectáreas de viñedos para Chile en el corto plazo se ha vuelto un análisis común por estos días. En todo caso, Manuela Astaburuaga, presidenta de la Asociación de Ingenieros Agrónomos Enólogos, es renuente a establecer una superficie óptima. “Se habla mucho de 100.000 hectáreas, pero vemos difícil estimar esa cifra; algunos la mencionan creyendo que es el número que nos sacará de esta crisis que estamos viviendo. Cuando uno recorre zonas vitivinícolas es cierto que se ven muchas hectáreas arrancadas o abandonadas, pero también nos encontramos con plantaciones nuevas”, sostiene la dirigenta.
Astaburuaga asegura que la baja de superficie no necesariamente implica una caída en la producción en la misma proporción, ya que se están arrancando viñedos de baja productividad por hectárea y reemplazados por viñedos con material clonal, portainjertos adaptados a diversas condiciones productivas, mejor preparación de suelo y generalmente diseñados para productividades más altas. La presidenta de los enólogos afirma que hay que sumar el impacto de las nuevas tecnologías en riego y de manejo que mejoran la eficiencia productiva.
Mayol, en todo caso, advierte que si el punto de equilibrio entre la oferta y la demanda se marca en torno a los mil millones litros por vendimia otra cifra que se discute abiertamente pueden ser necesarias menos hectáreas. La mayor productividad de los nuevos viñedos puede apuntar a un horizonte más cercano a las 80.000 hectáreas. DIVERSIDAD REGIONALLa baja en la superficie encubre realidades muy distintas dependiendo de las regiones. En zonas como Colchagua es mucho más aguda, cord de producción lograda en la vendimia 2021, en que se llegó a 1.344 millones de litros. En esas condiciones, las transacciones en torno a los 100 pesos por kilo de uva se hicieron habituales en los últimos años. Los últimos cuatro años han marcado un constante declive en la producción de vino, que llegó a solo 931 millones de litros en la vendimia de 2024. Dentro de ese panorama, los productores con una mayor proporción de uvas blancas se vieron menos afectados. La demanda mundial por vinos blancos es más firme que la de tintos, lo que ha ayudado a sostener los precios. El péndulo en la comercialización de uva comenzó a moverse a partir de junio. Poco a poco se fueron sumando bodegas a la búsqueda de uvas para la vendimia 2025. Hoy se habla en el mercado de precios sobre los $200 el kilo. Sin duda, ayudó que las exportaciones chilenas retoman el pulso. Entre enero y julio de 2024 se vendieron en el exterior US$ 438,5 millones, un alza de 15% con respecto a igual período de 2023. “Hay demanda por toda nuestra uva, sin duda nos ayuda ser considerados como productores de alta calidad”, afirma María Ignacia Eyzaguirre, productora de uva y parte de la familia propietaria de la viña Encierra. Eyzaguirre explica que su familia posee 110 hectáreas de viñedos, casi la mitad de lo que tenían hace una década. En forma pausada pero constante han arrancado las partes menos rentables o de menor calidad para convertirlas a la producción de fruta fresca. Los corredores de uva y vino explican que existe un mayor interés por uvas blancas. Por los productores aprovechan para atar su venta a la compra de sus variedades tintas. “Se activó el mercado de uva para la vendimia 2025, pero no está 100% asociado con lo que pasa en el mercado internacional. Me parece que hay pánico de algunas bodegas de quedarse sin materia prima para el próximo año, especialmente en blancas y en tintoreras”, afirma Marco Adam, gerente para Chile de Ciatti.
Los agricultores que ya están en otros rubros frutícolas ven que hay alternativas y están sacando viñedos”. LUIS EDUARDO SOLARCORREDOR DE UVA Y VINOCuando uno recorre zonas vitivinícolas, es cierto que se ven muchas hectáreas arrancadas o abandonadas, pero también nos encontramos con plantaciones nuevas”. MANUELA ASTABURUAGAPRESIDENTA DE LA ASOCIACIÓNDE INGENIEROS AGRÓNOMOS ENÓLOGOSmientras que más al sur, por ejemplo en Itata, la superficie no tiene variaciones significativas. Según los datos del Catastro Vitivinícola del SAG, en 2023 la Región de OHiggins llegó a las 39.164 hectáreas de viñedos, con una baja de 13,2% respecto de 2019. En tanto, la Región del Maule tiene 50.977 hectáreas, una caída de solo 5,3% en ese período. En tanto, la Región del Ñuble registró 10.545 hectáreas en 2023, un alza de 3,7% respecto de 2019. “Claramente, la caída en superficie va de la mano de las alternativas que tienen los agricultores en las zonas en que están. En zonas como Colchagua el dinamismo de la industria de la fruta es importante. Más al sur hay menos posibilidades de desarrollar otros rubros”, sostiene Alfonso Undurraga. Las cerezas aparecen con un fuerte crecimiento en regiones como las de OHiggins y Maule, especialmente en la primera. De hecho, en los últimos meses se han concretado ventas de viñedos pertenecientes a dos importantes empresas viñateras en el valle de Colchagua. Sus compradores están asociados a la industria de la fruta fresca, especialmente a las cerezas. El costo de la tierra de uso agrícola en Colchagua se acerca a los 30millones de pesos la hectárea. En un buen año, un viñedo puede dejar cerca de 2 millones de pesos, mientras que uno de cerezos puede ser siete veces ese monto. Sin embargo, en los últimos años los resultados han sido negativos para buena parte de los viñateros. “Algunas empresas viñateras prefieren buscar viñedos en zonas como Cauquenes, en que el costo de la tierra es menor”, afirma Gonzalo Macaya, corredor de vinos y uva.
A las cerezas hay que agregar el renacimiento de los kiwis como negocio en Chile; el auge de la exportación de ciruelas dAgen frescas a China y la fuerte expansión de la superficie de avellanos gracias a la demanda de Ferrero, especialmente del Maule al sur. DEMANDA AL ALZAUn aspecto en que se comienza a notar la menor oferta de uva es en el despertar de la demanda de las bodegas en los últimos meses. Esa situación contrasta con la de años recientes en la que los elaboradores de vino se hicieron esperar para cerrar contratos. La menor demanda mundial también contribuyó, pues frenó las exportaciones chilenas y el apetito de los elaboradores de vino por comprar uva. A eso se sumó el ré-.